Primero esta notita de la Jornada:
Pide Mouriño calma a panistas para formar gabinete
Claudia Herrera
19/08/2006 17:33
Ante las presiones que comienzan a darse para la integración del gabinete presidencial, el coordinador del equipo de transición del panista Felipe Calderón, Juan Camilo Mouriño, señaló que por ahora "no hay nada para nadie".
Luego de que el gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, hizo abierta campaña con ese fin, Juan Camilo Mouriño pidió calma a los panistas.
Ahora este editorial del Reforma:
Felipe Díaz Garza.
Los aprovechados de siempre.
Felipe Calderón Hinojosa no podrá presumir de ser el presidente de todos los mexicanos mientras no se gane el puesto con su desempeño. Sólo una cuarta parte de los electores registrados votó por él. Sus votantes representan apenas un poco menos del 15 por ciento de todos los mexicanos.Lo mismo hubiera aplicado a Andrés Manuel López Obrador si la diferencia que presuntamente está a favor del panista hubiera estado a favor del perredista.
El caso es que, si Felipe Calderón logra su confirmación, lo que todo indica que sucederá, será legalmente Presidente cuando asuma el cargo, aunque no sea representativo del universo total de nuestra población. Será un Presidente débil, como lo hubiera sido López Obrador, que tendrá que hacer y ganar negocios difíciles con un Congreso plural y pactar alianzas y coaliciones por todos lados.
Pero justamente es en las negociaciones políticas y en las alianzas y coaliciones donde Calderón podría reducir aún más su representatividad al compartir poder, a cambio de bastones de apoyo, con grupos o sectores menos representativos que él.
Si finalmente es Presidente, Felipe debe ser juicioso en la elección de sus aliados y en el alcance de sus alianzas y no debe ceder al chantaje anticipado ni al cobro del apoyo de quienes se adjudican la autoría de un triunfo que el todavía candidato panista a la Presidencia no puede aún dar por logrado.
El jueves en Guadalajara, en un encuentro del michoacano con líderes sociales, convocado por el Consejo Agropecuario de Jalisco, representantes de sindicatos de empresarios de esa entidad le pidieron incluir a jaliscienses en su gabinete, apoyando su demanda en el papel que jugó el estado en su elección.
El presidente del Consejo, Francisco Conejo Cejudo, le presentó la cuenta a su supuesto invitado para que la firmara: "Cerca de 3 millones de ciudadanos acudimos a las urnas, en las que la voluntad popular se vio reflejada en más de 1 millón 400 mil votos a favor del licenciado Felipe Calderón, lo que, por cierto, nos convierte en el estado con mayor diferencia de votos en tu favor", decía el voucher que solícitamente le acercó Conejo a Calderón.
Otros líderes empresariales, el de la Canaco y el de los porcicultores, junto con el gobernador electo Emilio González Márquez, abiertamente le pidieron al abanderado panista que se acordara de ellos, los jaliscienses, al formar su gabinete. Con poca reflexión Calderón les contestó: "Tengan la seguridad de que Jalisco va a estar, desde luego, bien presente".
Quién sabe qué habrá querido decir, aunque es fácil adivinar en su respuesta un compromiso, comprometedor para Calderón y prometedor para los desafanados peticionarios.
Más tarde ese mismo día el panista encabezó en El Zapote, donde Francisco Ramírez lo destapó como precandidato presidencial hace más de dos años, un mitin masivo con 5 mil panistas, a quienes aseguró que combatirá la desigualdad social como arma para enfrentar a los seguidores de López Obrador, quienes "lo que no saben es que los vamos a rebasar por la izquierda, vamos a hacer justicia, y justicia en serio, en nuestro país".
Calderón Hinojosa debe entender que, si su triunfo es finalmente acreditado, será presidente de México, no gobernador de Jalisco ni mucho menos presidente de los industriales del puerco y de la agricultura o de los comerciantes de Tlaquepaque, por muchos votos a su favor que ellos le hayan puesto en las urnas.
Tampoco será una de sus obligaciones presidenciales combatir la desigualdad para enfrentar así a los seguidores de López Obrador, ni rebasar a éste por la izquierda, como ofreció hacerlo en el arranque dicharachero que tuvo en El Zapote, muy al estilo de los que acostumbra el "alcalde" Fox (de San Francisco del Rincón).
Si verdaderamente va a ser Presidente, Felipe Calderón debe serlo también, quizás con más cuidado y resultados, de quienes no votaron por él, una abrumadora mayoría de dos sufragios en contra suya contra cada uno a su favor. Y todos los que no votaron por él deberán ser convidados a gobernar junto con él y con los muchos panistas jaliscienses que votaron a su favor, muchos, sí, pero muchos menos que los 25 millones de mexicanos que votaron contra el panista y de los 60 millones que no votaron por nadie pero que también son mexicanos y a quienes Felipe debe representar y servir por igual, si quiere pasar de Presidente virtual a Presidente literal.
Calderón debe combatir la desigualdad social y "hacer justicia, y justicia en serio, en nuestro país" porque hay mucha desigualdad social y mucha injusticia, no para enfrentar a los seguidores de López Obrador, a los que, en todo caso, igual que a todos los mexicanos, entre ellos el todavía candidato presidencial perredista, Calderón debe incluir en un abrazo coalicionario de todas las corrientes, de todos los partidos, de todos los sectores y de todas las clases sociales, como arma para enfrentar la injusticia y la desigualdad.
De eso se trata, de alianzas y coaliciones inteligentes y atrevidas, no de sacar del juego a los seguidores de Andrés Manuel, quienes, quizás con un enfoque radical pero no hipócrita ni desajustado, quieren, como Calderón, enfrentar la injusticia y la desigualdad para erradicarlas, a diferencia de los aprovechados cobradores de favores que, al estilo de los viejos priistas que desterramos de la política mexicana, quieren huesos que roer en el gabinete del presidente de su cofradía, no de su país.
Conejos, cochinos, sapotes y quien sabe cuanta fauna mas se está adhiriendo al Fecal, tanto que hasta a los articulistas de derecha de plano ya los decepcionó. Y ahora sale el ordeñador de ductos clandestinos de Pemex, ese tal muriño, a tratar de poner orden en el muladar. En otras palabras, les dice sin decirles: "No se me aceleren, que aquí primero de esta chiche mamo yo"
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