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lunes, mayo 22, 2006

Desde Jalisco: el fascismo de Fecal

Calderón
El candidato neofascista
Edgar González Ruiz

Calderón está llevando a cabo una campaña mediática con apoyo de empresarios y de los grandes consorcios, en especial Televisa, con la que busca desacreditar a la izquierda, a la vez que recurre en zonas como el Bajío y los Altos de Jalisco, a la militancia de tradición cristera y, en otros de sus actos, a jóvenes de universidades privadas a quienes vende una oferta de tinte fascistoide basada en el triunfo de la voluntad derechista que pretende crear un país de comerciantes “triunfadores”, aniquilar a sus adversarios y despreciar a los débiles .
A diferencia de los demás candidatos, el panista busca imponer a la sociedad mexicana una manera de ser, basada en ideas de agresividad y de superioridad, por lo que es el prospecto totalitario, el candidato fascista.

De Guadalajara a México
Continuación de la lucha entre liberales y conservadores, la guerra cristera no ha terminado. Hoy la vivimos bajo la forma de las campañas sucias del PAN contra Andrés Manuel López Obrador, para ganar las elecciones del 2 de julio.
El camino de México a Jalisco ofrece un buen muestrario de las mentiras, trampas publicitarias y abusos de poder a los que está recurriendo el partido derechista de raíces católicas en su carrera al poder.
Siendo esta una campaña que el oficialismo ha confiado ante todo a la televisión, a 50 días de las elecciones, al lado de la autopista de México a Querétaro luce sólo un letrero de propaganda presidencial, es de Calderón y en él se lee el lema: “Empleos, no deuda”.
Son frases que reflejan bien la personalidad de Calderón como político, pues en esas pocas palabras, promete y calumnia. Promete algo que muchos mexicanos y mexicanas necesitan con urgencia, pero pero sin ninguna garantía de cumplimiento por parte de Calderón; a quienes necesitan empleos, el panista les da menos que nada, que es una promesa de empleo, algo que a diferencia del empleo mismo, no tiene valor alguno.
Lo de la supuesta deuda es una evocación de las campañas difamatorias del PAN contra el gobierno del Distrito Federal, a quien arbitrariamente acusa Calderón de crear deudas a los capitalinos.
En Querétaro, la casa de campaña de Calderón tiene su sede nada menos que en el segundo piso del edificio de la Profeco, en la Avenida Constituyentes, inmueble que también alberga a otras oficinas del gobierno como la Procuraduría ambiental y en cuya fachada está tapizada con una enorme manta de proselitismo de Calderón, bajo la cual podemos leer el letrero que designa la función oficial del edificio.
A la entrada de esa y otras localidades en la ruta de México a Jalisco, los anuncios triunfalistas de los gobiernos blanquiazules alternan con la propaganda de los candidatos del mismo partido, que ofrecen promesas igualmente pretenciosas.
En el colmo del cinismo del nuevo oficialismo, en la calle de Héroes de Nacozai, en Salamanca, hay dos letreros panorámicos, casi empalmados, de tal suerte que el anverso de y consignas de los candidatos de ese mismo gobierno.
Lo mismo en ciudades guanajuatenses como Celaya que en los caminos que antaño fueron escenario de escenas sangrientas como la masacre del tren de La Barca, por parte de los cristeros, en Jalisco, podemos ver algunos letreros que proclaman que en una determinada casa, “apoyan” a Calderón, exhibiendo así un espíritu similar al de las cruzadas antiprotestantes que rezaban: “este hogar es católico” y rechazaban la posibilidad de acceder a las ideas de los protestantes y otras “sectas”.
En Celaya se reparten volantes de proselitismo de Calderón donde se afirma que “el gobierno de Fox es mejor que los anteriores” y se reitera el contenido de los constantes spots del presidente en los medios, con frases como “cada día más mexicanos cumplen su sueño de tener una casa propia”, y “hoy más niños y jóvenes van a la escuela”, a pesar de que en esos anuncios, se ha advertido que no deben usarse con otros fines distintos al desarrollo social.
Por los caminos de Guanajuato, de Michoacán y de Jalisco, Felipe Calderón, con cuyo acrónimo suelen nombrarlo muchos de sus críticos, al igual que otros prospectos de su partido, se proclama como el defensor por excelencia de “la familia como pilar de la sociedad”, que es una defensa encubierta de un conservadurismo que explica los muchos abusos del PAN contra los derechos sexuales y reproductivos y contra las manifestaciones artísticas supuestamente contrarias a los “valores familiares”.
Por otro lado, hay un sentido en que muchos encumbrados panistas han cumplido con la familia: con sus propios parientes, como es el caso de Calderón, que está impulsando la carrera política y los negocios e intereses de sus cuñados, hermanos, suegro, primos, y hasta una sobrina política.
Otros lemas de los abanderados panistas son meros juegos de palabras que ofrecen sólo promesas, como “Mi trabajo será que tú tengas mejor trabajo”, “Más empleos, mejores salarios”, “Que nadie nos robe el México que queremos” y “Las mujeres que luchan son mujeres con valor”, frases estas dos últimas que en esa propaganda se atribuyen a Calderón y que en realidad no expresan nada, excepto una mera apelación emotiva.
Toda la propaganda mentirosa del PAN y del gobierno de Fox no puede anular el hecho de que a lo largo del mandato de Fox se han encumbrado personajes sin escrúpulos que han lucrado con el poder, como ocurre dentro de la llamada familia presidencial, o bien exdirigentes de grupos de la ultraderecha que por el hecho de serlo han llegado al poder: Carlos Abascal, Ana Teresa Aranda, Francisco Javier Salazar Sáenz, entre otros casos que incluyen el del actual presidente del PAN, Manuel Espino.

