Desnudar la verdad
Era el tercer día de guelaguetza. Era una auténtica fiesta popular que celebraba el encuentro de los pueblos. La gente se había puesto de nuevo sus vestidos y los paseaba orgullosamente por las calles. Disfrutaban los fuegos artificiales, las danzas, los paseos. Disfrutaban, sobre todo, el encuentro autónomo de los indóciles, de los insumisos, de los que siguen afirmando su dignidad.
Fue quizás insensato dirigirse al Fortín. No bastaba designar las comisiones que negociarían el acceso pacífico y pregonar la intención: es imposible controlar a los provocadores infiltrados y la rabia de los agraviados de siempre. Pero el contexto lo explica. Llegó tanta gente que era imposible para la mayoría entrar a la Plaza de la Danza, que se había elegido como escenario alternativo para evitar confrontaciones. Y la fuerza de un lunes de cerro era también incontenible.
-Aquí está mi ombligo enterrado -grita la anciana a los policías, cuando la capta la cámara de uno de los videos de maldeojo-. Este es mi cerro. Yo no vengo aquí a golpear y maltratar a nadie.Leer más...
Más sobre el EPR
Los grupos guerrilleros existen, y el EPR es uno de éstos. En general, con algunas excepciones, han surgido por la falta de voluntad de los gobiernos para atender las muchas y crecientes demandas de trabajadores mexicanos, tanto de la ciudad como del campo. Cuando las instituciones no funcionan a favor de la mayoría de la población o cuando son usadas para reprimir a los movimientos sociales, como es el caso presente del nefasto gobierno de Ulises Ruiz en Oaxaca, los sectores inconformes de la sociedad intentan otros métodos de lucha, obviamente al margen y en contra de las instituciones.
Los gobernantes, bisoños que son (además de derechistas), no entendieron ni han entendido una ley elemental de la física: que toda acción provoca una reacción. Si encarcelan o desaparecen a sus opositores, armados de rifles o de piedras, le echan gasolina a la hoguera y no resuelven nada con su política. Están equivocando de todas todas su estrategia. Lo que deberían hacer, ya que le robaron la elección a López Obrador, es también robarle su divisa de campaña: "Primero los pobres", y actuar en consecuencia. "El presidente del empleo y de las manos limpias" ya debería entender que existe un México mayoritariamente depauperado, con muy pocas esperanzas de mejorar su situación y que está molesto con su presente. Y un pueblo molesto puede enojarse fácilmente y pasar a acciones de rebeldía y enfrentamiento para las cuales no habrá medidas democráticas que valgan ni instituciones que sirvan. La mano dura, aunque sea con baños de legalidad, lo único que provocará será mayor rencor social y, por lo mismo, mayor rebeldía. Ulises Ruiz, cerrado como es y obviamente de muy pocas luces, es un magnífico ejemplo de lo que no se debe hacer. ¿Calderón quiere emularlo?Leer más...
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