Hagamos un poco de memoria histórica.
En las elecciones de 2000, el candidato demócrata a la presidencia, el vice-presidente Al Gore, obtuvo en todo Estados Unidos un total de 51,003,923 votos según las cifras oficiales.
George W. Bush, su contrincante republicano (es decir, CONSERVADOR), tuvo en todo Estados Unidos un total de 50,460,110 votos.
Es decir, Gore tuvo más de medio millon de votos MÁS que Bush.
No obstante, Bush fue electo presidente. ¿Y la democracia?
Las reglas del juego electoral en Estados Unidos especifican que el voto popular NO determina al presidente. Lo determina el voto del colegio electoral. Cada estado tiene un número determinado de representantes en el colegio electoral. El voto popular lo que elige son a los representantes del colegio electoral para cada estado. Y esos representantes son los que eligen al presidente.
¿Qué pasó en 2006? Pues que Bush tuvo votos a favor en una cantidad de estados que le sumaban más representantes de colegio electoral a su favor. O por lo menos esa es la historia oficial.
La realidad es que en el estado de Florida no hubo CERTEZA en el resultado de la elección, lo cual apunta hacia un FRAUDE ELECTORAL que le dio el triunfo en el estado a Bush, lo cual le garantizaba el número de representantes del colegio electoral que lo elegirían como presidente de Estados Unidos A PESAR de que la mayoría de la gente que fue a depositar su voto en las urnas NO VOTÓ POR ÉL.
Lo peor es que este fraude hubiera quedado al descubierto si se hubiera permitido el recuento de todos los votos en Florida (se hicieron dos recuentos independientes, pero ninguno resultó concluso por que misteriosamente desaperecierion 2,200 votos). Pero la suprema corte de justicia de Estados Unidos ordenó detener el recuento de los votos. Y es que la mayoría de los jueces de la suprema corte, pues son republicanos.
Y ya fin. Los medios en Estados Unidos aceptaron este pisoteo de la voluntad popular y se callaron la boca.
¿Por qué?
Pues por que esas son LAS REGLAS DEL JUEGO. Y si no aceptan las reglas del juego, luego en una de esas también les cambian las reglas del juego de los negocios de las corporaciones. Recordemos, desde luego, que los medios en Estados Unidos NO son independientes, y que son propiedad de corporaciones multinaciones como NewsCorp, General Electric y Disney. ¿Se van a arriesgar los medios americanos a cuestionar las reglas del juego que les permiten hincharse de billetes a costillas del voto popular? Ni locos.
Todo esto viene al caso por que el New York Times decidió publicar un editorial en el que le tira mierda a los partidos políticos en México (y con especial saña al Peje) por la reforma electoral. Según el NYT, el correr a Ugalde es meterse con LAS REGLAS DEL JUEGO. Y para Estados Unidos lo importante no es la democracia, sino LAS REGLAS DEL JUEGO.
Vean el editorial:
En un editorial, el rotativo estadunidense afirma que la reforma encubre un golpe contra el IFE
Los partidos en México “juegan con fuego”: NYT
Librarse del consejo, “burla a la autonomía del instituto frente a caprichos políticos”.
Es natural, y bienvenido, que una democracia reforme sus reglas y procedimientos para garantizar la legitimidad y justicia de sus elecciones. Pero los partidos de México están jugando con fuego, utilizando la cubierta de la reforma para intentar sacar al consejo del autónomo Instituto Federal Electoral, incluyendo a su presidente, Luis Carlos Ugalde.
Como árbitro de las elecciones de México, el instituto electoral le ha conferido legitimidad a un proceso muy maltratado por décadas de amplios fraudes electorales y el gobierno de facto de un solo partido.
Probó su valor total el año pasado, cuando tuvo la credibilidad para guiar al país a través de unas elecciones presidenciales muy encarnizadas, en la que Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional, ganó por un margen de medio punto porcentual. El perdedor, Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática, afirmó que había habido fraude y se manifestó junto a sus partidarios en las calles.
El instituto electoral cometió errores en el camino. No tuvo la suficiente fuerza como para detener las propagandas ilegales de campaña realizadas por grupos empresariales. Sin embargo, un tribunal electoral determinó que esas irregularidades no alteraban los resultados de las elecciones.
