La unica salida
domingo, 20 de agosto de 2006 .
La "renovación tajante" de México es una transformación pacífica de las instituciones a través de las vías constitucionales que están establecidas, dijo Manuel Camacho Solís.
* La "purificación de la vida pública" y la "renovación tajante" del país no son llamados a la insurrección por parte de López Obrador, sino una propuesta del liberalismo y una necesidad derivada de la falta de reformas esenciales durante el mandato de Vicente Fox
* Tras precisar lo anterior, Manuel Camacho Solís subraya que hasta Felipe Calderón reconoce que el sistema electoral "muestra signos de agotamiento", y advierte que la única salida digna -y la "más barata"- del conflicto poselectoral será contar, uno por uno, todos los votos.
Ante los anuncios que, el lunes 7 de agosto, hizo López Obrador en el sentido de que, más allá del recuento de los votos, el movimiento que encabeza se prolongará para "purificar la vida pública" y lograr "una renovación tajante" del país, Manuel Camacho Solís sale al paso de las interpretaciones en curso y advierte que no se trata de proclamas revolucionarias.
La expresión de "purificar la vida pública", explica el coordinador de las Redes Ciudadanas en la Circunscripción 2 (norte del país), no es de ahora, sino que fue empleada reiteradamente por el tabasqueño en sus mítines de campaña y, además, no tiene connotaciones religiosas, sino que proviene "de la mejor tradición de la política mexicana, del liberalismo".
En cuanto a la "renovación tajante" de México, manifiesta el exregente y exsecretario de Relaciones Exteriores, "no estamos llamando a una revolución, sino a una transformación pacífica de las instituciones a través de las vías constitucionales que están establecidas, pero acompañadas de un movimiento social que haga que las fuerzas políticas no puedan por sí mismas bloquear el proceso de transformación".
La entrevista se realiza a unos pasos del megaplantón que la coalición Por el Bien de Todos mantiene en el Zócalo de la Ciudad de México, donde pernocta López Obrador en un campamento desde el cual, rodeado por su equipo de seguridad y otros dirigentes políticos, reclama abrir todos los paquetes de la elección presidencial para contar voto por voto.
Dos días después de que el exjefe de Gobierno capitalino, frente al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), se pronunció por ampliar los objetivos de su movimiento de resistencia civil, Camacho Solís precisa que la frase "purificación de la vida pública" fue utilizada por Daniel Cosío Villegas en su ensayo La crisis de México, donde destacaba que era necesario rescatar y dignificar a las instituciones ante los graves problemas surgidos tras el proceso revolucionario, como la corrupción.
En el régimen político actual, apunta, "las instituciones han sido colonizadas por intereses especiales -una mezcla de intereses públicos y privados-, en un proceso que se ha acelerado con Vicente Fox, pues las instituciones públicas se han supeditado a los grupos que financiaron su campaña, así como a los grupos que han venido realmente sosteniendo al gobierno, los cuales se han convertido en una especie de Real Consejo de Administración".
En este contexto ubica Camacho la incapacidad de Vicente Fox para concretar la reforma del régimen político, "agotado desde hace tiempo". El presidente emanado del PAN, indica el exregente, "tuvo la oportunidad de haber conducido una reforma del Estado, pero la supeditó precisamente a un pacto de intereses".Por ejemplo, "para él era más importante sacar la reforma eléctrica, por los compromisos que había hecho en la campaña y los negocios asociados a la misma, que modificar el sistema de justicia o impulsar la reforma del Estado y establecer nuevos equilibrios, necesarios para facilitar la adecuación de las instituciones a nuevas correlaciones de fuerzas que había en el país".
Inclusive, la reforma electoral que ahora el propio Calderón asume como indispensable fue hecha a un lado por el gobierno foxista, aunque, "evidentemente, se requería para controlar el dinero que entraba a la política, así como para revisar el asunto de los medios y la transparencia. Sin embargo, esto no se hizo porque se le dio mayor importancia a los acuerdos a trasmano con las televisoras, a los pactos para asegurar que el candidato del PAN ganara la Presidencia de la República, en detrimento de la institucionalidad del país".
Sobre la reforma electoral, recuerda Camacho, "había consenso en la Cámara de Diputados, y en el propio Senado existía una posición favorable. Pero los jefes del PRI y del PAN y los intereses que representan decidieron bloquearla para mantener el control hegemónico sobre el aparato del Estado". Desde entonces, afirma, las consecuencias "ya eran previsibles y hoy están a la vista de todos".
