Otro ángulo de la realidad que está viviendo FeCal en su desangelada campaña, vista desde las páginas editoriales del Reforma por una de las cabezas de su órgano editorial, René Delgado:
Yo me permito diferir respecto a lo que asienta el señor Delgado en sus últimos cuatro renglones. Creo que aunque FeCal rompa con Fox quedaría ante la sociedad como un candidato veleta, que cambia de convicciones según la dirección del viento, y eso lo hundiría mas ante los ojos de la ciudadanía. Además al romper con Fox, Espino dejará de fingir que lo apoya y quitándose la máscara lo dejará solo.René Delgado.
El partido en el gobierno.
La mejor campaña de un partido en el gobierno es el gobierno. Si no hay gobierno o si el gobierno va mal, no hay campaña exitosa posible.Desde luego, hay correctivos ante una circunstancia como
esa. El partido y sobre todo su candidato requieren pintar su raya frente al gobierno. Pero esa decisión exige dos requisitos: tener un muy sólido equipo con claridad en el rumbo de la campaña y, obviamente, contar con el apoyo de la élite dirigente del partido.Si no se aplican esos correctivos, ni se toman esas decisiones ni se cuenta con ese equipo, poco importa contar o no con recursos.
La campaña será un esfuerzo sin sentido.Felipe Calderón vive ese drama. El gobierno va mal y le complica de más en más su campaña, las intrigas y las diferencias en el equipo de campaña le roban un tiempo valioso y la dirección del partido vive de ponerle zancadillas.... En cuanto al gobierno se refiere, cada día es más evidente el propósito de Vicente Fox: impedir que Andrés Manuel López Obrador llegue a la Presidencia de la República. Tal objetivo no supone,
sin embargo, la intención de alentar la candidatura de Felipe Calderón.El mandatario está en contra de López Obrador pero no, necesariamente, en favor deCalderón.La estrategia del gobierno -si, en verdad, se puede hablar de ella- para vulnerar las posibilidades del perredista está provocando exactamente lo contrario. Tan burda y torpe es la estrategia que, de a tiro por lance, termina por fortalecer las posibilidades del candidato perredista.
Sin querer, Vicente Fox es como ha sido uno de los mejores promotores de la candidatura presidencial del sol azteca.En ese absurdo propósito, Fox borra a Calderón. Lejos de ceder
espacio mediático a su candidato, el mandatario ocupa cada vez más. Tal afán podría explicarse posiblemente desde la óptica de la vanidad y popularidad del mandatario pero, aun así, resulta increíble advertir una anticampaña presidencial y una campaña presidencial por parte del panismo.Una, la del Presidente en funciones; otra del aspirante presidencial. Es la esquizofrenia política.
Vicente Fox ha sido incapaz de entender que la campaña ya no es un asunto suyo y que una muy buena contribución a su partido sería guardarse y crear las condiciones de gobierno necesarias para impulsar, con eso, a su candidato. Y Felipe Calderón ha sido incapaz de entender que, ante la circunstancia que afronta, obligado sería hacer su deslinde frente al mandatario. Felipe no rompe y la sombra presidencial a veces lo tapa y a veces lo hunde.... Si a eso se limitara el problema de la campaña albiazul, el asunto tendría arreglo.
