Si ya le enviaron a La Jornada una queja por la columna de Marco Rascón del 20 de Marzo de 2007, háganlo de nuevo. Esta vez a esta dirección de e-mail, que es la dirección de Socorro Valadez, la encargada de la sección del correo ilustrado:
svaladez@jornada.com.mx
También pueden mandar sus cartas por fax a este número (del DF, desde luego):
(55)56056426
Y si quieren llamar para quejarse directo con Luis Hernández Navarro, director de opinión de La Jornada, este es el teléfono:
(55)91830315
Ya me han llegado copias de algunos mensajes que han enviado a La Jornada y están GRUESOS. La gente está MUY enojada por esto que publicaron. Y francamente la gente tiene razón en estar enojada. Ahora La Jornada tiene la responsabilidad de reparar el agravio que le hizo a la gente a la que Rascón insultó en su columna.
UPDATE:
Revisando mi correo me encuentro con los siguientes dos e-mails que simple y sencillamente me voy a limitar a transcribir tal y como me llegaron. El primero:
A Marco Rascón "el guerrillero urbano" lo metierón a la cárcel por asalta bancos. Y se espanta de la RCP, como diria Pepe el Toro Voy, voy!!!
Te pongo con letras mayusculas su nombre y de que se le acusa.
Enero 1972: Tres Asaltos Bancarios (Tercera Parte)
15-Sep-2005
Por Oscar Viramontes (Revista elpueblo quincenal).- Al llegar a la conclusión de este evento que dejó a muchos “fríos” en aquel enero de 1972, donde el invierno chihuahuense estaba en su apogeo, mí padre y yo, concluíamos una experiencia poco usual, pero que me hizo temblar de miedo.
Las noticias de los medios de comunicación, anunciaban que habían sido siete muchachos de Chihuahua y otros tantos de fuera del Estado, que inspirados en los hechos estudiantiles de 1968 y en la toma del Cuartel de Madera en 1965, fueron creando las llamadas “guerrillas urbanas” que se extendieron por todo el país y que formaría más tarde La Liga 23 de Septiembre.
Así con todo este antecedente, el asalto ya estaba consumado y tres jóvenes habían sido capturados, una muerta (Avelina Gallegos). De los foráneos, un herido (Pablo Martínez) y otro muerto (Oscar Montes).
Por otra parte, un líder comunista de nombre Javier Pizarro Chávez, había sido perseguido y por fin capturado, sin resistencia, el cual fue trasladado de inmediato a las “negras y frías” oficinas de la Procuraduría del Estado.
Pizarro Chávez en frente de sus “verdugos”, confesó que había planeado asaltar varios bancos en el Estado.
Perteneciente al grupo de izquierda los “Jerarcas”, Pizarro Chávez se puso en contacto con otra persona, con el fin de fortalecer el “Gran Golpe”, el contacto, Raúl Díaz, cuyo nombre verdadero era Diego Lucero, que desafortunadamente había caído por las balas de los agentes judiciales.
Diego Lucero, conocido mas comúnmente por la colonia que lleva su nombre, era un ingeniero de Chihuahua, sin embargo, durante algún tiempo había vivido en la ciudad de México.
Diego Lucero, se le señalaba como una persona que se encontraba vinculada con grupos guerrilleros y que además estaba siendo buscado por los cuerpos policíacos. Diego, junto con su camarada Pizarro, se pusieron a estudiar la estrategia para robar los bancos de la ciudad, pues contaban con los planos y otras regencias.
El joven Pizarro se aventuró a robar la Sucursal “Futurama”, con un profesionalismo, según el mismo Pizarro de tan solo un minuto.
Lo curioso de este asaltante es que cuando se dirigió a recoger los alteros de billetes, se le disparó el arma, pero eso no impidió que escapara junto a sus cómplices a la guarida que habían habilitado, la cual estaba en la calle José Aceves número 1209, en el “Puerto de San Pedro” en el centro de la ciudad. En esa misma casa llegaron también los camaradas que habían asaltado la Sucursal “Reloj” del Banco de Comercio, el botín, mas de 300 mil pesos que fueron escondidos en la casa del profesor Adolfo Anchondo, en la calle 52 y media número 2408.
