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martes, mayo 09, 2006

GANA $228.673.74 AL MESN Y NO QUIERE SOLTAR LA CHICHE.

Miguel Angel Granados Chapa escribe hoy en el Reforma, les recomiendo la lectura puntual de estas denuncias, porque son dos:

Miguel Ángel Granados Chapa.
Ramón Muñoz Gutiérrez.

Aunque no es formalmente secretario (aunque tiene nivel de subsecretario), el jefe de la Oficina para la Innovación Gubernamental debe separarse de su cargo porque es candidato a senador y por lo tanto está afectado por las condiciones constitucionales de elegibilidad.

Ramón Muñoz Gutiérrez debió dejar su puesto en Los Pinos, como todopoderoso jefe de la Oficina de Innovación Gubernamental hace más de un mes, a principios de abril, porque será senador de la República (es el número cinco en la lista de representación proporcional de su partido, el PAN), y la ley estipula que cierta categoría de funcionarios, dotados de poder así sea vicario, o de capacidad de mando, dejen sus cargos si han de ingresar en el Senado, 90 días antes de la elección.

Y sin embargo, el omnipotente asesor principal del presidente Fox continúa en su puesto, en un evidente conflicto de intereses, valido de que su cargo no está incluido expresamente en las disposiciones constitucionales respectivas. Para ser miembro del Congreso federal se requiere, entre otras características, "no estar en servicio activo en el Ejército federal ni tener mando de la policía o gendarmería rural", ni "ser ser secretario o subsecretario de estado... a menos que se separen definitivamente de sus funciones" en el momento ya dicho, tres meses antes de la elección.

La misma regla es aplicable a los secretarios de Gobierno de los estados y a los magistrados y jueces federales o del fuero común. Es todavía más exigente la norma respecto de los ministros de la Corte, que deben separarse de su cargo dos años antes de la elección, y de los gobernadores, que no pueden ser electos para un cargo legislativo en sus entidades aun cuando se separen definitivamente de sus cargos.

La razón es obvia. Se trata de impedir que el poder genere poder, es decir, de evitar que los recursos de diversos géneros, no sólo los materiales pero también ésos, al alcance de un funcionario sirvan al partido que lo postule o a su propia candidatura, aunque no sea una pretensión que deba obtener sus votos en un distrito o en una entidad directamente.

En consecuencia, mientras mayor sea el nivel y la responsabilidad de un servidor del Estado (ministros de la Corte o gobernadores) mayor es el término (o absoluta la imposibilidad) que ha de mediar entre el cargo y la elección.

Muñoz Gutiérrez ejerce funciones formalmente equiparables a las de un subsecretario de Estado. Al menos la clasificación de su plaza, JC3 y el nivel salarial (228,673.74) lo coloca por encima de dos categorías de subsecretarios y a unos 900 pesos de diferencia abajo de la principal. De suerte que en tanto que virtual subsecretario, el superconsejero presidencial debería apegarse a la norma derivada de los artículos 55 y 58 de la Constitución.

Con mayor razón debería hacerlo si se considera que, en los hechos, el poder ejercido por Muñoz Gutiérrez es superior al de los secretarios de Estado, muy superior en algunos casos. La naturaleza de sus funciones reales le permite participar en decisiones formalmente propias del Presidente pero en cierto sentido delegadas en su asesor, que es mucho más que el jefe de una oficina del gabinete personal del Ejecutivo.

En este momento mismo, si no ha desahogado ya el trámite, Muñoz Gutiérrez se afana en la designación de los cinco comisionados del nuevo órgano creado por la reforma a las leyes de telecomunicaciones y de radio y televisión. El próximo viernes vence el plazo para designar a los integrantes de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, y nombramientos de este género han sido una tarea típica de Muñoz Gutiérrez.

Nominalmente es jefe de una oficina semejante a la que encabezó durante el gobierno de Fox en Guanajuato. Nacido en Lagos de Moreno, Jal., en 1960, estudió sicología en León, Gto., después de lo cual trabajó en varias empresas, Bimbo del Bajío entre ellas. Se le reputa como creador del modelo de la reingeniería del gobierno de Guanajuato, proyecto que emprendió como coordinador de asesores del gobernador Fox.

En esa calidad escribió el libro Pasión por un buen gobierno, en cuya contraportada el autor se ufana entre otros comentarios de este suscrito por Enrique Cabrero Mendoza: "Los ejemplos y experiencia del autor no son ficción, derivan todos ellos de la realidad mexicana. Este es un libro que nos enseña mucho sobre la nueva gestión pública en México".

No sólo el libro, sino también la relación de Muñoz Gutiérrez y Cabrero nos "enseña mucho sobre la nueva gestión pública en México". Debido a la relación, a la antigua, entre ambos, hoy Cabrero es el presidente del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde su postulación esperó pacientemente que se frustrara la candidatura de la doctora Blanca Heredia y fuera descarrilada la del eminente Jean Meyer, cuyo único defecto, para vergüenza nuestra, es no haber nacido en México, circunstancia hábilmente capitalizada en Los Pinos.

Ese mismo libro lo dedica Muñoz Gutiérrez a su editor, Bernardo María León Olea, a quien llamó después a trabajar en la oficina presidencial y ahora es, como su jefe, también candidato a legislador, él a una diputación.Dotado de poder semejante al que se atribuyó a José Córdoba en los años de Salinas, y quizá aun mayor, Muñoz se ha asegurado seis años de permanencia en la escena pública, aunque no haya participado antes en lides electorales.

El que continúe aconsejando al presidente de la República, es decir, disponiendo de un gran poder, y sea al mismo tiempo candidato a senador no violenta nominalmente ninguna norma. Pero es una grave infracción ética, un acto de reserva mental propio de quien, como él, ocupa un lugar principal en la estructura del fundamentalismo católico mexicano.


Cajón de Sastre.
Don Héctor Vázquez Tercero, un economista que desempeñó cargos de responsabilidad en las secretarías de Hacienda y de Comercio (e ingresó al PRI en 1956), pero también asesoró a la Canacintra y al Centro de Estudios Económicos del Sector Privado y fue, asimismo, editor y consultor de particulares, cuenta entre los muchos ciudadanos que han recibido en su número telefónico, a partir de quién sabe qué directorio, una llamada en que una voz femenina anuncia que está realizando una encuesta, y pregunta si ya decidió su voto y por quién, y al recibir respuesta la persona que telefonea se anima para preguntar si el destinatario de la llamada sabe que la deuda pública del Distrito Federal se incrementó en 400 por ciento: "Mire señorita, con todo respeto le digo que el tema lo conozco porque entre otras cosas soy economista y no me chupo el dedo; lo que usted dice son mentiras, y si usted es una mujer honesta, como se supone son los del PAN, no debería prestarse a decir falsedades: son ustedes unos mentirosos". Y colgó.

Ramón Muñoz, Fox, FeCal, Diego Fernandez de Cevallos, todos están cortados por la misma tijera, son una pila de tramposos, hipócritas, traficantes de influencias. Muñoz debería haber renunciado toda vez que ya es candidato plurinominal al senado, pues no renuncia, porque quiere seguir cobrando su prebenda y canonjía, que no es pecata minuta son casi Diez mil pesos diarios. Ese es el verdadero interés y pasión por México de estos hijos de la chingada, estar enchufados en la ubre mamando del presupuesto a costillas del hambre y el sacrificio del pueblo de México. Por eso ni un voto al PRI, ni un voto al PAN.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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