El tema fue puesto sobre la mesa justamente por Felipe Calderón, quien durante una reunión con legisladores electos de su partido dijo que se requería "una profunda revisión del régimen democrático" ya que, diagnosticó, el sistema electoral "muestra signos de agotamiento".Con tales aseveraciones del candidato panista, observa Camacho Solís, "hasta cierto punto Calderón está deslegitimando el sistema electoral que dice lo llevará a la Presidencia de la República".
La ingobernabilidad.
Ya inmerso en el tema, Camacho plantea que el país reclama cambios profundos, como "una reforma del régimen y los partidos para facilitar la formación de mayorías; establecer nuevos equilibrios entre los poderes públicos para que haya un gobierno efectivo, y replantear el tema del federalismo porque mucho del poder político ha terminado siendo una reproducción del régimen autoritario en los estados, donde los gobernadores son los jefes y no hay democracia".
Las transformaciones deben alcanzar también el ámbito económico, porque "hoy estamos ante el peor de los mundos: hay una economía de mercado con muchísimos obstáculos para el desarrollo, y un Estado que no defiende el interés público. El hecho es que esto no ayuda al crecimiento de la economía, y menos a lograr objetivos sociales".
Relaciona Camacho dichas situaciones con la ingobernabilidad que se advierte en el gobierno de Vicente Fox. "Para que haya ingobernabilidad -expone- no tiene que haber violencia; se da en el momento en que un gobierno ya no es capaz de resolver los principales conflictos ni de anticiparlos".Y como ejemplos menciona el problema magisterial de Oaxaca y el conflicto minero, para no hablar del poselectoral.Los conflictos de maestros y de mineros, opina, "ya no son broma, pues existe un debilitamiento de la institución frente a ellos". Y, peor aún, si no se garantiza un reconocimiento y aceptación de los ciudadanos hacia la autoridad política, ese gobierno no tendrá eficacia "ni podrá resolver siquiera el conflicto de las minas, ya no digamos el conflicto de la legitimidad de su propia administración".A eso se debe, agrega, que López Obrador haya también señalado que la transformación de las instituciones "se va a dar de una manera o de otra". Es en este contexto que dichas palabras cobran sentido, puntualiza Camacho."
Si el TEPJF es capaz de resolver el conflicto electoral, será el símbolo de la República, y eso facilitará las transformaciones que se requieren. Pero si, por el contrario, mantiene una visión muy restrictiva de ley, lo único que estará haciendo es cumplir con una decisión previa, y entonces la inconformidad continuará y habrá presiones sociales enormes en los próximos años, las cuales, en algún momento, obligarán a reformar las instituciones porque, de otro modo, no habrá gobernabilidad. Y eso no se va a dar por vías violentas", insiste.
En un escenario donde "las instituciones han sido utilizadas para defender intereses especiales, para encubrir acciones sucias y actos de corrupción, con el fin de favorecer a unos grupos en contra de los otros", apunta, hablar de "purificación" puede sonar a insurrección, cuando en realidad sólo se está exigiendo "que se cumpla con la ley y que no caigamos en esa visión autoritaria y legalista donde la ley es el instrumento del poder para controlar y someter a sus adversarios. Lo que está de cabeza hay que ponerlo de pie", sentencia.
Recuento total, "lo más barato".
Por el momento, sostiene Camacho, el objetivo primordial del movimiento liderado por López Obrador es volver a contar todos los votos, aunque la coalición Por el Bien de Todos haya enviado representantes -que asistieron bajo protesta- a la reapertura de casi 12 mil casillas."Frente a las decisiones que pueda adoptar en su momento el tribunal electoral, tendremos que hacer una recapitulación para decidir cuál va a ser la estrategia y cuál va a ser la táctica. Pero lo que sí puedo asegurar es que, si no se limpia esta elección, no habrá un gobierno legítimo en México. Y eso es mucho, no cualquier cosa".
"¿Arrancaría entonces el movimiento del que habla López Obrador para transformar las instituciones?", se le pregunta."Qué se haría en ese caso es algo que aún no se decide. Sería en su momento. Por lo pronto, Andrés Manuel está completamente concentrado en que se haga el recuento total de los votos. Esto es lo que marca el momento político, más allá de cualquier anticipación o de cualquier cálculo sobre lo que vendrá. En consecuencia, sería un tanto prematuro plantear nuevos escenarios antes de agotar este proceso.