Acarreo cristero
Calderón ha echado mano de las huestes panistas del Bajío y de Los Altos, zonas de raigambre cristera, para poder llenar alguna plaza en actos preparados ex profeso para la televisión.
Así ocurrió el 30 de abril, cuando simpatizantes del PAN en Guadalajara y en otras ciudades, organizaron un viaje proselitista para llenar la Plaza de Toros México en la capital, para lo cual se valieron en algunos casos del pretexto de que sería ante todo un festejo por el día del Niño.
Un testimonio recabado en Zapopan, indica que una regidora del PAN estuvo organizando el acarreo mediante dirigentes sociales y vecinales, quienes ofrecieron el viaje gratuito a México.
Ese mismo día salieron otros cuatro camiones de Tepatitlán hacia la reunión panista, si bien este contingente no fue muy nutrido dado que en ese poblado se celebra el mismo día la fiesta del Señor de la Misericordia.
Otros grupos propanistas salieron hacia México de Guadalajara, Tototlán, Lagos de Moreno y de diferentes ciudades de Guanajuato.
En el fanatismo que en otros tiempos cultivaron los cristeros en los Altos el PAN tiene algunos votos cautivos así como un semillero de militantes ultraderechistas, entre quienes se cuentan el hoy subsecretario de Gobernación, Leonardo García Camarena, el candidato a gobernador y exalcalde de Guadalajara, Emilio González Márquez, y el actual gobernador Francisco Ramírez Acuña.
García Camarena, señalado como dirigente del Yunque, y que antes de llegar al PAN militó en el sinarquista PDM, es oriundo de Tepatitlán, uno de los principales santuarios cristeros, por ser cuna del “mártir” Anacleto González Flores, beatificado por el Papa, y quien fuera ideólogo y organizador de la lucha contra el laicismo, de 1926 a 29.
Anacleto, que en sus obras maldijo a la trilogía formada por el protestantismo, la revolución y la masonería, goza de la admiración de Leonardo, quien fue alcalde de esa población, y de su sucesora, Susana Jaimes Mercado, quien en su oficina ostenta no el retrato de algún prócer de la nación, sino el del mencionado beato, a quien los panistas han erigido dos estatuas y le han dedicado también un mural en la cúpula y escaleras del palacio municipal, donde Anacleto flota en el cielo en una actitud contestataria, tapándole la boca a Morelos, con la ley en una mano y un crucifijo en la otra.
Se sabe que la hoy alcaldesa, conoció a García Camarena en los años 80, en una empresa privada donde fue su secretaria, y se le acusa de encubrir los actos de corrupción del funcionario panista por más de 9 millones de pesos.
Camarena es famoso por manipular el fervor religioso con fines políticos, de tal suerte que, desafiando los preceptos teológicos, en su pueblo natal solía ir a misa y comulgar muchas veces al día, con tal de atraerse al beaterío y a los herederos del fanatismo cristero.
Emilio González Márquez, al igual que el famoso yunquista y principal asesor de Fox es de Lagos de Moreno, y ha mostrado también un gran fervor en la destrucción del estado laico, al grado de que en su gestión al frente de la alcaldía de Guadalajara editó unos libros de texto de historia de la ciudad, destinados a los alumnos del tercer grado de primaria, y donde se hace apología de la religión católica, de los “santos” cristeros y se inspira el odio contra el “populismo”.
Francisco Ramírez Acuña, conocido al igual que otros panistas por sus prácticas de nepotismo y por el manejo abusivo y sectario del poder, por ejemplo, en el apoyo que ha brindado a las campañas panistas, nació en Jamay, otra ciudad cristera de los Altos, que luce como orgullo local un monumento a Pío IX, donde se le recuerda por haber promulgado el dogma de la infalibilidad pontificia y la lista de libros prohibidos.
La jerarquía y los gobiernos panistas han fomentado el culto a los cristeros en toda la zona de los altos, concibiéndolos como antecesores del triunfo del blanquiazul. Asimismo, la jerarquía sigue usando el fanatismo como un arma contra la izquierda, al grado de que en las elecciones del 2000, en Tepatitlán y en otras localidades, algunos sacerdotes organizaron una campaña difamatoria acusando a ese partido de que quería “cerrar los templos” y renovar la “persecución religiosa”.
La guerra sucia del clero para apoyar al PAN incluye desde el llamado a no votar por los candidatos que defiendan la despenalización del aborto hasta la publicación, en el número 282 (21 de mayo de 2006) del periódico El Mensajero Diocesano, de la diócesis de San Juan de Los Lagos, de un anuncio a colores, en toda la contraportada, invitando a votar por el Dr. Antonio Muñoz, candidato a diputado federal por el PAN, “para que vivamos mejor”.