Los dos partidos perdedores —el de López Obrador y, a un grado menor, el alguna vez todopoderoso Partido Revolucionario Institucional— quieren ahora que Ugalde y su equipo se vayan. No es sorprendente, tal vez, pero tampoco es la manera en la que se supone que debe jugarse el juego democrático.
Según se informa, el presidente Calderón y su partido aceptan porque quieren superar los problemas de las elecciones del año pasado, y el mandatario necesita el apoyo del PRI para sus planes de reforma fiscal.
Librarse de los miembros del consejo del IFE antes del final de su periodo, en 2010, sería burlarse de la autonomía que protegía al instituto —y al sistema electoral— de los caprichos de la política de México. También le abriría la puerta al perdedor de las próximas elecciones para hacer la misma jugada.
A México le vendría bien una discusión sana sobre qué fue lo que salió mal en las elecciones del año pasado y sobre cómo asegurarse que esos errores no se repitan.
Pero despedir a los consejeros del IFE sólo debilitaría a una institución que ha probado ser indispensable para la joven y frágil democracia de México.
El NYT, como pueden ver, admite que el IFE no hizo su trabajo. Y menciona como ejemplo lo más light de las cochinadas que hizo (hacerse pendejo con la guerra sucia). Pero no dice, por ejemplo, que el IFE ordenó que no hubiera recuentos inclusive cuando había errores aritméticos evidentes. Y esto TAMBIÉN se lo reclamó el Tribunal Electoal al IFE.
Para el NYT lo importante no es el voto popular o el desempeño CORRUPTO, NEGLIGENTE y FACCIOSO de Luis Carlos Ugalde y los consejeros del IFE. Lo importante es seguir las reglas del juego y acatar sin chistar lo que diga la corte A PESAR de que el NYT SABE que lo que dijo la corte es una MAMADA. NADIE en NINGUNA empresa de Estados Unidos se tragaría el cuento de que los spots de televisión no tinenen una influencia en el televidente. Si eso fuera cierto, NADIE pagaría por publicidad para tratar de vender productos. ¿O está diciendo el NYT que los anuncios que aparecen en sus páginas son un gasto inútil para los que compran publicidad por que no van a hacer que la gente haga lo que el anuncio les dice?
Este editorial del NYT lo que está dejando claro es que el ejemplo que puso México con esta reforma electoral es un PELIGRO para el negocio de la publicidad política en Estados Unidos. La realidad es que a el NYT le vale MADRE que corran a Ugalde. Lo que le faroleó los calzones es que alguien se atreva a cuestionar LAS REGLAS DEL JUEGO que han permitido que los medios se hinchen de billetes cada que hay campañas electorales y que permitan que se puedan instalar presidentes ESPURIOS en el poder.
Por que el día que alguien en Estados Unidos cuestione las reglas del juego, y las cambie, lo que ocurrió en 2000 en Estados Unidos, y que tuvo como resultado la invasión colonialista y genocida de Irak, nunca más volverá a ocurrir.
Lo que al NYT le molesta no es que corran a Ugalde, sino el EJEMPLO que acaba de darle México a Estados Unidos.
Una razón más para apoyar al peje en el 2007.
1 comentario:
Nomás que en una "democracia" como la nuestra no hay nada que sea light. Todo es importante. La campaña sucia es igual de importante que el fraude electoral. La campaña sucia fue lo que dividió al país. No estoy exagerando; si no fuera importante (o si fuera medianamente importante), los partidos no le dedicarían a sus comerciales en televisión y radio la mayor parte de su presupuesto. Buena parte del chilladero de esta semana con la reforma electoral fue porque las televisoras estarían perdiendo el show de que unos candidatos le arrojen mierda a otros. Es más: tan importante fue la campaña sucia que acuérdate que el PRI la copió para sus elecciones internas, y el panista Manuel Espino fue a dar cursos a Sudamérica de "cómo tirarle cagada al rival", porque los partidos de derecha del continente quedaron muy sorprendidos por el éxito de este tipo de publicidad. Vas a ver que, pese a la reforma, va a estar muy cabrón detener las campañas "de contraste", como prefiere llamarle Antonio Solá.
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