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domingo, marzo 04, 2007

FRACASO.

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domingo, 04 de marzo de 2007

Reportaje

Los operativos policiacos y militares emprendidos contra el narcotráfico en varios estados del país resultaron un fiasco. Uno de los motivos: La falta de coordinación entre las dependencias encargadas de las acciones, atribuida a la incapacidad del titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García Luna. De hecho, en el Gabinete de Seguridad han circulado versiones en el sentido de que el funcionario presentaría su "renuncia" al cargo

Con una historia marcada por escándalos de corrupción e ineficiencia, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, enfrenta el momento más crítico de su carrera policiaca: a tres meses de que asumió el cargo, los operativos realizados por el Ejército y la Policía Federal Preventiva (PFP) en contra del narcotráfico y la violencia fracasaron.

Sin una estrategia definida y presionado por la falta de resultados, García Luna ha tenido enfrentamientos en el Gabinete de Seguridad, cuyos integrantes --Ejército, PFP y Procuraduría General de la República (PGR)-- no se pueden poner de acuerdo para enfrentar al crimen organizado, que sigue cobrando vidas en todo el país.

Cuando asumió la Presidencia de la República, Felipe Calderón se propuso frenar la violencia provocada por el narcotráfico, y para ello se impuso la tarea de desarticular a los cinco cárteles de la droga que actúan en México: Juárez, Golfo, Sinaloa, Tijuana, Milenio, así como a dos organizaciones delictivas: una perteneciente a la familia Amezcua Contreras y otra a Pedro Díaz Parada. La base de operaciones de ésta se encuentra en el Istmo de Tehuantepec.

Para lograr su objetivo, Calderón trató de coordinar los esfuerzos entre el Ejército Mexicano --eje del combate al narcotráfico--, la PGR y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Sin embargo, los desatinos del michoacano comenzaron desde que formó su Gabinete de Seguridad.

Decidió que por su probada experiencia al frente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Jorge Tello Peón se haría cargo de la Secretaría de Seguridad Pública, a pesar de que durante el gobierno de Vicente Fox, Tello ocupó la subsecretaría de Seguridad Publica y fue muy cuestionado por la fuga de Joaquín "El Chapo" Guzmán, del penal de Puente Grande, Jalisco.

Como director de la PFP nombraría a García Luna, pues sus limitaciones no le permitían encabezar una secretaría de Estado, según se dijo en el círculo cercano a Calderón.

Sin embargo, los planes de Calderón no pudieron realizarse: el empresario Lorenzo Zambrano, dueño de la empresa Cemex, para quien Tello trabaja, no quiso prescindir de sus servicios.

El hecho es que, en vísperas de tomar posesión, a Calderón no le quedó otra alternativa que nombrar a García Luna titular de la Secretaría de Seguridad Pública. En cuanto asumió el cargo, el ex director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) se transformó de manera radical, según cuentan funcionarios y ex funcionarios de la PFP que lo conocen.

Pronto empezaron las confrontaciones de García Luna con el titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, y con Ardelio Vargas, comisionado de la PFP y director de la AFI. Sin embargo, su mayor conflicto es con el Ejército, pues tiene una marcada inclinación a controlarlo todo y pretende dirigir la lucha antidrogas de acuerdo con sus ideas y sus estrategias, las que han resultado, según lo demuestran los hechos, un fracaso.

Por esa y otras razones, en el seno del Ejército hay molestia, pues según datos confirmados, en las altas esferas militares no fue bien vista la decisión de sumar a 10 mil militares a las filas de la PFP, a fin de habilitarlos en tareas policiacas y así reforzar las operaciones contra el narcotráfico.

De acuerdo con las mismas fuentes consultadas, García Luna forzó el traspaso de los militares, pues les ofreció duplicarles el sueldo y mejoras en sus prestaciones. Esta decisión ocasionó un sobregiro que no estaba programado en la nómina de la SSP, lo cual causó molestia en Los Pinos.

Y más aún: en tan sólo tres meses de trabajo, el equipo que fue puesto a disposición de los nuevos policías --patrullas, armas y helicópteros-- ha sufrido daños por su mal manejo, toda vez que los militares no estaban capacitados ni entrenados para desempeñar, de buenas a primeras, las tareas policiacas que les encomendaron.

