Fábricas de analfabetas funcionales |
miércoles, 21 de febrero de 2007 | |
Juan José Morales Según los resultados de los Exámenes de la Calidad y el Logro Educativos (Excale), diseñados por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y aplicados en todo el país a una muestra representativa integrada por más de 52 mil alumnos de sexto grado de primaria, casi la quinta parte de ellos no han logrado desarrollar los conocimientos y habilidades básicas que conforme a los planes y programas de estudio deberían tener al finalizar ese primer nivel educativo. En secundaria, según reveló la misma evaluación, aplicada a una muestra de más de 63 mil alumnos, la situación es todavía peor: un tercio (32.7%) de quienes la concluyen lo hacen sin haber alcanzado los conocimientos y las habilidades básicas que establecen los programas de estudio de Español, y más de la mitad (51.1%) no lo consigue en Matemáticas. En cuanto a la capacidad de expresarse por escrito, los resultados son verdaderamente espeluznantes: casi las dos terceras partes (63%) de quienes egresan de primaria y más de la mitad (56%) de los graduados de secundaria carecen de las habilidades elementales de escritura. Aquí cabe señalar que la evaluación se limitó a las habilidades y los conocimientos básicos de los planes de estudio, que a su vez se limitan a dar a los alumnos una preparación elemental para dedicarse a actividades productivas. Aún así, los resultados son, como se ve, bastante decepcionantes. No se alcanzan ni siquiera esos objetivos mínimos de producir mano de obra medianamente preparada. Todo esto se refiere a las escuelas públicas. En las privadas las cosas pintan mejor, aunque no tanto como muchos pensarían: más del 8% de los alumnos de secundarias particulares no poseen ni siquiera los conocimientos básicos en Español, y en Matemáticas casi la cuarta parte se hallan en tal situación. Por lo demás, muchos maestros aseguran que estos resultados distan mucho de la realidad y no reflejan la verdadera magnitud del problema que significa el bajo nivel educativo. Las evaluaciones las aplica y califica el personal de las propias escuelas -que sólo entrega resultados- y se sabe que maestros o directores recurren a diferentes argucias para falsear los promedios y aparentar que sus alumnos están mejor preparados, sobre todo en las escuelas privadas, cuyo prestigio -y por tanto sus ingresos económicos- van de por medio. Una triquiñuela usual, por ejemplo, es no aplicar la evaluación a los alumnos con más bajo aprovechamiento, o no incluir las pruebas de éstos en el informe global. De esta manera, habiendo eliminado las más bajas calificaciones, al promediar los resultados del grupo y de la escuela, se obtienen cifras más altas, aunque ficticias. Para decirlo en términos más claros y concisos: el sistema educativo nacional está produciendo analfabetas funcionales, niños y jóvenes que si bien formalmente saben leer, escribir y realizar operaciones matemáticas, en la práctica son incapaces de comprender realmente lo que leen, comunicarse clara y coherentemente por escrito y manejar procedimientos matemáticos indispensables para cursar estudios superiores o simplemente para desempeñarse como trabajadores manuales especializados. Este es el precio que como país estamos pagando por los servicios que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación -o más exactamente, los líderes que se aprovechan de los maestros- ha prestado durante décadas para mantener en el poder, primero al PRI y ahora al PAN, que en la profesora Elba Esther Gordillo tiene a su más firme aliada y una de sus más eficientes operadoras políticas. Para poder utilizar a los maestros como operadores electorales, los dirigentes del SNTE les permiten desatender sus responsabilidades, ser indolentes e ineficientes, faltar a sus clases y, en general, simular que trabajan adecuadamente. De este modo la calidad de la educación se ha venido deteriorando gradualmente hasta llegar a la situación que vemos. Y esto -hay que subrayarlo- no se limita a las escuelas públicas. También repercute en las privadas, porque quienes deben vigilar su buen funcionamiento son parte de esa maquinaria manejada por los líderes del SNTE. Lo más grave es que ahora, en el gobierno de Calderón y como recompensa por la ayuda que le dio, Elba Esther Gordillo recibió nada más ni nada menos que el control directo de la educación básica. |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario