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martes, marzo 28, 2006

ARTÍCULOS DE MILENIO

Nos envía María Guadalupe los artículos de Milenio que no se podían ver:

México, D.F. - Martes 28 de Marzo de 2006

Oler a rosas en un mar de estiércol


• Hoy, D-Day en el Senado… estadunidense
• Las señales y peligrosas respuestas


En muchos de los acuerdos, mi estimado, los beneficios que se otorgan hoy son olvidados mañana. Cuando cambian las cosas y el contexto, se desvanece la gratitud y todos los vínculos, ya que lo único que se atiende es a satisfacer… el propio interés. Y una vez más, el blanquiazul le regala a la concurrencia otra joya de titubeante absurdo al decidir ayer que no se retirará del aire el travieso spot comparando la intolerancia de Chávez con López Obrador y demostrando lo que es, hace muchas lunas, un secreto a voces: los jaloneos, la nula comunicación, coordinación y visión entre la cúpula del PAN y la casa de campaña de Felipe Calderón, quien será el que pagará todos los platos rotos de la costosa vajilla azul.

El candidato panista, my friend, con los últimos sucesos coronados con la llamada Ley Televisa, manifiesta su falta de liderazgo para poner en correcta sintonía a tirios y troyanos frente al colosal abuso y arbitrariedad —sobre todo por las formas— del duopolio televisivo. El divertido detalle es que la millonaria deuda que se acumula con el paso de los días de la campaña blanquiazul en la pantalla chica, tiene al equipo de Calderón con el Jesús en la boca por la sencilla razón de que… el billete no alcanza.

Así que con la novedad que cuando los pícaros azules reculaban nerviosos el pasado lunes 20, más pronto que tarde llegaba un divertido estado de cuenta desde Televisa y el puntual deadline, para saldar el simpático business con un ocurrente mensajito de que mejor a otra cosa... mariposa, y no se olviden, microscópicos camaradas, que en el camino político de la vida nos volveremos a encontrar. Subtle connotation indeed.

Y con tic-tac —en algunas peligrosas cuestiones—, el PAN y Los Pinos decidieron que al mal paso, darle prisa. Han decidido enarbolar la guerra lodera y apostar todo para darle su ración de flit al incómodo tabasqueño puntero en la carrera presidencial, y en el camino saber que cuentan, ¿incondicionalmente?, con el tan necesario paraguas mediático.

Las amenas versiones que ya se difunden sobre la elaboración de enmiendas, parches, retoques y/o revisiones en un documento paralelo sobre la misma polémica ley, es una simpática perfumada legislativa y federal para salir oliendo a rosas en un mar de estiércol.

Y hablando de exorbitante optimismo, ahora resulta que Vicente Fox se quiere colgar (de la lámpara) del ¿milagrito? que se comenzó a cocinar en el Congreso de Estados Unidos, donde, ya debe saber, amable lector, en los últimos días se ha discutido una reforma migratoria en el Comité de Justicia del Senado, que aprobó la legalización de 1.5 millones de trabajadores agrícolas y eliminó las sanciones y castigos a quienes brindaban ayuda a indocumentados, aunque en la Cámara Alta —as usual— no se descartan simpáticas resistencias y amenas tenebras para entorpecerlo.

Por la Mirilla

Las singulares secuelas por la ejecución, el pasado 16 de marzo, de los cuatro elementos del área de inteligencia de la controvertida PFP en Nuevo Laredo que originaron, al día siguiente, las muy desafortunadas declaraciones desde Los Pinos en boca del vocero Aguilar Valenzuela, señalando que pudieron ser acribillados por miembros de la Policía Municipal —que, no olvide, mi estimado, dependen del travieso alcalde Daniel Treviño— que trabajaban para Osiel Cárdenas, siguen puntualmente sucediendo. El surrealista panorama se descompone rápidamente con todo y las francamente estúpidas declaraciones, en primer lugar del Cabeza de Vaca notarial prometiendo, dos días antes del sangriento reventón, heredar un país seguro enmarcado con el arribo de 800... policías federales a la disputada plaza, y 24 horas después de rebautizar su programa, whatever, ocurrieron las ejecuciones. Ahora agréguele lo dicho por el titular de la SSP federal, Eduardo Medina-Mora: que no habrá negociaciones con el narco alrededor del tema de las extradiciones, al tiempo que el gobierno federal informa de una más despiadada ola de violencia… a estos simpáticos muchachos habría que decirles que se apliquen un poquito más y revisen a fondo el epicentro… en Tamaulipas... y Guerrero, con cables familiarmente conectados en altas esferas de esta administración. There are no big surprises between the usual suspects. Los ejecutados ayer fueron ultimados en tierras tamaulipecas y aventados en Nuevo León; la amena cuestión es, como ya debe imaginar, la electrizante hebra… Y eso que —como diría un clásico— lo mejor está por venir.


