La estrategia de Felipe.
Escrito por Onel Ortíz Fragoso
29-08-2006
Columna: esquina política
Si bien Andrés Manuel López Obrador y su equipo sólo habían preparado el escenario del triunfo en las elecciones del 2 de julio, también resulta cierto que Felipe Calderón y el PAN únicamente conciben como ruta de acción el atrincheramiento en un apretado triunfo electoral, que esperan sea ratificado en días próximos por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y desdeñan variables fundamentales en materia de gobernabilidad y estabilidad. Ya lo dijo Maquiavelo en política tan importante es llegar, como mantenerse.
Para llegar, Felipe Calderón, primero, generó y capitalizó el miedo a su adversario; desató la campaña de desprestigio y difamación más rabiosa de que se tenga memoria en la historia electoral mexicana. Segundo, cohesionó el voto duro panista; cedió espacios legislativos y partidarios a sus contendientes internos y pactó una tregua con Vicente Fox y su familia. Tercero, realizó alianzas pragmáticas con personajes del viejo sistema político, particularmente con Elba Esther Gordillo, la cacique magisterial del SNTE. Por su parte, el Presidente de la República destinó cantidades millonarias de recursos para favorecer al candidato de su partido.
La noche del 2 de julio, encuestas de salida y PREP en mano, Felipe Calderón se proclamó ganador de la elección. En la tarde del jueves 6 de julio, después del cómputo distrital, cambió su discurso. Tendió la mano a sus competidores y propuso la conformación de un gobierno de reconciliación nacional.
A partir de que Andrés Manuel López Obrador y la Coalición por el Bien de Todos impugnaron el resultado de la elección, Felipe Calderón y el PAN asumieron el papel de “tercer interesado” y bajaron su perfil en los medios de comunicación. Enfatizaron el discurso de la legalidad y el respeto a las instituciones.
Felipe mantiene un tono de reconciliación, mientras que Vicente Fox y Manuel Espino, a la menor oportunidad, califican al ex jefe de gobierno y a sus seguidores como “renegados”, “violentos” y peligrosos para México.
El recuento parcial de los votos ordenado por el TEPJF significó un fuerte revés para Calderón. Sin embargo, ante el desdén de la Coalición por el Bien de Todos, el PAN aprovechó la resolución para fortalecer su discurso de respeto a las instituciones.
El IFE y TEPJF han soportado el peso del conflicto postelectoral. Por aquello de que la izquierda se mata sola, Felipe Calderón y el PAN apuestan al desgaste del movimiento lopezobradorista y a su aislamiento.
En algunos días el TEPJF terminará de calificar la elección y entregará a Felipe Calderón su constancia de presidente electo, pero dicha constancia no resolverá el déficit de gobernabilidad y estabilidad del nuevo gobierno. En este aspecto, la estrategia de Calderón fracasó, pues su Presidencia dependerá del desgate del adversario y no de la fortaleza propia.
Sin la participación del PRD, el gobierno de reconciliación nacional quedará sujeto con alfileres y a merced del PRI y de personajes como Elba Esther Gordillo.
En estos casi dos meses de conflicto postelectoral, Felipe Calderón ha tenido oportunidades para reorientar su estrategia hacia la estabilidad y gobernabilidad.
El argumento más fuerte de Andrés Manuel López Obrador consiste en el rechazo de Felipe Calderón al recuento total de los votos. ¡Quién nada debe, nada teme! Ha repetido hasta el cansancio el tabasqueño. Al respecto, los panistas primero se opusieron totalmente y después, declararon que acatarían lo que el tribunal decidiera.
Si bien en el aspecto legal el tribunal desechó el recuento total, en lo político era fundamental que el PAN diera pauta a la apertura. Si Felipe Calderón hubiese aceptado el recuento total de votos habría ganado mucho en legitimidad. Hubiese roto por la mitad las impugnaciones políticas de la Coalición por el Bien de Todos y dado al propio Andrés Manuel una salida al conflicto. Tímidamente y en reuniones cerradas, algunos panistas susurraron la posibilidad del recuento total, pero fueron silenciados de inmediato. Las fobias y los prejuicios también ganaron en la derecha.
El rechazo del PAN al recuento total de los votos será para Andrés Manuel, lo que la caída del sistema fue para Cuauhtémoc Cárdenas. En el imaginario colectivo de una parte de la sociedad quedará la duda de cuál hubiese sido el resultado si los votos se hubieran contado nuevamente
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martes, agosto 29, 2006
¡AH! TIENE ESTRATEGIA...
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 4:07 p.m.
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