Neofascismo blanquiazul
El 19 de mayo, arribaron a la capital de Jalisco contingentes de jóvenes simpatizantes del PAN provenientes de la ciudad de México, Querétaro, Chihuahua, Coahuila, Morelos, Sinaloa, Nuevo León, San Luis, Zacatecas, Yucatán y algunos otros estados, quienes se alojaron en hoteles de lujo para asistir al otro día al Encuentro Nacional de Estudiantes, que al mediodía fue inaugurado por Calderón en la Expo Guadalajara.
Disfrazado de evento académico nacional, fue ante todo un acto proselitista organizado por simpatizantes de Calderón agrupados en el llamado Consejo Nacional de Estudiantes y por el PAN, y apoyado abiertamente por el gobierno estatal.
“Todos con Felipe”, “Mi primera vez con Felipe” y “Vamos a ganar” eran algunos de los lemas que ostentaban las camisetas de los asistentes, muchos de ellos aspirantes a yunquistas por su militancia en grupos juveniles que apoyan a políticos panistas.
Algunos grupos, como Barra Azul, del estado de Morelos, que apoya al candidato panista Marco Antonio Adame, fundador del grupo Testimonio y Esperanza, que organiza las peregrinaciones al Cerro del Cubilete, vestían sus propios atuendos y colores.
Exhibían también sobre el rostro y los brazos tatuajes temporales de las “manos limpias” de Calderón, así como estandartes con el mismo símbolo y peluches o monigotes gigantes que representaban al poco carismático abanderado del PAN.
Minifaldas, pulseras, paliacates, bolsas y ropa con lemas o símbolos proselitistas de la derecha, como el de las “manos limpias”, eran los atuendos prevalecientes entre los jóvenes asistentes, que sumaron unos 2000 frente al cálculo optimista que los organizadores habían hecho, de entre 5 mil y 8 mil “fecalistas”.
Aún siendo Jalisco un semillero de cuadros derechistas, y pese a que funcionarios panistas facilitaron recursos para el acarreo de los jóvenes, el evento no tuvo la asistencia esperada y más aún pasó desapercibido en la ciudad, a lo cual está contribuyendo el propio espíritu sectario y autoritario de Calderón, quien no quiere asistir a eventos que no sean los de sus propios partidarios.
En esta ocasión, hubo panistas, no precisamente jóvenes ni estudiantes, que trataban de identificar y vigilar a los asistentes que no eran simpatizantes de ese partido, aunque no se produjeron incidentes mayores.
Desde antes de la llegada de Calderón fe notorio el espìritu fascistoide que embargaba a los asistentes, encarnado en actitudes triunfalistas, en la apelación a la construcción de un “México Ganador”, mediante el ejercicio de supuestas cualidades del carácter como la agresividad, la energía y la falta de escrúpulos.
Antes de la llegada de Calderón, los organizadores transmitían videos de su vida y de otros actos proselitistas, mientras que los animadores, Giancarlo y Artemisa Belmonte, en el mejor estilo televisa, bailaban, gritaban, saltaban, organizaban competencias de “porras” y animaban al auditorio a entonar y bailar: “Olé, Olé, Olé, Calderón, Calderón” y otros ritmos similares.
También estaba ausente, en este festivo auditorio, la pública apelación a los sentimientos religiosos, excepto por lo que concierne a Manuel Espino, dirigente nacional del PAN y del Yunque, y quien antecedió a Calderón en el uso de la palabra.