El otro:

México, D.F. - Martes 28 de Marzo de 2006

Miedo a López Obrador


Andrés Manuel López Obrador va arriba en las preferencias electorales. Las mayorías están con él. Me pregunto si la razón por la que el candidato del PRD se encuentra en ese lugar de las encuestas es porque para mucha gente él representa la posibilidad, así sea remota, de un verdadero cambio de rumbo para el país. López Obrador es, en efecto, la esperanza de un giro político improbable pero necesario en México. Significa para muchas personas la lejana pero anhelada posibilidad de acabar con un modelo de sociedad basado en la desigualdad y el privilegio. Poco importa para la mayoría si López Obrador puede realmente lograrlo. Lo importante es que representa, por lo menos, el deseo de acabar con siglos de una escandalosa inequidad que se ha hecho insoportable.
Al mismo tiempo, Andrés Manuel López Obrador, al parecer, causa miedo. Muchos comentaristas e intelectuales en los últimos días no hacen más que repetir el peligro que representa la posible llegada del candidato del PRD a la Presidencia de la República. Señalan todos los defectos de López Obrador, desde su falta de respeto hacia las instituciones y los otros candidatos, hasta el hecho que no parece ser una persona que le importe o preocupe el apego a la ley, pasando por su populismo, el posible uso clientelar del gasto público, sus arranques autoritarios y antidemocráticos al no querer rendir cuentas ante nadie y su ambivalencia frente a muchos temas espinosos pero claves para la sociedad.

Me pregunto, sin embargo, si esos temores son fundados y si ésta no es más que la lógica reacción de la parte de la “buena sociedad”, de la “gente decente” y de esa clase media, conservadora o progresista, acostumbrada a los privilegios. Me pregunto si buena parte de esa clase, en la que se encuentran muchos intelectuales, no tiene el temor en su subconsciente de perder lo poco que ha ganado con base en ir obteniendo pequeños privilegios sobre los demás. Me refiero a todos esos funcionarios públicos que ganan cien o doscientas veces el salario mínimo mensual y les parece absurdo que López Obrador pretenda disminuirles sus ingresos 30 por ciento. O a todos aquellos a quienes les parece que al candidato del PRD no le gusta respetar la ley porque se negó a aceptar el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, respecto del Paraje San Juan, aunque esto significaba pagarle a supuestos propietarios más de mil 600 millones de pesos.

Para la gente bien, como todos nosotros, que alguien no acate la ley es, por supuesto, signo de anarquía. Pero se nos olvida en el camino que la ley ha sido utilizada durante siglos para oprimir a los de abajo y a veces a los de en medio. ¿Qué es si no el Fobaproa? Una deuda legal que se nos impuso a todos, bajo el pretexto del rescate bancario. ¿A quien han metido a la cárcel por esto?

La clase media mexicana tiene entonces un dilema: apoyar a alguien que bajo el amparo de la ley continúe el régimen de desigualdad y privilegios que está haciendo agua y no parece ofrecer soluciones a largo plazo, o respaldar a un candidato que en el intento por transformar las cosas seguramente afectará los privilegios de algunos, incluidos los de las propias clases medias. De ahí surge el miedo. De eso que ven como polarización y manipulación populista.

Ahora bien, estimado lector, quizás el verdadero temor que le deberíamos tener a López Obrador no es que cumpla sus amenazas, sino que, por el contrario, no cumpla lo prometido. A mí en lo personal me preocuparía que, después de haber dicho que revisaría lo del Fobaproa, de ganar, no ponga en cintura a los banqueros. Me inquietaría que, una vez llegado al poder, aumentara la nómina (como lo hizo Fox) en lugar de bajar el salario a los funcionarios. Me molestaría que, a pesar de haberlo prometido, no buscara acabar con las enormes desigualdades de este país, y francamente me atemorizaría si, a pesar de haberse declarado juarista y defensor de la laicidad, una vez en la Presidencia comenzara a invitar a los líderes religiosos a inaugurar obras públicas o cediera frente a los obispos en políticas públicas relacionadas con los derechos sexuales y reproductivos. Mi principal temor ante López Obrador no es, por lo tanto, que vaya a hacer lo que promete, sino que no haga lo que tanta falta le hace a este país y que falle en la esperanza de cambio que él, equivocadamente o no, significa para muchos.

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