"¿Cuál sería el mecanismo para la transformación pacífica de las instituciones?", se le interrogó."Tanto del Congreso como del presidente de la República pueden surgir iniciativas de reforma constitucional, pero también debe considerarse el peso de la opinión pública y la movilización social. Por ahora, nosotros no nos vamos a salir un milímetro de nuestra demanda de recuento de todos los votos, y con ella vamos a ir hasta el final. No es esta la ocasión de definir qué haremos si se cierran todas las puertas".
"¿Busca López Obrador trascender como líder político y de masas en caso de no obtener su objetivo electoral?""Yo creo -responde- que Andrés Manuel es un hombre con convicciones muy fuertes, pero también realista y responsable. Sí tensa mucho, pero si se le ofrece una salida política digna la va a tomar. Lo que no se puede pedir es su humillación y la humillación del movimiento, que es lo que se está buscando"."Lo que los panistas proponen hasta este momento -continúa- es que haya un gobierno de coalición en donde metan a dos o tres perredistas a modo, para de esa manera decir que están gobernando para todos. Esa es una humillación al movimiento, pues la mitad del país, el 50% de los ciudadanos, dijo que hubo fraude. Aquí tiene que haber algo que reencauce todo esto, sin engaños ni traiciones; una postura que se vuelva pública y que sea reconocida como una acción de grandeza y generosidad políticas por todos, no como una traición".
"¿Cuál sería esa solución digna?", se le pregunta."La salida digna es que se cuenten los votos. Es, además, lo más barato. Digamos que, para los intereses conservadores, eso sería preferible a seis años de desgaste".
"¿Un sexenio en el que López Obrador encabezaría un movimiento contra Felipe Calderón?", se le cuestionó."Si no lo encabeza él, van a ser otros. No se qué vaya a hacer él, esto es por etapas. Cuál va a ser su posición, no lo sé. Pero lo que sí sé es que si dejas a la mitad del pueblo ofendida, no va a cooperar con el nuevo gobierno".
"¿Sería preferible la nulidad de la elección a la imposición?""Todo puede pasar -dice. Lo mejor sería transparentar la elección. Suponiendo que se diera la nulidad, se mantendría la demanda de saber qué pasó con la elección. Y en algún momento se va a saber; a lo mejor con la solicitud de Proceso, que puede prosperar o no, pero de todas maneras la gente va a querer conocer la verdad"."Estamos -considera- ante un problema de fondo de la política. Por una parte, se trata de la legalidad y, por la otra, de la legitimidad. Calderón dice defender la legalidad a pesar de que hubo múltiples violaciones a la ley durante el proceso electoral. No obstante, ellos pueden tener el control de la interpretación de la legalidad, como lo tuvo en su momento Victoriano Huerta, cuando el golpe de Estado que encabezó fue hecho con todas los cuidados que en ese momento reclamaban las leyes mexicanas. Pero también se sabía que era absolutamente ilegítimo".
Frente a la ilegalidad y la ilegitimidad de sus adversarios, subraya Camacho Solís, "Andrés Manuel está representando los sentimientos de una parte importante de la población, que ahora se halla excluida porque sentía que esta era precisamente su oportunidad de participar, de mejorar, de beneficiarse, y a la que se le están cerrando las puertas con los actos en curso. Mientras no haya una armonía, una unidad entre legalidad y legitimidad, no habrá un gobierno con fuerza en México."Y, como lo afirman los teóricos de la ciencia política, la legitimidad es definitiva. Lo ideal es cuidar tanto la forma como el fondo, las dos cosas, pues si no se tiene el fondo, el gobierno resultante será muy débil".
Como sea, mientras el TEPJF resuelve las impugnaciones por la elección presidencial, "todos estamos perdiendo", señala Camacho, y en seguida se refiere al plantón."Sí hay gente que está enojada por la presencia del movimiento en Reforma, pero también hay gente que está enojada con Fox porque no es capaz de resolver esto, así como otra buena parte que se halla decepcionada de Calderón porque ve que no tiene la claridad ni la fuerza para resolver una crisis de esta magnitud".Por eso, concluye, "si no nos damos cuenta de que la solución pasa por todos los actores políticos y por una revisión general del rumbo que le damos al país en este momento, podemos llegar a una situación de tragedia anticipada por nosotros mismos".(Gloria Leticia Díaz/APRO)
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domingo, agosto 20, 2006
LA VIA CONSTITUCIONAL.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 2:04 p.m.
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