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martes, marzo 18, 2008

discurso amlo zocalo. 18 marzo 08 (versión final )

DISCURSO DEL PRESIDENTE LEGÍTIMO DE MÉXICO, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR,
DURANTE LA CEREMONIA CONMEMORATIVA POR EL LXX ANIVERSARIO DE LA
EXPROPIACIÓN PETROLERA, REALIZADA EN LA PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN


Amigas y amigos:

Agradezco a todos, a todas ustedes, ustedes su participación en esta
importante asamblea ciudadana.

Agradezco de manera especial a Marcelo Ebrard, por estar aquí, con nosotros.

Aquí estamos de nuevo, mujeres, hombres, adultos mayores, jóvenes, niñas y
niños de todas las clases sociales y de todas las regiones del país.

Como ustedes saben, a partir del fraude electoral nos propusimos la
transformación de la vida pública de México. Desde entonces, hemos venido
reiterando que los cambios que requiere el país no vendrán de arriba, de
los potentados y usurpadores, sino de un movimiento popular, amplio,
plural, organizado y capaz de abolir el régimen imperante de opresión,
corrupción y privilegios; un movimiento que haga posible instaurar una
nueva República, con una nueva economía, una nueva forma de hacer política
y una nueva convivencia social más humana y más igualitaria.

En pocas palabras, tenemos la convicción de que sólo el pueblo puede
salvar al pueblo, que sólo el pueblo puede salvar a la Nación. Y hoy, con
esta idea por delante, estamos enfrentando el más grande de todos los
desafíos que nos haya tocado vivir.

Hoy, precisamente, que conmemoramos el 70 aniversario de la Expropiación
Petrolera, como paradoja de la historia, llamamos a defender con
inteligencia, valor y patriotismo, esta gran conquista del pueblo de
México.

Ante la amenaza de privatizar la industria petrolera y abrirle la puerta
de nuevo a las compañías extranjeras, hemos tomado la decisión,
indeclinable, de impedir, con la organización y la movilización del
pueblo, la consumación de esta desastrosa felonía.

¿Cuáles son nuestros argumentos para oponernos a la privatización de la
industria petrolera?

Tenemos razones fundamentales para rechazar la llamada reforma energética,
lo explico:

La primera razón es la defensa de nuestra soberanía nacional. Como
sabemos, durante el porfiriato se otorgaron concesiones a compañías
extranjeras para explotar el petróleo en nuestro territorio. Estas
compañías no sólo dominaban en este ramo de la economía, sino que eran
dueñas de grandes extensiones de tierras en donde se imponían de manera
absoluta cometiendo graves abusos e injusticias.

Uno de los logros más importantes de la Revolución Mexicana, fue que en el
artículo 27 de la Constitución se estableció el principio de que a la
nación le corresponde "el dominio directo de todos los recursos
naturales". Y tratándose del petróleo se definió que "no se otorgarán
concesiones ni contratos… y la nación llevará a cabo la explotación… en
los términos que señale la ley reglamentaria respectiva".

A pesar de este ordenamiento constitucional, las presiones y amenazas de
los gobiernos extranjeros impidieron, por más de veinte años, que se
expidiera la ley reglamentaria del artículo 27.

No pudo Carranza, no pudo Obregón, no pudo Calles. Inclusive, este último
presidente, después de haber promulgado, en 1925, la Ley Petrolera que
reglamentaba el artículo 27 Constitucional, tuvo que retractarse ante la
evidencia de un plan de intervención militar de Estados Unidos para crear
la República del Golfo de México.

De modo que no fue nada sencillo hacer valer el dominio de nuestra nación
sobre el petróleo. Para lograrlo se entrelazaron tres condiciones
inmejorables: tuvimos la fortuna de contar con un Presidente popular, con
sensibilidad política y, sobre todo, patriota, el General Lázaro Cárdenas
del Río. Desde entonces no hemos tenido a un hombre público de esas
dimensiones.

También fue decisivo que en Estados Unidos gobernaba el presidente
Franklin Delano Roosevelt, uno de los más grandes políticos del mundo, en
el siglo XX. Durante su Presidencia, aplicó una política de buena vecindad
con los países del continente americano.

En ese entonces se reconoció la soberanía de Cuba y Panamá y ordenó la
retirada militar estadounidense de Nicaragua y de Haití.

La autenticidad de su política de buena vecindad tuvo su mejor ejemplo en
el respeto a la soberanía de nuestro país.

