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jueves, agosto 23, 2007

Ladillas - Los Pesos del Chamuco

por el Lic. Mefistofeles Satanas

Doña Cholita entró en mi oficina toda agitada. “¡Don Menfis! Mandaron otra vez al chango de la secretaria de gorilación. Digale por favor al animalito que no se ande meando en mi escritorio.”

En efecto, sali a la antesala donde Doña Cholita tiene su escritorio y me dio de inmediato el tufo a jugo de riñon. Un chango se meaba contra la pared atentando contra las instituciones.

“¡Orale pinche Chita!” protesté mientras le daba una patada en la cola peluda al chango. “¡Ya ni la chingas! ¡Ora voy a tener que llamar a los de mantenimiento para que vengan a desinfectar. Y esos cabrones estan sindicalizados y son rete huevones. Van a tomar tres eternidades en venir.”

El chango me contestó en su lengua: “¡Ick Ick! ¡Kreegah! ¡Bundolo!”

“Pos a la tuya tambien. ¿Que carajos traes?” El chango me extendio un sobre lacrado. Yo francamente quisiera que el gobierno utilizara tecolotes como hace el Harry Potter en lugar de andarme mandando primates de la secretaria de gorilación. Pero pos como son familia de Mandriles Acuña pos les dio hueso.

“Ah, el enano me invita a la ceremonia del grito. ¡Que bien! Se va a poner interesante. Imaginense todo el zocalo lleno y mentandole la madre al enano.”

“¡Ick, ick, ugh, ick, ñiff, brrrrr!” dijo el chango.

“¿El primer damo Mouriño quiere que le hable? Uquela. A mi no me gusta hablar con ese cabrón. No sea que se me vaya a pegar lo que tiene. Bien, esta gueno Chita. Le llamare.”

Ya que el chango se fue Doña Cholita veia con disgusto donde se habia meado.

“Licenciado, ¿que tal si uso un poco de cloro pa limpiar esto? Huele rete feo,” dijo Doña Cholita.

“Mejor use gasolina. Pa mi que el mugre chango se hizo una chaqueta. El tufo ese está insufrible. ¡Ya ni la chinga el mugre chango! Este es el infierno, carajos, tenemos nuestros estandares, hasta estamos certificados ISO9000. Sabe, haga lo que quiera, doña Cholita, yo me voy a Las Vegas. Me acaban de aprobar el presupuesto del segundo piso al infierno y pos hay que gastarlo tantito.”

Pos si, estaba en las mesas de baccarat con mi traje de pinguino a la James Bond jugandome la feria del presupuesto cuando sonó mi celular.

“¡Don Menfiz!” reconoci la voz del primer damo Mouriño.

“Orale cabrón, ya iba ganando o por lo menos no perdiendo tanto. Si hablo contigo me vas a salar.”

“No sea gacho, don Menfiz. ¡Tenemoz una emergenzia!”

Avente mis cartas a la mesa. Ya habia perdido buena parte del presupuesto. Iba a necesitar del visto bueno de la tonina para que no le hicieran de tos y me hicieran auditoria. Ni modo. Tendria que ver que carajos queria el primer damo.

“¿Y de que se trata?”

“Es por lo que ezcribio uzted sobre la Guadalupe ayer.”

“¿Se quejó Perberto? ¡Mandenlo al carajos!”

“No, licenciado, ez lo del cura Hidalgo…dejeme leerselo…”

Las cronicas dicen que don Miguel escogio la noche del 15 porque ya habia sido delatada su conspiración. Yo creo que es mucha coincidencia que fue esa noche precisamente cuando don Miguel inicio su rebelión. Me explicare.


Veran, a raiz de la invasion napoleonica el corso habia arrestado al rey, Carlos IV, y al hijoeputa de su hijo, Fernando VII. En la Nueva España habia caos como resultado. Si faltaba el rey, ¿cual era entonces la autoridad del virrey?

En la corte del virrey el Lic. Primo Verdad, criollo y regidor de la Ciudad de México, presentó la tesis de que al faltar la autoridad del rey entonces los pueblos asumian su soberania. Y siendo como habia sido la gran Tenochtitlan capital del reino mexica entonces esta podia asumirse independiente del rey. ¡Anahuac seria otra vez soberano y su capital seria nuevamente la gran Tenochtitlan!

Gobernaba la Nueva España un español probo y duro: Iturrigaray, veterano de las guerras contra Francia. Iturrigaray vio con buenos ojos el proclamar la independencia de la Nueva España en base a la tesis de Primo Verdad. Se formaria un gobierno con Iturrigaray a la cabeza.

