LA EMBESTIDA.

Opinión
México
La embestida retrógrada
Por: Julio Pomar (especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación: 11/02/2007

Actúan programados por el “mercado libre”, o sea, por el imperio. Los panistas y sus aliados (algunos ex priístas y otros que aún no se pasan del PRI al PAN) están engolfados en la idea de privatizar a como dé lugar la industria energética nacional, especialmente la petrolera. Ya no nascullan otra cosa en materia de energía sino en privatizar. Como si la privatización fuera la medicina para sacar a las industrias de sus problemas o sus marasmos. Los neoliberales ya privatizaron el acero y los bancos y ahora van sobre la CFE y Pemex. Aunque dicen que no privatizarán, es obvio que sí lo harán, pues si no fuera ese el propósito, de seguro ya hubieran salido con soluciones distintas pero siempre dentro del actual estado de cosas resultante de la expropiación petrolera de 1938.

Que no se hagan los occisos, es lo menos que se les puede pedir, ni los tartufos. El PAN, según reza noticia del sábado pasado divulgada el domingo 4 de este mismo mes de febrero, está preparando la “apertura” de Pemex al capital privado, tanto nacional como extranjero, y el jefe de su bancada en el Senado, el frustrado aspirante a candidato presidencial azul, Santiago Creel pontifica que es prioritaria la reforma energética. De la misma manera, los senadores azules recibieron, según esa misma información, orden de dialogar con sus iguales del PRI, sabedores que en el tricolor hace ya tiempo que le voltearon la espalda a la gesta nacionalista mexicana, se salinizaron o zedillizaron y ahora compiten con los panistas a ver quién es más entreguista.

Se van a ir por el camino de las llamadas “alianzas estratégicas”, que sólo son la forma de entregar a las trasnacionales del ramo el manejo de las industrias petrolera y eléctrica. Les vale sombrilla el nacionalismo y quieren, como lo dijo “Grillo Loco”, el ex senador Juan José Rodríguez Pratts, quitar ese estorbo que es la Constitución General de la República en el ramo energético. Y hacia allá van, como campeones de una causa de rufianes a los que no les importa la soberanía nacional en ramo tan vital como el energético.

Pero en el empeño no sólo pretenden llevarse entre las piernas a Pemex y a la CFE, sino hasta a la misma Luz y Fuerza del Centro, que Adolfo López Mateos (1958-1964) nacionalizó en su mandato constitucional, al grito salinista de que si antes lo progresista era nacionalizar y estatizar, ahora lo es hacer lo contrario, esto es, enajenar al extranjero o cuando menos privatizar todo aquello que estuvo en manos del Estado porque la iniciativa privada estuvo siempre baldada de falta de iniciativa y de valor para afrontar riesgos.

Lo grave es que ya en lo social los de la derecha anunciaron por dónde irán, o sea, por el camino de las alzas a los precios de los productos de consumo popular, como el maíz (la tortilla, pues, que es el centro de la cocina y la alimentación de los mexicanos) y la leche Liconsa, con los impactos inflacionarios que de manera inevitable acarrean estas alzas de precios, y que ya se están viendo y sufriendo. O por el camino de suponer que “el pueblo no come diesel” y por lo tanto había que aumentar su precio, sin pensar zafiamente un mínimo instante que el parque vehicular nacional, tanto de carga como de pasajeros, así como el ferroviario (o lo que queda de este) se mueve en un 95 por ciento con combustible diesel. ¿A quién quieren engañar? Evidentemente, no a los periodistas enterados, avisados, sino quién sabe a quienes. Pero ahí van, en mesnada retrógrada, dispuestos a traicionar a la patria. Habrá que hacer algo para detenerlos.