Pero no, el gobierno de Vicente Fox aún hoy practica la política de hacer de cada problema un conflicto sin tomar en cuenta un detalle: esos conflictos ahora rebotan en la campaña del partido.El conflicto que el gobierno ha generado con el dirigente del sindicalismo, lejos está de limitarse
a la figura de Napoleón Gómez Urrutia.Ese conflicto pega en el corazón de muchos otros gremios que advierten el peligro de que, ahora, una simple notificación de su desconocimiento sea el expediente del que se quiera echar
mano para deponerlos. Y, ahí sí, se ve difícil que los intempestivos aliados de Napoleón Gómez vayan a dejar el asunto donde el gobierno lo quiere dejar.Desde la perspectiva de más de un sindicalista como también de más de un ex Amigo de Vicente Fox, el lance contra el líder de los mineros tiene como único justificante pagar un "favor" a uno o dos empresarios de la industria minera y siderúrgica.No se trata -por más que el discurso oficial insista en ello- de acabar con el corporativismo sindical. La relación del gobierno foxista con el sindicalismo corporativista contradice en toda la línea aquel discurso.Una y otra vez, la Secretaría del Trabajo mandó muy claros mensajes de su
entendimiento con el corporativismo sindical. La oportunidad de oro que les ofrecía el Pemexgate para acabar con el corporativismo en el sindicato de esa empresa estatal, la perdieron.De presuntos delincuentes, Carlos Romero Deschamps y Ricardo Aldana pasaron a ser firmes aliados y beneficiarios de la administración foxista. La lideresa del magisterio, Elba Esther Gordillo,
siempre encontró amistad y cobijó en la pareja presidencial y, aún hoy, reconoce a Vicente Fox como un mandatario que sí cumple. El liderazgo al frente de la CTM, si así se le puede llamar, de Joaquín Gamboa Pascoe tuvo la bendición y el beneplácito del foxismo y, desde luego, ese gángster que es el dirigente de los ferrocarrileros y ahora reelecto "líder" del Congreso del Trabajo, Víctor Flores, le vive eternamente agradecido al foxismo.Con ese historial, salir ahora -a nueve meses de dejar el gobierno- a agitar la bandera contra el
corporativismo sindical simple y sencillamente no cuadra. Sólo se comprende de dos maneras: el foxismo devuelve un favor recibido o, de plano, no tiene ni la menor idea del berenjenal en el que se metió.Sin importar el desenlace de ese nuevo conflicto, lo que desde ahora es claro es que el foxismo ya le enderezó en su contra a Felipe Calderón al sector más activo del sindicalismo mexicano y, por si eso no bastara, el foxismo ya incorporó un nuevo elemento de inestabilidad al escenario político, justo cuando el proceso electoral reclama precisamente lo contrario.Todo esto sin mencionar el rebote que sobre la campaña de Felipe Calderón tiene el torpe desempeño del gobierno frente a la desgracia ocurrida en Pasta de Conchos. Ahí, el emisario foxista llegó tarde, llegó a engañar y el Presidente ni se presentó en el lugar. Los platos rotos corren por cuenta de Felipe Calderón....
Sin querer o adrede, el gobierno panista está contra la campaña panista. A ese conflicto que marca la semana, se agrega la intentona de los senadores de Acción Nacional, Jorge Zermeño y Fauzi Hamdan, contra el acceso a la información.A uno de los pocos aciertos del gobierno
foxista, esos cuadros de Acción Nacional quieren ponerle unos candados por aquello de que no es del todo conveniente que la ciudadanía tenga acceso, así como así, a la información.La tentación de vulnerar la transparencia, legislando por la puerta de atrás para reponer algo de opacidad, pega de nuevo sobre la campaña de Felipe Calderón.En todo esto, la dirección del partido brilla por su ausencia. Se anuncia que, en cuanto Manuel Espino saque las listas de candidatos al Congreso, se sumará de tiempo completo a la campaña de Felipe Calderón pero, por lo pronto, la dirección del partido no hace absolutamente nada para impedir que la acción del Ejecutivo o del Legislativo albiazul impacte la campaña presidencial.
Espino dormirá en el mismo hotel donde se hospede Felipe Calderón durante la campaña pero eso y nada son lo mismo. El punto es que, si bien Calderón es el candidato del partido, no lo es de la dirección del partido ni del gobierno ni de la élite panista....
A Felipe Calderón le quedan muy pocos días para corregir el rumbo. Si no marca su distancia frente al gobierno, si no pone orden en su equipo, si no llega a un arreglo con la dirección del partido, su campaña será un plausible esfuerzo inútil. Sin gobierno, un partido en el gobierno, no se ve a qué horas repita en el gobierno.
Una razón más para votar por AMLO y por la mayoría perredista en el Congreso.
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