¿A QUE LE TEME VICENTE FOX?

Francisco Rodriguez y su Indice Político:

MÁS LITIO PARA FOX.
YA NO TIENE ganas ni de viajar. Su desaliño al descender del avión presidencial la semana anterior, en Viena, lo muestra más deprimido que otras ocasiones. Vestido demasiado casualmente, más bien desenfadadamente, el señor Vicente Fox tiene meses queriendo tirar la toalla. Pareciera que teme a lo que está por venir.

Su tristeza es evidente. Más lo es su interés reducido en lo que ocurre a su alrededor.
Tales son síntomas de la depresión.
Y por supuesto también lo son la falta de aseo personal, y el desaliño en el vestir.
Quien descendió del avión en la capital austriaca, no fue el jefe de Estado mexicano, sino un ordeñador de vacas ensombrerado, con el pantalón arrugado como si hubiera dormido con él.

Hay más síntomas de esa depresión que afecta al señor Fox, quien todavía es titular del Ejecutivo mexicano: su pérdida de peso que no es sólo atribuible a la dieta a la que está sometido para reducir sus problemas de columna vertebral.
También lo son su incapacidad para concentrarse y la más que indiscutible dificultad para tomar decisiones.
También su irritabilidad.
La imagen del señor Fox con sombrero de ala ancha, enchamarrado de estambre y con un par de pantalones arrugados dicen más que mil palabras.
Ya no tiene ganas ni de viajar.
Actitud contrastante con el ímpetu que al principio mostraba el señor Fox para abordar aviones y helicópteros, cuando formalmente no había contienda para dilucidar a quien habrá de sucederlo.

¿A qué obedece el agravamiento en la depresión del guanajuatense?
Ciertamente, como él dice, no a problemas económicos que pudieran atormentarle si es que, cual se ha anunciado, el próximo Presidente decide suprimir las partidas gubernamentales para pensionar a sus antecesores, habida cuenta de que el dúo (mal) llamado pareja presidencial ha llenado la hucha hasta colmarla.

Tampoco a problemas maritales, pues según ambos integrantes de esa parejita, están profundamente enamorados. No hay divorcio en puerta… cuando menos hasta ahora.

¿A qué se deberá, entonces, que el señor Fox esté cada vez más deprimido, a grado tal que ya poco le importa su imagen pública, cual se observó en su criticable desaliño?

¿Será que, a diferencia de lo que apuntan casi todas las encuestas, su candidato –tuvo que hacerlo su candidato, no le quedó de otra— Felipe Calderón no va tan bien como dicen éstas?

Y es que esas encuestas parecieran más elementos propagandísticos que estudios serios de demoscopía.

¿A qué le teme Vicente Fox?
El único que parece tener la respuesta es el psicólogo de un solo paciente, Ramón Muñoz, quien a esa encomienda también suma la de asesor áulico de la casa presidencial y candidato a obligado defensor de la citada pareja desde la casona de Xicoténcatl los siguientes seis años.

Mientras, habrá que suministrar más litio al señor Fox.
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Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista en el Congreso.