Impugnado

Diestro en las tareas de espionaje --fue técnico en el Cisen--, García Luna se encuentra marcado por los escándalos. El estigma de la corrupción lo persigue desde que, al inicio del gobierno de Vicente Fox, fue involucrado en presuntos malos manejos financieros por la compra, aparentemente injustificada, de 11 aeronaves para la PFP, adquisición que sobregiró el presupuesto de la dependencia.

Debido a esta irregularidad, García Luna fue sometido a investigación por parte de la PGR y la Secretaría de la Función Pública --Averiguaciones Previas DGMPE/C/lll-1/087/2001 y DGMPE/C/lll/-V/0136/2002--. A pesar de ello fue nombrado director de la AFI, proyecto policiaco que impulsó al grado de comprometerse a convertir esa corporación en una policía científica.

Sin embargo, el proyecto fracasó: la AFI, brazo operativo de la PGR, terminó penetrada por el narcotráfico, según se ha documentado públicamente, y los altos mandos de esa policía, entre ellos el propio Genaro García, fueron señalados como "protectores del narcotráfico".

Por ejemplo, en diciembre de 2005, luego del escándalo desatado por el secuestro y ejecución de cuatro miembros de "Los Zetas" en Acapulco, presuntamente realizados por agentes de la AFI, personas que dijeron ser miembros del Cártel del Golfo enviaron varios escritos al entonces procurador general de la República, Daniel Cabeza de Vaca.

Uno de ellos, del 14 de mayo de ese mismo año --en plena guerra entre los cárteles por el control de Guerrero--, fue remitido por los sicarios del Golfo: " "(...) De antemano sabemos que el director de la Agencia Federal de Investigación, Genaro Luna (sic) está coludido con la organización de Arturo Beltrán Leyva, quien ha recibido grandes cantidades de dinero por medio de un director de nombre Domingo González, mismo que se encuentra prófugo de la justicia en el vecino país de Belice".

Lo anterior provocó que García Luna fuera visto todavía con mayor desconfianza por los altos mandos de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA). En mayo de 2005, Anthony Plácido, entonces jefe de Operaciones de Inteligencia de este organismo, declaró: "(...) La información de inteligencia proveniente de la DEA siempre llega al escritorio del procurador general de la República, pero no al de los subprocuradores ni al de Genaro García Luna, el director de la Agencia Federal de Investigación".

Por esas fechas --mayo de 2005 y enero de 2006--, García Luna promovía su imagen pública mediante la difusión de acciones policiacas contra las bandas de secuestradores, en una clara utilización de la AFI como instrumento de autopromoción. En ese tiempo, el funcionario pretendía ocupar la titularidad de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), para lo cual contaba con el apoyo de Marta Sahagún.

Artimañas

Con el fin de lograr sus objetivos, García Luna rompió la discreción a la que estaba obligado como funcionario público. Respaldado por Televisa, el funcionario federal solía "filtrarle" algunos cortometrajes de sus travesías como director de la AFI: acciones de persecuciones contra secuestradores y otros delincuentes. El plagio del ex director técnico del Cruz Azul Rubén Omar Romano fue utilizado por García Luna para autopromoverse.

Uno de los escándalos protagonizado por el titular de la AFI fue su confrontación con José Luis Santiago Vasconcelos, ex titular de la SIEDO, quien a comienzos de 2006 integró una averiguación previa contra agentes de la AFI implicados en una ola de "levantones" y detenciones arbitrarias de miembros de "Los Zetas" en Acapulco, Guerrero.

De acuerdo con esa investigación --Averiguación Previa PGR/SIEDO/UEIDCS/106/2005- agentes de la AFI adscritos a esa plaza fueron reclutados por el Cártel del Golfo, en particular por la célula de los hermanos Beltrán Leyva, y terminaron bajo las órdenes del gatillero Edgar Valdez Villarreal, "La Barbie".