En los días posteriores a la expropiación petrolera, en una carta el
General Cárdenas lo reconoce así. Citó textualmente:

Mi gobierno considera que la actitud asumida por los Estados Unidos de
Norteamérica, en el caso de la expropiación de las compañías petroleras,
viene a afirmar una vez más, la soberanía de los pueblos de este
continente, que con tanto empeño ha venido sosteniendo el estadista del
país más poderoso de América, el excelentísimo señor Presidente Roosevelt.
Desde luego que también influyó el hecho que el 12 de marzo de 1938, unos
días antes del Decreto Expropiatorio, Hitler invadía con sus tropas
Austria, y la Segunda Guerra Mundial había estallado. Esta circunstancia
político militar, hizo entender al gobierno norteamericano que era
preferible la vía de la negociación y contar con un gobierno antifascista
en su frontera sur, que el uso de la fuerza contra nuestro país.

Así fue como se llevó a cabo la expropiación de 17 compañías extranjeras
que se negaban a respetar el laudo a favor de los trabajadores y se hizo
valer la soberanía nacional. Con esta histórica decisión política se alejó
el riesgo de la subordinación del poder público a empresas particulares
extranjeras. Desde entonces, quedó de manifiesto que no se puede permitir
que ningún interés económico o entidad superior extranjera esté por encima
del Estado mexicano.

Y en esto radica el riesgo actual de volver a abrir la puerta a las
compañías extranjeras, las cuales, como sabemos, se llegan a constituir en
poderes reales que con la fuerza de sus gobiernos, tienden a subordinar
los intereses del pueblo y de la nación.

Es cosa de pensar que si perdemos la soberanía, como sueñan los
entreguistas, será muy difícil, por razones geopolíticas, recuperar el
dominio de la nación sobre nuestros recursos energéticos.

¿Cuánto faltaría entonces para dejar de ser un país y convertirnos en
colonia? ¿A caso queremos que los gobernantes sean una burocracia al
servicio de los intereses externos? ¿Cómo representarían, con dignidad,
estos empleados al pueblo de México?

La segunda razón por la que no aceptamos la privatización del petróleo, es
que sería una violación infame a nuestra Constitución Política.

Como es sabido, la intención de las cúpulas del PRI y del PAN es llevar a
cabo la privatización del petróleo, mediante la reforma a la Ley
Reglamentaria del artículo 27, para permitir la celebración de los
llamados contratos riesgo, contratos de servicios múltiples y la
asociación con empresas extranjeras. Todo lo cual es rotundamente
inconstitucional.

Cuando Don Jesús Reyes Heroles fue director de Pemex, en 1969 ó 1970, y
esto lo debería de saber su hijo, actual director de ese organismo
público, Don Jesús eliminó los llamados contratos riesgo que, como él
mismo decía, lo cito textualmente: "contratos riesgo, para Petróleos
Mexicanos, y de seguridad y beneficio para los extranjeros".

La tercera razón es que detrás de la privatización está el interés de un
grupo para hacer negocios privados al amparo del poder público.

En este caso específico, privatización es corrupción. El 24 de febrero di
a conocer cómo Juan Camilo Mouriño, actual secretario de Gobernación del
gobierno usurpador, firmó contratos siendo funcionario público del sector
energético, en beneficio de sus empresas familiares.

Ante ello, este improvisado funcionario en asuntos de gobierno, que no de
negocios, ha confesado que en efecto suscribió los contratos en cuestión,
aunque de manera cínica alega que fueron éticos y legales.

Lo cierto es que este funcionario armó toda una red de complicidades con
personajes que ocupan puestos claves al interior de Pemex y en otras
entidades del gobierno federal.

Pero lo más grave de todo es la identidad de quien propicia este tipo de
negocios turbios: el señor Felipe Calderón. Él es el principal promotor de
las relaciones con las empresas extranjeras vinculadas al sector
energético.

Aquí quiero recordar que el primer contrato de servicios múltiples que se
otorgó, violando la Constitución, a una empresa extranjera, se suscribió
cuando Felipe Calderón era Secretario de Energía y presidente del Consejo
de Administración de Pemex.

Así, el día 14 de noviembre de 2003, sin que haya participado en la
licitación ninguna otra empresa, se entregó a Repsol de España, un
contrato por 2 mil 437 millones de dólares, para explotar yacimientos de
gas en la Cuenca de Burgos. Contrato que, por cierto, se encuentra en
litigio en los tribunales, por inconstitucionalidad.

Pero no sólo eso. A esta misma empresa Repsol de España, el gobierno
usurpador, el año pasado, le entregó otro contrato, también sin que se
presentara otra oferta, para la compra de gas por 15 mil millones de
dólares.

Es evidente que detrás de la pretensión de privatizar a Pemex, está la
codicia de las minorías rapaces y de funcionarios corruptos.

