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viernes, abril 13, 2007

Hablemos de la legitimidad de un tal Felipe Calderón

REVOLUCIONES, Sam García.

AYER REVISAMOS EN la asignatura de Teoría Política algo interesante sobre Max Weber quien distingue tres tipos de legitimidad. La primera de ellas es la legitimidad tradicional, que apela a la creencia en la santidad o corrección de las tradiciones inmemoriales de una comunidad como fundamento del poder y la autoridad y que señala como gobiernos legítimos a aquellos que se ejercen bajo el influjo de esos valores tradicionales (la legitimidad monárquica sería el ejemplo evidente de este tipo de legitimidad).

Este tipo de legitimidad va en el sentido de “lo que se hereda”. Efectivamente los reyes gracias a la monarquía tenían esa característica en automático, esto era admitido dentro de la sociedad sin problema alguno, el hecho de que los reyes fueran uno tras otro del mismo linaje o que cuando este terminará fuera otra familia la que heredara el trono pero era un asunto de herencia, ya establecido.

¿Tiene de algún modo relación este tipo de legitimidad con Felipe Calderón? No, ninguna y ni aún suponiendo que los potentados son un puñado de familias y que estos deciden quien va o quien no, o que Felipe pudiera ser un “buen católico” y que por dedazo le tocó estar donde está, no, no hay ninguna relación entre la legitimidad y Felipe Calderón. Podemos aseverarlo mejor indicando que aún dentro de esos mismos potentados se sabe que el señor Calderón Hinojosa no es quien realmente gobierna, sino es solo un títere, un actor para actuar a favor de las minorías rapaces.

La legitimidad que sigue es la legitimidad carismática, que apela a la creencia en excepcionales cualidades (ya desde aquí nada que ver con Calderón) de heroísmo o de carácter de una persona individual y del orden normativo revelado u ordenado por ella, considerando como dignos de obediencia los mandatos de esa persona o ese orden (la autoridad de lideres tan distintos entre sí como Gandhi, Mussolini o Jomeini vendría a caer en esta categoría).

Es muy claro lo que revela este tipo de legitimidad se trata de la conexión y aceptación que existe entre el sujeto y la población, la gente, los ciudadanos, las demás personas. La legitimidad carismática no es nada más para los lideres “buenos”, sino también se dice que la legitimidad carismática aplica para gente como Mussolini y Hitler por citar un par de ejemplos, quienes a pesar de lo que hicieron –hoy interpretado como malo- tuvieron a la muchedumbre de su lado.

Ahora, si revisamos este tipo de legitimidad así sin irnos lejos, nada tiene que ver aquí Calderón Hinojosa, quien ya desde su propia persona, como sujeto, no tiene nada de carisma, ni en su casa siquiera. Es evidente que la única “muchedumbre” que le sigue es el EMP y que aún entre ellos mismos “no lo soportan”, es decir, no le atribuyen ni una pizca de legitimidad, ustedes dirán “pero los potentados sí”. Pero, ¡oh sorpresa!...

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