INSTITUCIONES CADUCAS.

ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ

DESINSTITUCIONALIZACIÓN.

LA PALABRA QUE hoy acapita esta colaboración es chocante. Pero es una realidad. Hace tiempo, desde el salinato, que en nuestro país las instituciones se han desgastado, han quedado inservibles, cual si de lo que se tratara fuese de sustituirlas por otras que llegan desde el extranjero.

Los bancos, por ejemplo, emblemas de la iniciativa privada, dejaron de ser instituciones nacionales para ser sustituidos por otros con matrices en Nueva York, Londres, Hong Kong o Bilbao. Las instituciones sociales, de las cuales la Iglesia es distintiva, paulatinamente han sido rebasadas por religiones que siguen líneas de Utah, Pennsylvania o Massachussets y ya no de Roma. Ni qué decir de las instituciones políticas, cuyas sedes parecen estar ahora en la esquina que ocupa el BID o la manzana en la que se ubica la Casa Blanca, las dos en Washington.

Se asustan hoy quienes escuchan a Andrés Manuel López Obrador de hablar de nuevas instituciones. Su pusilanimidad les impide ver que las instituciones a las que defienden ya no existen, que las de ahora ya no son nuestras.

Devolver las instituciones a los mexicanos requiere de un proceso que va desde la modificación del sistema electoral, a partir de las formas de selección de los candidatos a representantes en el Congreso por parte de los partidos y al financiamiento de las campañas electorales, y el acceso equitativo a los medios de comunicación.

Otra es una profundización de un modelo de descentralización del Estado que apenas se ha puesto en marcha y que incluiría el establecimiento de un régimen de autonomías que permita superar la confrontación regional que ha caracterizado nuestra historia.

La independencia de poderes, quitando a estas la influencia de los partidos políticos, tanto en la Suprema Corte y en todo el aparato judicial, como en, el Tribunal Electoral y la Auditoría Superior de la Federación, entre otras.
Avanzar en cuanto a los derechos ciudadanos y de los sectores que viven históricamente en desventaja como son los niños, las mujeres, los indígenas, y generar instrumentos que permitan una más efectiva participación ciudadana en las decisiones del Estado, la transparencia de la información, la rendición social de cuentas y la revocatoria del mandato, particularmente en el caso de los gobiernos locales y las instituciones descentralizadas.

Buscar la superación de un modelo neoliberal que ha aplicado la política de ajustes, de privilegiar las cifras macroeconómicas y la deuda externa, de acuerdo a los mandatos de las entidades multilaterales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Se trata de un modelo en crisis en toda América Latina. Interesa un replanteamiento del comportamiento del país frente a la deuda externa e interna.

La élite política ha propuesto reformas que modifican exclusivamente los aspectos cosméticos de la gobernabilidad, como la fiscal, energética y laboral.

El peligro actual es que se privilegien esas reformas superficiales y la Reforma del Estado quede, nuevamente, postergada.

La falta de expectativas y el desaliento ciudadano, pueden influir para que, finalmente, esa Reforma del Estado se disuelva en cambios de maquillaje.
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