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domingo, junio 11, 2006

COLUMNAS INCÓMODAS

DOS columnas DOS sobre el cuñis precioso. La primer de El Universal:

El posdebate, "cosas de familia"

El expediente del ´cuñado incómodo´ de Calderón simplemente llegó a manos de AMLO. El perredista lo guardó por si se ofrecía y se ofreció. Le puso un ´estáte quieto´. Por verse, el desenlace

¡A correr se ha dicho! Reunión de emergencia en el "cuarto de guerra", entrevistas del equipo de campaña aquí y allá, preparación de spots de emergencia, búsqueda de una nueva estrategia para revertir el golpe...

Así andan ahora los panistas luego del golpe del "cuñado incómodo".

Y es que muy pocos imaginaban aun la noche del martes el rumbo que iba a tomar el posdebate.

Todavía el miércoles por la mañana -ocho, 10, 12 horas después del debate entre los candidatos a la Presidencia de la República- el propio equipo panista tenía como consigna minimizar el golpe asestado por Andrés Manuel López Obrador a Felipe Calderón en los últimos rounds del encuentro.

Así lo hicieron durante toda la mañana en las entrevistas pactadas de antemano para "festejar" el triunfo azul en el debate, y he aquí que más que celebrar ante los distintos entrevistadores y auditorios, tuvieron que salir a defenderse, a decir: "No es cierto! ¡Absolutamente falso! ¡Es una infamia! ¡Una puñalada trapera!".

Felipe Calderón, incluso, llegó a decir que esta mentira "le costará caro (a AMLO) en términos electorales y quizá legales".

Ya para el atardecer decidieron cambiar la estrategia, al tiempo que el PRD presentaba más documentos de prueba del presunto tráfico de influencias en favor del holding empresarial que dirige Hildebrando Zavala Gómez del Campo, cuñado de Felipe Calderón.

Pero, para entonces, el posdebate ya había tomado rumbo... y fuerza.

En menos de 24 horas, el caso del "cuñado incómodo" y los supuestos beneficios recibidos en contratos por 2 mil 500 millones de pesos no reportados a Hacienda se había convertido en el tema del posdebate.

Fuesen verdad o no las acusaciones lanzadas por López Obrador, eso era harina de otro costal. Por lo pronto, como diría el politólogo del Colegio de México Rafael Segovia, "todos salieron a investigar si era cierto".

Y es que, en su opinión, "con ese diseño tan desastroso del debate" en el que era imposible presentar bien una propuesta, lo que los candidatos trataron de buscar fue "el descrédito del otro".

Rogelio Hernández Rodríguez, también profesor investigador de El Colegio de México, comenta que los dos candidatos en punta buscaron de dónde sacar una acusación sustantiva contra su contrincante para atrapar el voto de los indecisos. "Y ese mercado es muy sensible a los escándalos", y más si se trata de "cosas de familia".

Sin querer queriendo...

¿Y cómo fue que ocurrió todo esto?

Según el candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, el expediente del "cuñado incómodo" llegó a sus manos "por medio de la gente". Y con una ojeada a éste encontrará de entrada información del Sistema de Administración Tributaria (SAT), y del Registro Público de la Propiedad.

El caso es que ahí lo tenía el perredista guardadito, por si se ofrecía. ¡Y se ofreció!

Según sus palabras, él no pensaba sacar el tema a colación durante el debate, pero "él (Felipe Calderón) empezó primero", estuvo "dale y dale con mentiras y calumnias y tuve que darle su estáte quieto".

¿Qué había hecho y dicho el panista durante el debate para que le diera su "estáte quieto"? Bueno, Felipe Calderón le había tirado un dos o tres golpes en los primeros rounds: uno, relacionado con el presidente del PRD, Leonel Cota Montaño, a quien acusó de cobrar un sueldo de 250 mil pesos como gobernador de Baja California Sur. Otro, referido a su chofer, Nicolás Molinedo, de quien dijo paga una colegiatura de un millón de pesos anuales en Estados Unidos a uno de sus hijos. Y otro más sobre el tabasqueño Arturo Núñez, al que acusó de haber aprobado el Fobaproa, y al que tiene ahora como colaborador.

Eso habría sido -si le creemos a López Obrador- lo que desató los demonios (en el día de la Bestia, 666) y reviró con lo del "cuñado incómodo" porque "pensó que iba a comer pichón y le salió gallo".

Esto ocurrió durante el primer día y el segundo del posdebate. Al atardecer del jueves, Felipe Calderón se engalló a su vez y le dio a López Obrador 24 horas para presentar las pruebas de sus dichos; al tiempo que el inculpado, Diego Zavala, anunciaba que el viernes presentaría una demanda penal por daño moral contra el perredista.

Pues no habían pasado ni dos horas de estos pronunciamientos, que López Obrador les respondía desde San Cristóbal de las Casas que "mañana mismo" (es decir el viernes) sus representantes llevarían en cajas a la oficina de Felipe Calderón las pruebas requeridas, y que no sólo habría copias de los contratos, sino de las actas constitutivas de las empresas involucradas.

A estas alturas, el tema ya no sólo era posdebate. Estaba en plena campaña.

Véanle la cara

Ahora, si a estas alturas sigue usted sin saber quién dice la verdad, si Felipe o Andrés Manuel, ahí le va la receta que nos dio Rogelio Ramírez de la O, el asesor económico de AMLO para hincarle el diente al asunto: recordar cómo Nixon mintió abiertamente ante la nación cuando negó que había hecho las grabaciones del Watergate (que le costaron su caída de la Presidencia de Estados Unidos). En esa ocasión, Nixon habló ante la nación en un espacio confortable, tierno, con su perrito entre los brazos. "¡Pero había que verle la cara...!".