Pero pronto la suerte de Diego Lucero Martínez, no correría con mucha suerte, ya que en una acción rápida de la policía, encontraron el escondite de Diego, donde en un enfrentamiento con policías, perdería la vida irremediablemente. Posteriormente, su padre Lázaro Lucero y su hermano Lázaro pedirían el cuerpo de su querido Diego.
La historia de este personaje, fue trágica en sus últimas etapas. Contaba con 28 años y estaba casado con Lourdes Estrada de Lucero con 4 hijos. Su trabajo, la Secretaría de Recursos Hidráulicos, con domicilio en la calle José María Mata 4115 en la Colonia Las Granjas. Su futuro y su profesión quedaron truncados.
Poco tiempo tardaría el gusto de los asaltantes, cuando alguno de ellos empezaron a ser capturados, tal fue el caso de Francisco Muñoz, alias “Flavio”, Marco Antonio Rascón “Daniel” y el profesor Adolfo Anchondo “Lucas”, éste ultimo, manifestó pertenecer a la guerrilla que se había formado para operar en el estado de Chihuahua.
Puestos en el banquillo de los acusados y frente de la autoridad, se les notificaba el auto de formal prisión por parte del Juez Tercero de lo Penal Moisés Pérez Aguirre. Sin embargo, como todo mundo tiene derecho a ser defendido, los acusados se declararon inocentes y se abstuvieron de firmar la resolución, por la ausencia de sus abogados.
La acusación era: homicidio en perjuicio de Magdalena C. Hernández (cliente del banco), robo con violencia, robo en grado de tentativa, lesiones, daño en propiedad ajena, portación ilegal de armas de fuego, asociación delictuosa, despojo, secuestro, y otras cosas más, usted sabe como es la ley en estos casos, más lo que se acumule. Además algunos de ellos, como Pizarro y Rascòn, ya eran requeridos en la ciudad de México por su participación en el asalto a otro banco, denominado Banco Azteca en Tlalpan, en 1971.
Otras pesquisas se darían en la medida que el “tic tac” corría…En un paraje cercano del río Santa Isabel, haya donde se comen las paletas “Germania”, fueron localizados dos asaltante más, pero solo uno quedó vivo, porque uno de ellos, trato de huir de los “polis” y cayó muerto en el acto por las balas de la justicia, su alias “Gaspar” cuyo apellido al parecer era Trujillo y estudiante de preparatoria de la Universidad, el otro, Héctor Lucero Martínez, según fuentes informativas de ese tiempo.
Se les encontró un botín de mas de 100 mil pesos. Así el cerco estaba casi concluido, faltaban tres mas, Mario Terrazas “El Bernabé”, Mario Holguín, estudiante de medicina y otro al que le decían el “Tomás”.
Casi el total de los asaltantes, estaban identificados, unos vivos, otros muertos, unos en proceso, otros prófugos, pero la lista se conformaba de la siguiente manera: Pablo Martínez Pérez “Federico”, Ramiro Díaz Avalos, quienes intervinieron en el asalto de la Sucursal Chuviscar; Rosendo Francisco Muñoz Colomo, asaltante de la Sucursal “Futurama”; Marco Antonio Pizarro, asaltante del “Reloj”; Avelina Gallegos, Oscar Montes López (del DF), Diego Lucero, Mario Holguín el “Gaspar”, Adolfo Anchondo Salazar, Pablo Martínez Pérez, algunos de ellos asesinados, otros prófugos, y algunos remitidos a la peni.
Pero como todo el proceso judicial tenía que caminar, fue así que Pizarro, Muñoz, Anchondo y Martínez, buscarían a sus defensores, entre los que se encontraron los licenciados Oscar Horcacitas, Rubén Aguilar, Víctor Orozco e Irma Campos.
