Recetas infalibles para imponer una dictadura |
domingo, 25 de marzo de 2007 | |
Por María Teresa Jardí ¿Cómo seguir en pleno siglo XXI disfrutando de la corrupción que en México impera entre la clase política por la clase empresarial y política?
Y al mismo tiempo se van generando una serie de conflictos que lleven a trances cada vez de mayor envergadura, hasta lograr que un sector --o varios-- del pueblo se desquicie y mejor aún si harto al fin algún grupo, se va, aunque sea un puñado de jóvenes, a una confrontación armada. Porque lo que se dice justificar, ya saben hasta los más memos, que es imposible hacerlo. La dictadura no tiene ninguna justificación ética posible. Pero para eso sirve la telecracia dueña de un monopolio otorgado también como recompensa y los comunicadores a modo se encargan de ir vendiendo, al pueblo televidente previamente embrutecido por ella, lo bien que estaba Chile con Pinochet a la cabeza. Faltos de memoria los cientos de miles de asesinados políticos descansan en la paz de los sepulcros, también para los intelectuales a modo, al lado de las tangas compradas por el dueño de Provida, a la par que se genera una falsa polémica con relación al aborto, para acabar de dividir a la sociedad --divida por el odio previamente generado con un fraude legalizado por los tribunales-- entre dos posturas aparentemente irreconciliables. La de ellos "los buenos" que defienden la vida de los no nacidos, pero que nada dicen de los niños criminalmente asesinados en Irak o por el hambre. Y la de los otros, nosotros, "los malos", que buscamos, dicen "los buenos", asesinar a los fetos". La ética del todo perdida ya se sabe que nada significa en las reglas del juego impuestas por eso que aquí se conoce como derecha, aunque aquí la derecha tampoco sea nada, al igual que la izquierda, porque aquí la corrupción es la única certeza que impera. Una corrupción inaudita, indignante, bochornosa, que sería materia de un escándalo imparable en otro lugar del mundo donde la clase política hubiera perdido, aunque fuera un ápice menos, la vergüenza y donde no tenga el cinismo como su única divisa. Pero tan fácil que es elaborar la receta y tan difícil que es lograr que los ciudadanos la acepten como buena. ¿Cómo descartar la dictadura en marcha con un pueblo tan pasivo como es el pueblo en que nos han convertido, cuando una parte del Ejército no acaba de estar del todo de acuerdo? Otro paso de la receta es nombrar como secretario de Gobernación a Ramírez Acuña, impresentable sujeto con presos políticos en su haber a su paso por Guadalajara. Y luego generar una serie de agresiones indignantes a diversos y variados grupos sociales, incluidas las violaciones de mujeres por la paramilitarizada policía. Atenco, Oaxaca, Oxcum, Mérida, etc., buscando que el pueblo se indigne de manera profunda para lograr un estallido, por pequeño que sea, y si no se logra se inventa, que justifique la represión que es la divisa de toda dictadura. Y un paso más en este claro camino del fecalismo para instaurar una dictadura, que es lo que se está implantando en México aunque la sociedad se niegue a verlo todavía, se ubican los jóvenes presos políticos de Yucatán con la vida destruida para ellos y para sus familias. Y como otro condimento entra también la paliza al compañero vendedor del POR ESTO!, Josué Daniel Aldana Cel, "contra el que la emprendió a golpes y puntapiés Patricio Patrón Laviada por el único `delitoï de ofrecerle un ejemplar de POR ESTO! al pasar por su estanquillo, para que luego los guaruras del desquiciado gobernador de Yucatán completaran la "lección" contra el jovencito voceador". ¿Se podrá asombrar alguien todavía de que el terrorista Bush haya venido aquí a reunirse con otros terroristas de su misma calaña? Pena ajena despertamos hoy en el mundo los mexicanos. |
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