FOX: PEOR IMPOSIBLE.

Ricardo Rocha y su columna en el Universal:


Detrás de la Noticia.
Ricardo Rocha.
22 de mayo de 2006.

Fox: peor, imposible.

La frontera entre México y EU ya es una zona de guerra. Nunca antes los más de 3 mil kilómetros que nos unen o nos separan han estado tan distantes como ahora: 6 mil militares de la Guardia Nacional han sido enviados a vigilar los puntos estratégicos de la frontera; 6 mil agentes más habilitados para reforzar la Patrulla Fronteriza, llegando a 18 mil; 600 nuevos kilómetros de muro con triples bardas de acero de tres metros de altura; barreras de cemento de un metro para evitar el paso de vehículos; dos aviones no tripulados de alta tecnología como los utilizados en Irak, Afganistán y otras guerras feroces; cinco helicópteros más que se unen a la jauría de presa que ya rastrea la frontera para cazar migrantes.

Por si esto fuera poco, se destinarán mil 900 millones de dólares adicionales para endurecer aún más la persecución antiinmigrantes y sellar la frontera con México. Esta es la respuesta del Congreso y del gobierno de George W. Bush a las recientes y gigantescas marchas de inmigrantes en las principales ciudades de EU. Pero también a la modorra timorata y al silencio cómplice del gobierno de México.

Sin duda, un golpe determinante y demoledor para los más de 600 mil mexicanos que cada año intentan el cruce. Y para millones y millones de compatriotas nuestros que, por falta de empleo, todavía sueñan el sueño americano. También una pésima noticia para el próximo gobierno que se encontrará una frontera taponada en donde se amontonarán la caravanas de desempleados rumbo al norte y una economía presionada por la urgencia de empleos. Además, por supuesto, de disparar inhumanamente los niveles de riesgo en los viejos y nuevos pasos fronterizos.

El consenso entre los especialistas que he entrevistado en los días recientes es que ni los vaticinios más catastrofistas pudieran haber pronosticado una situación tan desastrosa como la que vivimos; es peor que una pesadilla, me dicen. Y es que cuesta trabajo discernir por qué llegamos a este grado de descomposición en las relaciones entre dos países que -más allá de las asimetrías gigantescas- se supone que no sólo son vecinos sino también amigos y hasta socios. Las razones son muy diversas: que Bush está en el peor nivel de popularidad y para que no lo linchen los republicanos en la víspera electoral se ha inventado esta otra guerra; que se trata de mostrar el músculo ante los migrantes que están ya adentro, someterlos y demostrarles quién manda y que cesen ya los cuentos de arreglos binacionales porque, de aquí en adelante, todo serán medidas unilaterales. En pocas palabras, México ya no cuenta.

En lo que también coincidimos todos es en dos cosas: que el servilismo del gobierno de Vicente Fox y su falta de dignidad en el tema migratorio no ha conmovido a nadie, por el contrario, ha envalentonado a los antimexicanos rabiosos -al estilo Sensenbrenner- que desde el Congreso se han ensañado con todo lo que venga del sur; pero también coincidimos en que Bush y Fox han sido grandes farsantes en el tema migratorio, porque ninguno ha mostrado un mínimo compromiso por los derechos humanos de los que menos tienen, en cambio, es evidente su abyección hacia los poderosos.

La respuesta del presidente Fox de que no hay que agarrarlos a cacerolazos ni a mentadas sino apelar a la prudencia, es la declaración más torpe y vergonzosa que jamás se haya hecho en materia exterior. Para colmo, Fox irá esta semana a territorio estadounidense en una de esas tantas giras sin pies ni cabeza y que no tienen otro propósito que la parafernalia y el paseo a todo lujo en el avión presidencial. Peor aún, en las actuales circunstancias se antoja francamente ridículo un viaje que únicamente avalaría la beligerancia de un Congreso y un gobierno que ya nos humillaron hasta la ignominia.

Lo más grave es que esta es la reafirmación de un gobierno reprobado internacionalmente en política económica. Que ahora está manchado de sangre por Atenco y pronto reventará en desarrollo democrático por su intervencionismo desquiciado en el proceso electoral. Menos mal que el fin se acerca.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.