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sábado, mayo 06, 2006

EL TOLETE O EL MACHETE, EL YUNQUE Y EL MARTILLO.

René Delgado escribe en el Reforma:


René Delgado.

El yunque y el martillo.

Si hace ocho días se decía que polarizar al país podría sonar descabellado, hoy ya es una certeza. Hacia allá corre el país y, sin gobierno, la elección puede quedar en escoger entre el tolete y el machete.Hay quienes aplauden que, por fin, los toletes hayan puesto un hasta aquí a los machetes y hay quienes, con o sin machete en la mano, blanden el clásico argumento de se los dije: "la democracia foxista es la mascarada que encubre al fascismo persignado".

Burla burlando, a la ciudadanía se le pide escoger de qué lado atrincherarse. Definirse a partir de esos dilemas que se construyen artificialmente para fracturar un país entre buenos y malos.Se comienza a echar mano de muy viejas fórmulas para justificar lo que venga: hay fuerzas o intereses oscuros detrás de lo que está ocurriendo. Cuando la única fuerza oscura que agita la atmósfera política y vulnera el ambiente electoral es la ineptitud y negligencia política que quiere endosar su fracaso a los desesperados y a los votantes....

Un fuerte olor a impunidad política despide el choque entre fuerzas públicas y grupos sociales y gremios sindicales.Aun cuando en el discurso oficial se quiere subrayar que México ya cambió, la impunidad marca al gobierno foxista. El problema de los macheteros de Atenco no empezó esta semana, sino hace cinco años. La ineptitud de Santiago Creel para lidiar con ese problema fue evidente desde entonces y desde entonces el gobierno foxista, que ahora endosa a gobernadores perredistas y priistas la responsabilidad del uso de la fuerza pública, aplicó la política del avestruz: esconder la cabeza, dejando completamente el cuerpo de fuera.

Desde hace cinco años los macheteros de Atenco desafiaron al Estado de derecho y desde entonces el gobierno foxista eludió su responsabilidad. Y, ahora, el gobierno y su partido buscan hacer políticamente rentables los problemas que sembraron para cosechar conflictos.Tal es la impunidad política que, en vez de castigarse, se premia: Santiago Creel va feliz al Senado....

Si, desde el 2001, se advirtió lo peligroso que resultaba que los macheteros de Atenco desfilaran por donde desearan, no puede pretender ahora el gobierno federal venir con el cuento de la prevalencia del Estado de derecho, cuando justamente ese gobierno ignoró ese Estado.Cuando el gobierno foxista debió marcar el alto al desafío planteado y, en esa medida, evitar que la sangre llegara al río, simple y sencillamente se hizo de la vista gorda.

Se hizo de la vista gorda como lo hace frente al desfile del subcomandante Marcos, en el que invita a quien se deje a levantarse para derrocar al gobierno que lo escolta y le ofrece garantías para no ser molestado en su noble causa contra el Estado. ¿Con qué cara puede hablar Vicente Fox del Estado de derecho?Fox y Marcos cada vez se parecen más. Ambos se desbocan frente a los medios para lanzar discursos sin responsabilidades.

Uno dice ser político pero siempre busca el choque, el otro dice ser guerrillero pero le gusta hacer política. Uno dice ser presidente de la República pero se comporta como candidato, otro dice ser subcomandante de un ejército rebelde pero se comporta como la estrella del rock de los acelerados. Son igual de incongruentes y ninguno cree en el Estado de derecho.Y a la hora de la hora, los dos se hacen guajes: dejan o endosan a otros los platos rotos....

En la conducta del gobierno federal hay, por lo demás, algo curioso. A la hora de poner en práctica las decisiones o de tener que encarar en serio los problemas, deja el paquete a los gobiernos estatales del PRI o el PRD.Cuestión de preguntarles a los gobernadores priistas Humberto Moreira y Enrique Peña o al perredista Lázaro Cárdenas si no es esto cierto. A Moreira y Cárdenas les ha tocado levantar el tiradero que les ha dejado el secretario Francisco Salazar.

A Peña le ha tocado encarar el problema que, en Atenco, le dejaron sembrado el ex secretario Santiago Creel y su tío, el ex gobernador Arturo Montiel. Lo peor de eso es que, en el colmo de la impunidad y el cinismo, el gobierno federal y su partido todavía quieren derivar ganancia de su fracaso.

Los gobernadores Moreira y Cárdenas cargan con el problema de los mineros, mientras Vicente Fox encubre la ineptitud de su secretario Francisco Salazar. El gobernador Peña carga con la cuenta de Atenco, mientras Santiago Creel se acicala para entrar al Palacio de Xicoténcatl.

Todo mientras Felipe Calderón asegura tener las manos limpias y se presenta como el candidato del empleo, del partido en el gobierno que provoca a los trabajadores.¡Qué buen negocio político! ¡Qué barata sale la sangre!...

Si la ineptitud y la impunidad política del gobierno federal se limitaran a lastimar y destruir carreras políticas de sus adversarios priistas o perredistas, sería muy malo, pero es más que eso: esa ineptitud está golpeando instituciones y amenazando a otras.

De entrada, el origen de la Policía Federal Preventiva ha sido brutalmente pervertido. El nacimiento de esa institución era, supuestamente, integrar un cuerpo profesional para darle garantías a la ciudadanía frente al crimen. Pues bien, el crimen sigue lastimando a la ciudadanía y la policía es una simple fuerza antimotines. El uso que se está dando a ese cuerpo es impresionante. Confinan el malestar de las esposas de los mineros muertos para poner a salvo al secretario Francisco Salazar, escoltan a las policías estatales para que éstas carguen contra los amotinados. Se ha pervertido una institución y muy poco le importa al gobierno.

De salida, es claro que el malestar de los ultras que operan en y desde Atenco va a repercutir en el Distrito Federal, en el gobierno perredista de Alejandro Encinas, y en la Universidad Nacional Autónoma de México que, apenas, comenzaba a salir de la otra crisis en que lo metieron la ultraizquierda y la indiferencia del ex presidente Ernesto Zedillo.Y en medio de la entrada y la salida de ese problema, simple y sencillamente se vulnera la elección presidencial.

La mesa está puesta para que el proceso electoral se descarrile y su resultado sea impugnado por quien quiera. Los consejeros del Instituto Federal Electoral se deberían tomar más en serio su trabajo, el gobierno federal les está sobrecalentando brutalmente la atmósfera.De manera increíble, la violencia política y social está siendo abanicada por el gobierno federal, con la dicha de que los costos se los deja a sus adversarios y a instituciones que no son de su indirecta incumbencia....

Se puede seguir jugando a polarizar a la sociedad. A colocar a la ciudadanía en medio de una disputa por el poder que va perdiendo el disfraz de una elección democrática. Es posible que los efectos de esa polarización se manifiesten antes, durante o después de la jornada electoral.

Que no se espante el gobierno si la palabra fraude comienza a pronunciarse o si, de pronto, aquí o allá, grupúsculos radicales de derecha e izquierda emprenden acciones de desestablización. A eso se está jugando, con mucho de ineptitud y más de perversión política.No se puede colocar a la ciudadanía contra la urna para elegir entre el tolete o el machete, entre el yunque y el martillo. Una elección democrática no es eso. ¿Por cierto, quién sustituyó a Santiago Creel?


Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.

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