Espino, a quien presentaron como el impulsor de las “estrategias” que supuestamente conducirán al triunfo del PAN, se refirió a su candidato, que pasa de las cuatro décadas, como un “joven talentoso” que “representa a los jóvenes del país”, y que les “declaró la guerra a los que son un peligro para México”, y de quienes dijo que son “adversarios arrinconados contra las cuerdas”, mencionando explícitamente a AMLO y a Madrazo.
Asimismo, atacó al candidato priísta Arturo Zamora, diciendo que es “un peligro para Jalisco”. En las últimas semanas, Zamora ha sido blanco de una campaña difamatoria por parte del blanquiazul, que incluye spots, publicaciones en periódicos, seudoencuestas telefónicas, y otras actividades que han contado con el apoyo de agentes de la Segob, según ha denunciado el panista.
El dirigente panista, famoso por no conocer la ética ni la moral, terminó su alocución con las palabras “Que Dios los bendiga y vamos a la victoria el 2 de julio”.
Emilio González, quien también hablo en el acto, mencionó explícitamente el apoyo que el mismo recibió del CEN del PAN y de los funcionarios de Jalisco, como Ramírez Acuña, presente en el evento, al igual que el exgobernador Alberto Cárdenas y el extitular de Segob, Santiago Creel.
Gonzalez elogió lo que llamó la “Campaña ganadora que va por un México ganador”, consignas favoritas del candidato Fecal, quien identificó su propuesta como “la de los jóvenes”, a la vez que, en el marco de la guerra generacional, atacó a candidatos que destinan los recursos de los contribuyentes a “otras prioridades que ya ni siquiera las menciono” y se refirió a la supuesta obligación de los jóvenes de ser parte del “México ganador” que “no se deje, que no se amilane”.
En un tono fascistoide cada vez más delirante, exhortaba a sus oyentes, algunos de los cuales se paraban y enardecidos levantaban el puño derecho, como en las viejas fotografías de las multitudes totalitarias.
Queriendo imponer a sus seguidores una forma de ser, les grito que debían tener “carácter y garra” y los felicitó por ser “exitosos” y “creativos” para fabricar las camisetas que lucieron en el evento. Es la clase de éxito que promueven ideólogos del neoliberalismo: el del comercio y el dinero, no los logros culturales.
De hecho, Calderón anunció en el evento que quería hacer de las universidades “incubadoras de negocios para que al fin de su carrera los estudiantes se conviertan en empresarios”, y con ello se vaya destruyendo la clase intelectual que tanto ha criticado al PAN.
Siguiendo con otros tópicos del discurso fascista, Calderón promovía no sólo el desinterés y el desprecio hacia los menos favorecidos y el odio contra sus adversarios políticos, sino un sentimiento de superioridad entre sus partidarios.
Así, en palabras textuales, pidió a los jóvenes ser “el cuerpo de élite, la brigada de élite” para cuidar el voto, sobre todo en las “peores casillas”, es decir, en las “casillas rurales” donde “se refugian los mapaches”.
También se burló de “un par de tabasqueños” que, según Fecal, “andaban frotándose las manos por la presidencia”, y hay que tener en cuenta que su odio hacia esa entidad no es sólo por razones electorales, sino por ser el estado menos religioso del país y donde revolucionarios como Garrido Caníbal lograron en alguna medida erradicar el fanatismo y la manipulación político religiosa.

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