Antes de abandonar las filas de la AFI y pese a ser uno de los jefes policiacos más cuestionados, García Luna no frenó su campaña de autopromoción a través de Televisa. Por el contrario, poco antes de que terminara el sexenio de Vicente Fox publicó el libro "Contra el crimen: ¿Por qué 1,661 corporaciones de policía no bastan?", con el sello de Editorial Diana, en el que hace un diagnóstico de la descomposición policiaca en el país y explica, con sus razonamientos, las causas del fracaso del Estado en su lucha contra el narcotráfico.

Es curioso que en las partes medulares de su texto, García Luna se refiera a las fallas que como secretario de Seguridad Pública enfrenta y que lo tienen prácticamente maniatado. En el capítulo Contra el crimen expone:

"Hoy en día más del 93% de la Policía en México es municipal y estatal. En los modelos más eficientes de seguridad en el mundo la policía más importante es la de proximidad social, misma que cuenta con formación, sistemas, logística y métodos de vanguardia. En cambio, en nuestro país, las policías municipales registran en general mayor rezago conceptual y estructural; es decir, las corporaciones que están en contacto directo con la sociedad son, paradójicamente, las más abandonadas".

Parte de este estudio fue utilizado por García Luna para impulsar su proyecto más ambicioso: unificar en un solo mando a todas las policías del país para formar el Cuerpo Federal de Policía, proyecto que está estancado, aparentemente por inviable, en la Cámara de Diputados.

Sin que hasta ahora exista consenso en la Cámara de Diputados para modificar la Constitución --paso insoslayable para fusionar a las policías-- Genaro García dio a conocer, en los primeros días de diciembre de 2006, las partes sustanciales del proyecto policiaco al anunciar la fusión de la AFI y la PFP, corporaciones que ya operan bajo el mando de Ardelio Vargas Fosado, ex director del Cisen y ex jefe del Estado Mayor de la PFP.

Como responsable de ambas corporaciones, Ardelio tiene dos jefes: Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna. Con éste último es con quien más roces ha tenido, pues no logran ponerse de acuerdo sobre la mejor forma de apoyar las acciones contra el narcotráfico, las cuales están a cargo del Ejército Mexicano. Los choques se presentan, en mayor medida, por la falta de intercambio de información, fallas de coordinación y por el cruzamiento de órdenes y contraórdenes entre las corporaciones policiacas.

Según versiones, García Luna también ha tenido fuertes diferencias, desde el inicio del sexenio, con el procurador Eduardo Medina Mora, lo cual ha dado al traste con los operativos para frenar la violencia.

Ampliamente conocido como abogado corporativo, Medina Mora ha dicho que los operativos no tienen como objeto atacar a los cárteles de la droga, sino recuperar los espacios públicos para la sociedad. Pero la realidad es distinta: los cárteles de Sinaloa y del Golfo siguen ajustando sus cuentas en cualquier parte del país; la ola de violencia se incrementa, particularmente contra altos mandos de las policías de los estados, a pesar de que la mitad de los elementos del Ejército Mexicano --cerca de 70 mil efectivos-- están fuera de sus cuarteles patrullando toda la República, con el respaldo de la PFP y de la AFI.

Ante el fracaso de la política en contra del crimen impulsada por Calderón, la semana pasada se encendieron los focos rojos en la Secretaría de Seguridad Pública Federal. Las confrontaciones de García Luna dentro del Gabinete de Seguridad provocaron una crisis de tal magnitud que la semana pasada circuló el rumor de que podría renunciar o ser destituido del cargo por Calderón.

La noche del jueves 1, varios reporteros preguntaban en la sala de prensa de la PGR si se sabía algo de la renuncia de Genaro García Luna. Tanto en esta dependencia como en la Secretaría de Seguridad Pública, los voceros dijeron no saber nada al respecto y que todo marchaba bien.

Sin embargo, en medio de los rumores circuló la versión de que García Luna estaría emplazado para dejar el cargo y hasta se mencionó que Gerardo Octavio Solís Gómez, ex procurador y ex gobernador interino de Jalisco, podría ser el relevo en puerta.

A Solís Gómez se le identifica con el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, quien durante varios años ha sido su protector y guía.

(Ricardo Ravelo/APRO)

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