Está EXCELENTE la columna de esta semana de Ricardo Rocha en la que analiza con mucha agudeza el reflejo de la desigualdad económica en la tragedia de Pasta de Conchos. Chéquenlo:
Detrás de la Noticia
Ricardo Rocha
¡Por el bien de pocos... primero los ´Forbes´!
SAN JUAN DE SABINAS, Coah.- Sólo podemos suponer lo que pasó aquí adentro. Pero sí sabemos con certeza lo que ocurrió alrededor. Y lo que pasó antes. Sólo así podremos entender los porqués de la explosión y los muertos. Que se van quedando cada vez más solos.
Alrededor, ocurre que Minera México es parte sustancial de Grupo México que no sólo está entre las 50 empresas más importantes de este país -incluyendo Pemex y la CFE- sino que ha tenido un crecimiento tan espectacular como sus utilidades. Baste decir que tan sólo en 2004 obtuvo ingresos por 15 mil 490 millones de pesos, 74% más que en el 2003. Y como todo emporio que se precie, ha mantenido relaciones también muy productivas y al más alto nivel con los gobiernos estatal y federal. Es ese poder político el que ahora ha instalado una esfera protectora y blindada que cubre a Minera México de cualquier suspicacia sobre lo ocurrido antes y después de la explosión en la mina Pasta de Conchos, que costó la vida de 65 mineros. Hoy día la orfandad y el dolor infinito de sus familias todavía se aferran a la reja y miran a la entrada suponiendo un milagro casi tan grande como la sobrevivencia con 600 pesos a la semana, pagados por una empresa valuada en más de 9 mil millones de dólares, que equivalen a siete veces el presupuesto de Educación Pública de todo el país en este 2006, al 15% del Producto Interno Bruto y a 150 veces el gasto en Seguridad Pública Federal.
Así ha sido desde siempre. La riqueza de las minas se ha alimentado con sangre humana. Desde que inventaron Nueva Rosita en la mesa de un lujoso restaurante de Nueva York en el primer tercio del siglo pasado. Eran los tiempos de la American Smelting and Refinery Co. (Asarco) cuando el municipio entero era de esa compañía norteamericana. Las mismas tierras que Benito Juárez y los comancheros defendieron de apaches, gringos y comanches en el siglo XIX. En ese otro país que es el norte de México. Donde según la Universidad de Texas los Sánchez Navarro disponían y gobernaban en 19 gigantescas haciendas que eran el latifundio más grande de América Latina.
Por eso, en una tierra donde los ricos son los únicos que existen y los pobres no cuentan más que cuando se mueren, se ha desarrollado una especie de cultura de destino manifiesto en la que es natural que el patrón sea inmensamente opulento y el trabajador infinitamente miserable. Aunque a veces las cosas revientan, como cuando a mitad del siglo que pasó se dejó venir la Caravana del Hambre para protestar durante mil 500 kilómetros hasta la ciudad de México. Eran cientos los que estaban hartos de la Asarco y su sindicato títere que imponían una explotación de esclavitud en las minas. Soplaban entonces todavía aires libertarios y expropiatorios de la gesta de Cárdenas en el 38. Así se dio todo para la entrada de capitales mexicanos a las mineras. Como el caso de don Jorge Larrea, padre del actual Germán, accionista principal de Grupo México y quien, por cierto, no se paró en estos días por San Juan de Sabinas.
Desde luego que ha habido otras tragedias. Como la inolvidable de Barroterán en el 69, cuando dos minas unidas a fuerza para ahorrar costos explotaron, despedazaron y sepultaron a 153 hombres en un infierno que hasta fue portada de la revista Life pa´ más señas. Luego ha habido muchos más muertos. Nada más en los años recientes, hace 18, en la Cuatro y Medio en Villa Las Esperanzas murieron 37. Más para acá, de a dos, de a tres, de a ocho, 10 y 13 muertos según sea el caso.
Pero, como quiera, lo de Pasta de Conchos debe tener muy mortificados al señor Larrea y a sus socios. Por eso les ofrecen 750 mil pesos por muerto a los deudos de los 65 que se quedaron adentro. Una bicoca si se le compara con el más de un millón de dólares que deja de ganar la mina cada semana. Y ya lleva tres cerrada.
Ahora que, de cualquier manera, Minera y Grupo México tienen más de 100 minas de oro, plata y zinc para ganar. Por eso se rumora que podrían cerrar esta carbonífera -y hasta colapsarla con un dinamitazo- para evitar la lata de investigar cómo fue que se produjo la explosión. No vaya siendo que todo se sepa.
A propósito, me dicen por acá que pudieron ser muchas cosas. Pero todos coinciden en que no había las mínimas condiciones de seguridad. Que cualquiera de los viejos equipos como las maquinarias de horadación, rozaderas o hasta los transformadores de 30 años de uso pudieron provocar una chispa. Que desde hace semanas los mineros habían reportado que el metano (o grisú) andaba ya arriba del 4%, cuando pasa de inofensivo a explosivo. Que en pocas palabras hubo una explosión porque había gas. Y había gas porque no había ventilación. Y no había ventilación porque Minera México se "ahorró" hasta donde pudo la instalación de un segundo ventilador que hubiera evitado la tragedia. Que entre esta y las otras medidas de seguridad no hubiera pasado de 20 millones de pesos.
Por eso les aterra que se sepa toda la verdad. A la empresa y a los gobiernos estatal y federal. Por eso protegen al señor Larrea. Porque las inspecciones de la Secretaría del Trabajo desde 2004 fueron una burla y todos están metidos hasta el cuello. Eso y que no se vayan a espantar los inversionistas para el meganegocio del gas en la Cuenca de Burgos, que es otra historia.
Por eso la farsa de la persecución del enriquecido líder Gómez Urrutia, primero ungido por el gobierno foxista y ahora culpable de todos los males de este país y quien ha cometido todos los pecados. Sobre todo el haberle estallado una docena de huelgas al señor Larrea quien es su colega en eso de heredar. Una cacería que ya exacerbó a decenas de miles de trabajadores de los sindicatos más poderosos del país y que se produce en el momento político más inoportuno de cara al 2 de julio. Una maniobra mediática que pretende colapsar la tragedia, hasta que los huesos que siguen aquí adentro se confundan con la tierra y la desmemoria.
Total: una página más de sangre y oprobio para los de abajo y una verdadera molestia para los de arriba.
PD. Olvidaba decir que el señor Larrea ha figurado en los años recientes en la lista de Forbes entre los 500 más ricos del planeta. Apenas hace unos días, Forbes lo ubica en el lugar número 13 entre los hombres más acaudalados de México.
¿Por qué deberían los mexicanos de celebrar que el tercer hombre más rico del mundo, según la revista Forbes, sea un mexicano? ¿Ya con eso desaparece el 54% de la población viviendo en miseria extrema?
Esa desigualdad social y económica que se ha incrementado en manera rapaz y desmedida desde el sexenio de Salinas es lo que ya no aguanta el país. Y es precisamente por eso que la gente está rechazando al PRIAN y aceptando la propuesta del peje: Por el bien de todos, primero los pobres.
Una razón más para votar por el peje en el 2006.
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