Detrás de la NoticiaRicardo Rocha
20 de marzo de 2006
Antidemocracia terrorista.
Desde la Presidencia de Vicente Fox y sucedáneos se está sembrando el terror. Vivimos el reino de la intransigencia. Es el sexenio del miedo. Nos quieren atemorizar el futuro.
Difícilmente un gobierno podría llegar a su final con más signos de autoritarismo, arbitrariedad y despotismo que como lo está haciendo el del esposo de la señora Marta. Y es que todos hubiéramos esperado que el Presidente emanado del primer tránsito democrático en el 2000 fuera un árbitro moral del refrendo de esa vocación democrática.
Todo lo contrario: para desgracia de México, se ha convertido en un opresor despótico que agita al país y juega irresponsablemente a incendiarnos un día sí y otro también. En pocas palabras, Fox está dividiendo y enfrentando a los mexicanos. Y eso es lo único intolerable en estos tiempos de tolerancia.
No hay exageración alguna. Bastaría -además de otras muchas consideraciones- una suma de sus declaraciones en contra de Andrés Manuel López Obrador desde que éste comenzó a puntear en las encuestas de noviembre de 2003 a la fecha. Son cientos. E insisto, no hay exageración alguna. Ahí están los archivos de cualquier medio. Y eso, no ocurre en ninguna democracia de este planeta. El caso rebasó hace mucho la anécdota ranchera, para convertirse en un asunto de Estado y hasta en una obsesividad enfermiza (Dulce María Sauri, dixit) que está contagiando el resto del cuerpo de la nación.
Estamos frente a un mandatario autárquico que se distancia cada vez más de sus responsabilidades como jefe de Estado. Son paupérrimos y hasta risibles los argumentos de su partido de que está en todo su derecho porque tiene libertad de expresión. Nadie se la niega. Se trata fundamentalmente de legitimidad y no de legalidad. Y aún en este campo el Presidente violenta las normas. Instalado en su soberbia ha menospreciado una y otra vez los exhortos del Congreso para que se conduzca con imparcialidad en la contienda. Se ha burlado flagrantemente del IFE cuando lo recriminó a retirar las frases proselitistas de su insaciable campaña publicitaria a favor de Felipe Calderón, el candidato presidencial del PAN. Ahora, simplemente pasó la frase de "mañana México será mejor que ayer" del final al principio de sus incesantes mensajes. ¿De verdad cree que gobierna un país de idiotas?
Por supuesto que nadie pretende pedirle al Presidente que no simpatice y apoye al candidato de su partido. Pero en política -como dijera el gran artífice de la apertura democrática en este país, don Jesús Reyes Heroles- la forma es fondo. En cualquier lugar civilizado se presupone, se acepta y hasta se explicita un respaldo moral y político del presidente en turno a su candidato. Nadie podría reclamarle a Fox si de vez en cuando dijera algo inteligente en su favor o apareciera dándole un espaldarazo. Pero de ahí a descuidar su gestión para dedicarse de tiempo completo a hacer campaña a favor de Calderón, hay un mundo de diferencia.
Es más, los números de las encuestas en los meses recientes demuestran que el mejor momento de Calderón fue cuando navegaba aparte del Presidente y aún en contra de éste y que ahora ha resultado damnificado por un apoyo tan soez que provoca rechazo entre los potenciales electores y la población en su conjunto. La percepción es que es un candidato tan débil que requiere de todo el aparato del más poderoso. No sé si Felipe ha evaluado este riesgo. En todo caso, se asume ahora como "el hijo desobediente", pero hijo al fin. Está en todo su derecho.
A propósito, cada quien su campaña. Casi resulta ocioso analizar errores y aciertos. Cada candidato hace su lucha y entre los tres primeros se dan con todo. Y de eso se trata. Que en uso de sus facultades y capacidades busquen crecer y disminuir a los otros. Lo que no se vale es que intervenga el presidente. Pero, aún así, el caso es que los resultados ahí están. Hasta ahora.
Y en este punto de inflexión las encuestas primero de EL UNIVERSAL y luego de Reforma han sido torales. Porque refrendan lo que ya se había adelantado en otros estudios serios: que López Obrador va adelante por diez puntos -cuatro y medio millones de votos- sobre Calderón y dieciséis puntos -6 millones 200 mil votos- arriba de Madrazo. Más significativo aún es que AMLO va al alza y sus oponentes a la baja.
El peso gigantesco de esos números ha desparramado la percepción de que el candidato de la coalición Por el Bien de Todos será el próximo presidente de México, por voluntad de una clara mayoría. Por eso resulta tan preocupante que Fox haya emprendido una contracampaña -a todas luces ilegítima y con el dinero de nuestros impuestos- que exacerba a los actores y las audiencias del proceso electoral.
No es casual sino causal que él, Salinas, Madrazo y Calderón usen idéntico lenguaje para señalar que AMLO es "peligroso" para el país. Cuando fuentes tan ajenas a la izquierda como Condoleezza Rice, The Wall Street Journal, Carlos Slim, el presidente mundial del banco BBVA y el propio director de Pemex digan que no ven riesgo alguno de un triunfo de la izquierda; vamos, hasta algunos furibundos enemigos de López Obrador han girado 180 grados en unos cuantos días y comienzan a mover la cola.
En cualquier caso, Fox está oponiéndose a la voluntad popular y eso es dictatorial, nunca democrático. También ofende la inteligencia y la sensibilidad de quienes están en todo su derecho de votar por quien se les pegue la gana. Al igual que algunos iluminados, se siente poseedor de la verdad y quiere decidir por todos nosotros, señalándonos por quien votar y denostando siempre al mismo.
¿Es mucho pedirle al Presidente que se salga de un proceso que ya no le corresponde? ¿Que respete desde ahora la voluntad popular cualesquiera que sea el candidato ganador? ¿Que no arroje mas velos de sospecha al 2 de julio? ¿Que ya no atice más la hoguera? ¿Que actúe con prudencia, mesura e imparcialidad?
Desde luego que nadie puede aplaudir el nivel ya no de esgrima sino de machetazos verbales a que ha llegado la confrontación de los principales actores políticos de este país. Pero, ¿qué diferencia hay entre las chachalacas, los mariquitas, las tepocatas y las víboras prietas? O ¿qué ha sido más grave, el "cállese ciudadano Presidente" o aquella frase reciente y escatológica de que "mi gobierno vomita al populismo"?
Ya en el colmo de una contradictoria rabia resignada, Fox avienta: "México aguanta un demagogo y populista" y echa más leña al fuego.
En otras ocasiones he expresado mi cándido optimismo de que el Presidente asuma por fin su papel de hombre de Estado. Hoy ya no lo creo. Me parece que ha perdido su oportunidad histórica.
Sólo me queda una pregunta: ¿A qué le teme Vicente Fox?
UNA RAZON MAS PARA VOTAR POR AMLO Y LA MAYORÍA PERREDISTA PARA EL CONGRESO.
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lunes, marzo 20, 2006
RICARDO ROCHA EN EL UNIVERSAL.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 11:50 a.m.
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