Ante esta terrible realidad, los resultados de las investigaciones y la captura de los hampones, empezaba generar aliento en las esferas gubernamentales, pues el General Pámanes Escobedo, de la Quinta Zona Militar, elogiaba la acción del Gobernador del Estado, de su titular el Licenciado Oscar Flores Sánchez, por su voluntad de acabar “de tajo” con esta situación.
Por su parte el entonces Procurador Antonio Quezada Fornelli, anunciaba a los reporteros que la consignación del voluminoso expediente levantado por motivo de los asaltos generados por “guerrilleros urbanos” estaba listo y “viento en popa”.
El silencio se rompió por parte de los estudiantes de Chihuahua, pues solicitaban la formación de una comisión de alumnos de la Escuela de Leyes, con el fin de involucrarse en las investigaciones y verificar ante todo de la salud de los inculpados.
Así, con la aprobación del Flores Sánchez, se integró dicha comisión por los estudiantes Jaime García Chávez, Ramona Gómez y Gustavo de la Rosa, que se involucraría en pro de la defensa y la verdad en el caso de sus compañeros universitarios. Así mismo el “gober” manifestaba su absoluto respeto a tal comisión y expresaba lo siguiente “Lo ocurrido en Chihuahua, y donde cuatro hogares de la ciudad se enfrentan a una verdadera desgracia, de la que nadie va hacer escarnio….Mí hijo está en Derecho y mi hijo podría haber sido arrastrado como estos muchachos a hechos delictuosos...! Cómo no voy a lamentar estos hechos!”, concluía el Gobernador.
Uno de los asaltantes, que ya había sido detenido en los separos de la Policía Judicial, Ramiro Díaz Avalos de 21 años, desesperado, buscó una salida, no quería enfrentar lo que venía, además se sentía traicionado…es por eso que días posteriores al asalto, una mañana fría del 18 de enero de 1972 y con el reloj dando casi las 7 horas, el desafortunado joven tomó su camisa, hizo un nudo y la colgó dentro de la celda.
Así Díaz Avalos, amarraría su cuello en el “nudo” , colgando posteriormente precipitado su cuerpo.
Así la “Gloria” como lo apodaban, encontró el infierno, una muerte triste y en situaciones lamentables, su herencia, tan solo un mensaje póstumo dirigido a una dama, que decía: “Lola, pensé que estabas libre, perdona que te haya metido en tanto lío. Nunca pensé que me fueras a denunciar—Ramiro”. Este pobre muchacho era originario de la ciudad de México en el D.F. y que fuera apresado en una casa rumbo al “El Mortero”
Finalmente, las cosas siguieron su curso, los procesos judiciales caminaron, las indagatorias empezaron a generar mas información de los asaltantes y sus nexos con otros grupos guerrilleros en la República Mexicana; se sus acciones dentro de las generalizadas “guerrillas urbanas” que empezaron a realizar actos de terrorismo.
http://www.elpueblo.com.mx/chihuahua/reportaje.cfm?num=168
El segundo e-mail a la letra dice:
A Marcos Rascón lo conocí desde que era parte de la Liga 23 y él no sabía. Se entregó, cuando el triple asalto bancario. Estuve en su primera boda, dentro de la cárcel de Chihuahua, acompañándolo, junto amigos y mi hijo pequeño. Fue el primer castigo social que recibimos por no dejarnos salir de ahí, hasta que intercedió un médico muy afamado y de renombre con mucho dinero. Después supe lo de su cambio de piel cuando se aparejo con el Cuatemochas, y desde luego, leyendo sus artículos, en veces. Hoy es un chaquetero traidor.
Hay más e-mails los daré a conocer proximamente. Mientras tanto, ESPERO que en La Jornada ya se estén dando cuenta del tamaño de la PENDEJADA que hicieron y que RECTIFIQUEN. De nuevo: la ofensa no es que Rascón haya criticado al peje. La ofensa es que Rascón se haya metido CON LA GENTE.
Una razón más para apoyar al peje en el 2007.
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