Pues eso mismo recomendó para esta ocasión: "Véanles las caras."


La segunda de Federico Barrueto en Milenio:

El posdebate

El posdebate volvió irrelevante al debate. Lo de menos es quién ganó, importante la discu-sión a que dio lugar lo señalado por los candidatos presidenciales en los últimos minutos del encuentro. Si Calderón no aclara de manera convincente el señalamiento en su contra, la semana que transcurrió será definitoria de la elección.

Los estrategas de Calderón, por soberbia, han sido sus más perniciosos enemigos; le acon-sejaron ganar el debate por nocaut y la discutible victoria del martes se vuelve en contra. Nada peor que subestimar al adversario. Ahora el tema a discusión es si el cuñado de Cal-derón se enriqueció indebidamente, poniendo en entredicho uno de los principales atributos del candidato presidencial del PAN, frente a un segmento del electorado afín, sumamente sensible al tema del tráfico de influencia desde el poder público.

Las cúpulas empresariales se suman a la causa de Calderón. El gobierno también. Hacien-da, sin pretenderlo, convalida los datos al responsabilizar prontamente al Gobierno del DF de la filtración. La precipitación de los hacendarios tiene su origen en el intento de eludir la sospecha de traición que seguramente vendría de Fox o de Calderón. El comunicado no pudo ser más desafortunado: los datos son veraces pero ilegalmente filtrados.

AMLO tiene razón, el estado de cosas es inaceptable y el sistema de gobierno está al servi-cio de una minoría plena de privilegios. Mucho más que el no pago de impuestos o la viola-ción a la ley por un particular con vínculos políticos, con el hecho se ilustra lo que todo mundo sabe y la mayoría padece: las reglas del juego están al servicio de los poderosos. El orden de cosas es complaciente al abuso y la inmoralidad. Pemex continúa siendo la casa de la corrupción. Los negocios prosperan con facilidad cuando existe apoyo del poder político.

La democracia naufraga rápidamente hacia una oligarquía. Los monopolios mandan en el gobierno y el Congreso. El desproporcionado y rápido enriquecimiento de unos cuantos, frente a la pobreza y las dificultades de los más, ocurren no por negligencia o impericia del Estado, sino por diseño y voluntad de quienes ejercen el poder político, incluyendo a los partidos y los legisladores.

La elección es una impudicia. El debate, la propuesta y la comunicación política se trasla-dan al terreno de los spots televisivos; imágenes fuertes y convincentes para mentes cortas. Los cargos de prevaricación se acreditan o se responden mediante el golpe de un promocional televisivo, al tiempo que las autoridades, más en el afán de defender que de aclarar, elaboran comunicados leídos con pretendida asepsia por conspicuos conductores noticiosos. La televisión sufre, pero se esmera en presentar una posición equilibrada.

El intervencionismo del gobierno trae a la memoria la pasada elección en España, donde el partido gobernante se perfilaba al triunfo. A Mariano Rajoy, uno de los políticos hispanos más brillantes y honorables, no lo derrotó el adversario, sino el ocultamiento de la verdad por el gobierno en ocasión del ataque terrorista de Atocha.

Madrazo finca su esperanza en el desgarramiento de sus adversarios en la delantera. Simple el silogismo: si todos son iguales, no hay razón moral válida para descalificarlo. No importa su documentada biografía de autoritarismo y venalidad, en la noche de lodo todos los gatos son pardos.

Tres son las opciones en la elección presidencial: votar para que las cosas continúen, por una opción incierta de cambio o por la restauración autoritaria de Madrazo y los suyos. Un desplome de Calderón haría resucitar al candidato priista con el aliento de los enemigos del cambio. El verdadero “voto útil”.

Las cosas podrían estar peor, pero dadas las circunstancias, para la inmensa mayoría, inclu-so buena parte de los empresarios, esa no es razón para el continuismo. Es explicable que los beneficiarios del estado de cosas vigente luchen resueltamente contra el cambio. Se en-tiende su preocupación y temores, a grado tal que arroparían a Madrazo. El miedo es de ellos; allá de aquellos que por interés circunstancial o por confusión lo hagan propio.

El posdebate, aún el abuso televisivo, es positivo. Plantea las opciones para la elección pre-sidencial. Situación semejante a la de hace seis años, con todo y el voto útil. Lo novedoso es que se vuelva coartada para priistas de cuello blanco que no aceptan un sexenio más fue-ra del presupuesto.


Lo que me llama la atención de la columna de Barrueto es su advertencia--aunque sea sutil--de que el desplome de fecal podría significar el repunto de Madrazo. No hay que perder esto de vista por que a quien menos se le ha tocado en estas elecciones es a Madrazo. El PAN y el PRD han enfocado sus baterías entre ellos, pero han ignorado olímpicamente a Madrazo. La última vez que se ocupó de él el peje fué cuando lo de las chachalacas. Meses atrás. Madrazo contra quien se ha peleado ha sido contra su propio partido. Pero ahora el pleito interno del PRI se ha ido aminorando con el éxodo de priistas a las filas del PAN y del PRD. Lo que queda del PRI es más o menos sólido. O por lo menos más o menos fiel a las órdenes de Madrazo.

La pregunta ahora es; si Madrazo repunta al segundo lugar como todo parece indicar que sucederá ¿Que hará Salinas? Ya decidió quitarle su apoyo a Madrazo para apoyar a fecal, pero eso fué antes del cuñado incómodo.

Como quiera que sea, lo que ha quedado claro es que de esto fecal no se levanta. Y Madrazo va a aprovechar esta oportunidad para agandallar como nunca. Eso es lo que ahora tienen que vigilar en el PRD.

Una razón más para votar por el peje y por el PRD para el congreso en el 2006.

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