Los “gachupines” que Hidalgo queria que ajusticiaran eran los peninsulares que se oponian a los designios de Verdad e Iturrigaray. Estos eran los altos prelados, comerciantes, terratenientes, en suma, los antepasados de la cupula PANazi y del CCE de nuestros dias. Estaban lidereados por un tal Gabriel J. Yermo, emulo de los Laurencios Ceviches y Claudio X Gonzalez de hoy.

Los “gachupines” reconocieron en Iturrigaray y en Verdad “un peligro para la Nueva España”. Digo, ¡Josu! ¿si le dan mando a los criollos que sigue? Que van a querer despues, ¿darle mando tambien a los indios?

La noche del 15 de septiembre de 1808, noten la coincidencia, los “gachupines” llevan a cabo el primer golpe de estado de la historia patria (el ultimo lo acabamos de vivir hace un año). Sobornan a un regimiento y entran a palacio nacional, aposento del virrey, y arrestan a Iturrigaray. A este lo mandan exiliado de regreso a España, inventandole cargos de desfalco que luego se probaron falsos. Al lic. Verdad lo refunden en las tinajas de San Juan de Ulua donde muere de tifo.

¿Y a quien ponen de virrey los “gachupines”? ¡Pos nada menos que a un pelele! Y es que a sus ochenta y tantos años el fulano al que ponen al frente del ejecutivo, un tal Pedro de Garibay, ya chocheaba y hacia todo lo que Yermo y sus “gachupines” le ordenaran. ¡Igualito que hoy!

Asi pues, don Miguel escogio la fecha del quince de septiembre pues conmemoraba el golpe de estado de dos años antes. El cura Hidalgo se rebeló ¡contra el primer gobierno espurio que los hijos de la chingada de la derecha le endilgaban a México! Nos llamamos juaristas en el movimiento pero me temo que esta bronca viene desde mas atras: ¡somos insurgentes!

“¿Y cual es su bronca Mouriño? Todo es cierto. Es mas, algunas cosas yo las vide pues ya tengo 500 años en México.”

“¡Hoztia! Mire, lizenziado, yo no zabia nada de ezto. Si apenaz conozco la historia de Ezpaña, menos la de Méjico.”

“México, con x, putito. En la cruz lleva su penitencia.”

“Como zea. Pero ¡imagineze si la gente empieza a zaber que el tal Hidalgo era un renegado que ze rebeló contra un gobierno espurio encabezado por un pelele como uzted lo describe! Ezo quiere decir que si viviera hoy el cura eze ¡estaria con Noroña encaramandoze sobre las vallaz! O peor, ¡a la mejor zeria Appista o locutor de Radio AMLO! ¿Tiene uzted idea de la bronca que tenemoz con quitar el aguila juarizta de loz billetez de veinte pezoz? ¿Se imagina si tuvieramoz que borrar la imagen de Hidalgo de todaz laz monedaz y zacarlo de loz libroz de hiztoria?”

“Bueno, yo pensaba que iban a reemplazar los libros de historia con los evangelios.”

“Eventualmente. Pero, como dezia, ya loz renegadoz andan zaboteando los billetez de Jelipe.”

“¿Ah si?” Me acorde entonces del cloro que iba doña Cholita a usar con los meados del chango. “¿Y ya probaron bañarlos en acido muriatico o cloro y luego ponerlos 30 segundos en el microondas? El billete es de plastico. Si lo remojas en eso no se nota cuando lo entregas en el banco. Pero ahi se les va a desintegrar.”

“¡No lez de ideaz don Menfis! Bien, Jelipe quiere que ze regrese a Méjico de inmediato. Tenemoz que evitar que ze zepa que Hidalgo era un renegado. ¿Ze imagina a Jelipe dando el grito y alabando a un cabrón que se rebeló contra el gobierno de un pelele? ¡Zeria como zi le gritara vivas al de Macuspana! ¡Y tampoco va a poder menzionar al rezto de los inzurgentez entoncez! El cura ese del paliacate en la cabeza y los patilludoz eran igualitoz a Hidalgo!”

Yo estaba viendo a una guerota bailar con un tubo y se empezaba a alborotar “Panchito”. “Ni madres, jotito, esa es bronca de ustedes.”

“A vecez ez uzted muy intranzigente, don Menfiz. Mire uzted a la mezzanine.”

Alce la vista. Habian dos primates de gorilación con una video camara.

“¿Me grabaron?”

“En efecto, don Menfiz. Lo tenemoz grabado jugandoze el prezupuezto del zegundo pizo del infierno. Si quiero, lo balconeamoz en Televiza si no coopera con nosotroz. Ademaz Carztenz le va a zoltar loz auditorez. Acabara en Almoloyita. Y ahi ez peor que el infierno.”

Ni modo. Habia caido en la trampa. Al dia siguiente me encontraba en Los Pinoles. Era media mañana y afortunadamente el enano todavia no estaba borracho aunque ya habia empezado a libar. Junto a él habia un cabrón que al principio pensé que era Jabba the Hutt pero resultó ser Carstens, que habia subido de peso.

“Ah pinche chamuco,” me dijo el enano, “¿que bronca me quieres armar? ¿Como chingaos voy a estar echandole vivas al cura ese si me resultó ser un renegado segun usted?” Jelipe me vio con los ojillos de rata que tiene y se apuró un trago de tequila.

“Mire, hableme de lado porque con el puro aliento mata. He estado pensando en como remediar esto.”

“Ni crea que podemos retirar las monedas con la efigie de Hidalgo,” apuntó Carstens. “Seria un desmadre.”

Saqué un estuche y lo abri. Habian dentro varias monedas. “En realidad no veo por qué no. Digan que es requisito del FMI o que sé yo. Miren, aqui hay varios posibles substitutos.” Les pase las monedas.

“Estan –jic- bonitas, lo admito,” dijo Jelipe que ya tenia hipo.

“Usé a los mejores artesanos que tengo en el infierno. La primera es el que llamó el peso Maximiliano. Tiene la efigie del emperador y al reverso el aguila nacional con una corona imperial.”

“Pero pos –jic- se parece al aguila republicana.”

“En efecto, es la misma pero tiene una corona.”

“No,” dijo Carstens sacudiendo la cabeza, “la gente va a ver el aguila de AMLO y no veran la coronita. Está muy chiquita.”

“Bueno,” explique, “la otra moneda es la que llamo los Juan Diegos. Como ven tiene la imagen de un gachupin de barba cerrada, el que los curas dicen que es Juan Diego. Al reverso está la guadalupana.”

Jelipe lo vio con una lupa. “Oiga, pos si, --jic—si el fulano parece vikingo. Perberto estará muy contento con este peso.”

La tonina volvio a sacudir la cabeza. “El objetivo es hacer que la gente se olvide de Hidalgo. Pero despues de tantos años ya lo conectan con la guadalupana. Y el fulano ese Juan Diego parece al Mel Gibson.”

“Bien, miren esta otra. Le llamo el peso trompudo. Tiene la imagen de Gustavo Diaz Ordaz. Atras está un garrote y las leyendas ‘Ley y Orden’ y ‘dos de octubre’.”

“Interesante –jic—pero Diaz Ordaz era priista y ya los priistas me tienen por los huevos. Si emitó este peso lo estare admitiendo.”

“¿Podriamos poner mejor la imagen de Francisco Franco?” pregunto Carstens.

“Pos si le llamamos pesetas, don Gus,” le expliqué. “Digo, se supone que es una moneda mexicana. Pero si, me imagino que podrian poner a Franco o a Pinochet, que sé yo.”

“Yo creo –jic—que don Menfis está en el buen camino,” dijo Jelipe tomandose otro trago. “Si quiero que mi gobierno indiqué en sus monedas que es de mano dura. A ver si ansina me respetan. Pero tiene que tener la imagen de un mexicano en lugar de un extranjero.”

“Bueno, aqui estan los Antonios,” les dije ofreciendoles otra moneda. “Muestra la imagen de don Antonio Lopez de Santa Anna. Y pos ese era dictador y mano dura. Al reverso está una pata cercenada y la leyenda ‘el robo de medio México’.”

“Olvidelo, don Menfis,” dijo la Tonina. “Tony Garza el embajador gringo no nos lo autorizaria.”

Saque una cajita negra. “Esta moneda tiene muchas ventajas. Yo puse una anoche en la cocina y espantó a las cucarachas. Seguro tambien espantaria a los rateros. La pueden introducir con el pretexto de que ansina bajara el crimen.”

“¿De verdad?” preguntó Carstens intrigado. “A ver, muestremela.”

“Sugiero que se tomen un trago primero. La impresión es fuerte.”

“Pos orale,” dijo el enano tomandose un trago de cañabar y pasandole la botella a Carstens. “Orale, mi tonina, no te hagas de la boca chiquita.” La tonina se tomo un trago aunque hizo una mueca de asco. Y es que el enano toma puro cañabar de unas botellas sin etiqueta que le mandan Puk y Suk desde Ixtac. ¡Guacala!

“¿Listos?” Abri la caja. “Este es el peso Chucky. Como ven, al frente esta la cara de la maistra. Al reverso esta de cuerpo presente y en cueros.”

“¡Ay no!” gimieron el enano y la tonina. “¡Cierrele! ¡Eso está horrible! ¿De donde sacó eso, ¿del infierno?”

Cerre la caja. “Bueno, no, ni en el infierno hay tal horror. La mandé hacer en Jupiter.”

“Pos está rete fea,” dijo Carstens. “¡Olvidela!”

Solo me quedaban dos monedas mas. “Bien, si ansina lo quieren, miren, aqui estan los pesos pelones o tambien conocidos como los Viborianos. Tienen la imagen de Viboriano Huerta. Está pelon, usa lentes, obviamente está borracho, y usa uniforme miltar. Al reverse se muestra el palacio negro de Lecumberri detras de cuyas paredes asesinaron a Madero.”

“¡Ese! ¡Ese es el peso que quiero!” exclamó el enano mientras descorchaba otra botella de cañabar.

“No nos apresuremos señor presidente,” dijo Carstens. “¿Y cual es la ultima opción?”

Les mostre la moneda. “Esta la acuño el banco de la reserva federal gringa. Se llama el Amero. Tiene a un mexicano dormido bajo un nopal y al reverse está un buitre con la leyenda ‘in god we trust’ y ‘gross Amerika’.”

“Ah si,” dijo Carstens reconociendola. “Pero el plan es introducirlo en el 2010.”

“¡De aqui –jic-- al 2010 podria sacar los pesos pelones mientras!”

“¿Y los libros de texto que mencionan a Hidalgo?” preguntó Carstens.

“Muy sencillo,” expliqué. “Ya es tiempo que se descaren. Hagan una quema de libros al estilo de tercer reich. Y los substituyen con los evangelios. ¡Que monos se van a ver los nazis prietos quemando libros!”

“Buena idea,” admitio Jelipe. “Ya lo decia –jic—Fox. El leer hace daño. Dejeme pensarlo y emitire un decreto.”

“Bueno, ahi los dejo cabrones. Asumo que no me la van a hacer de tos por lo de Las Vegas.”

“Despreocupese licenciado,” contestó Carstens. “Nos dio muy buenas ideas. Haga como que no ha pasado nada. Es mas, le aprobare una extensión al presupuesto para que no se note el desfalco.”


“Pero –jic—todavia tengo la bronca de que chingaos dire en el grito. Por si las moscas no puedo alabar a Hidalgo.”

“Pos muy sencillo. Tiene que hacer que los mexicanos se olviden de celebrar su independencia, ¿verdad? Yo sugiero que se cierre el zocalo y hagan ahi una corrida de toros, muy a la española y muchos pasodobles y oles.” Me puse a cantar. “Silverio, Silverio Perez, torero torerazo, maestro del pinchazo…Carmelo que está en el cielo, se asombra al verte torear….¡Ole!”

“¿Pan y circo don Menfis?” preguntó Carstens.

“Y si quieren corran toros por todo el reforma. Distribuyan botas y tapas, ¡Josu! Y en la noche, que cante Miguel Bosé en el zocalo. Digo, si Meartita ya trajo al jotito ingles de Elton John a cantar en el palacio de Chapultepec pos ostedes traiganse un jotito gachupin a cantar en el zocalo. A ver si ansina llevan la fiesta en paz.”

“¿No podriamos –jic—invitar a la Penelope Cruz? Está muy guapa.”

“Pos si, pero rasurenle el bigotito a la d’Artagnan primero. Es buena idea. Que salga enseñando pechuga muy a lo taco de ojo. Si sale al balcon ella en lugar de oste a ondear la bandera no va a haber ningun cabron que se la miente. Es mas, los gritos seran de ¡mucha ropa!”


“Pero –jic-- ¿cual bandera va a ondear? ¿La mexicana?”

“No importa si es la española. Si logran emborrachar previamente a la gente con rioja pos ya les va a valer.”

“A ver, Cartens,” ordenó el enano. “¡De inmediato llamen a Domecq! ¡Que traigan toda su producción nacional de chupe y toda la de España. ¡Necesitaremos empedar a los cabrones cabrones que van a ir al zocalo para que ansina no me la mienten!”

“¡Y chorizos y longanizas para las tapas!” le recordé a la tonina. “¡No se olvide de eso! No se puede libar sin botanas.”


“¡Esta si –jic—que sera una fiesta memorable! ¡Salud!”

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