Esto no debe extrañarnos. Así ha sido la historia de la derecha. No
olvidemos que durante el porfiriato, funcionarios del régimen, eran socios
menores y fungían como consejeros de las compañías petroleras extranjeras.

Por ejemplo, Enrique Creel, ministro de Relaciones Exteriores era
consejero de la compañía petrolera "El Águila", lo mismo que Porfirio
Díaz, hijo. En tanto que el suegro y la esposa del dictador, eran
accionistas de esta misma compañía. Es más: el dueño de El Águila le
regaló acciones al presidente Díaz, quien años más tarde las vendería en
París, durante su destierro.

En vez de la privatización para seguir haciendo negocios privados en el
sector energético, lo que realmente hace falta es combatir la corrupción,
empezando por hacer una auditoría, en la cual, entre otras cosas, se
aclare puntualmente la relación que existe de Felipe Calderón, Mouriño,
César Nava, Elías Ayub y Dionisio Pérez Jácome, hijo, con empresas
extranjeras.

Es indignante que cuando en realidad lo que quieren es montarse en el
negocio del petróleo, estén tratando de manipular a la opinión pública con
campañas publicitarias, llenas de mentiras, como la del famoso "tesoro
escondido en las aguas profundas del Golfo de México".

Las reservas más grandes de petróleo no están en las aguas profundas, sino
en tierra y en aguas someras del Golfo de México. Usan el pretexto de las
aguas profundas, junto con la vacilada del "efecto popote", para tratar de
justificar la pretendida reforma a las leyes y permitir la asociación con
empresas extranjeras.

Aquí reitero que es falso que falte dinero o tecnología para modernizar a
la industria petrolera. Debe saberse que Pemex, a pesar de la corrupción y
del mal manejo, es la empresa más rentable del país (extraer un barril de
petróleo nos cuesta 4 dólares y se está vendiendo hoy en 93.55 dólares).

Si realmente quieren fortalecer a Pemex, no hace falta modificar el marco
legal, es cosa de reducir el gasto burocrático y terminar con los
privilegios de los altos funcionarios públicos, para destinarle más
recursos económicos; o cuando menos, entregarle los excedentes que se
obtienen por los altos precios del petróleo, que este año serán de 200 mil
millones de pesos, lo cual significaría aumentar al doble la inversión
actual de este organismo sin endeudamiento de ninguna índole.

En cuanto a la tecnología es mentira que, irremediablemente, tengamos que
asociarnos con empresas extranjeras y no se pueda contratar. Inclusive,
Pemex ya ha firmado tres contratos para perforar en tirantes de agua de
más de 3 mil metros. Además hay trabajadores, técnicos, geólogos e
ingenieros petroleros mexicanos con mucha experiencia.

Recordemos que, apenas había transcurrido un año de la expropiación,
cuando, a pesar de la sentencia de los dueños de las compañías extranjeras
de que no podríamos sin su tecnología, los trabajadores mexicanos sacaron
a flote a la industria petrolera.

Ya para entonces el General Cárdenas informaba que "la vinculación sincera
de los obreros con el porvenir de la industria, llega al punto en que
ellos han concedido en postergar la aplicación del laudo, mientras dura el
boicot organizado por las compañías e invertir una parte importante de sus
ahorros en la misma industria".

"En la actualidad -decía el General- la industria petrolera no requiere
fuertes inversiones; la experiencia ha convencido al gobierno de que a
pesar de las dificultades para vender al precio del mercado, los ingresos
por ventas realizadas le han permitido llevar adelante un programa de
perforaciones, construcción de oleoductos, modernización y ampliación de
refinerías, cuyos resultados se advierten en el incremento cada vez más
sensible de la producción y permiten asegurar que el programa mencionado
puede desenvolverse con los recursos propios del Estado".

Sólo los políticos y tecnócratas corruptos, acomplejados y vende patrias,
pueden argumentar que hoy Pemex no puede y que su entrega al sector
privado y extranjero es la única salvación.

Otra razón fundamental para impedir la privatización de la industria
petrolera, es que nos quedaríamos sin la posibilidad de desarrollar al
país, en beneficio de la mayoría de los mexicanos.

Como lo hemos dicho en otras ocasiones, con el petróleo podemos
industrializar a México, crear empleos, abaratar los precios del gas, la
gasolina y la electricidad, fortalecer nuestro mercado interno y
garantizar el bienestar de la población.

Si se privatiza el petróleo o se comparte la renta petrolera con empresas
extranjeras, no tendríamos realmente cómo sacar adelante al país, se
cancelaría el futuro para millones de mexicanos, se estaría condenando al
pueblo sólo a sobrevivir, a seguir padeciendo por desempleo y continuaría
creciendo, cada vez más, la migración a los Estados Unidos.

Y por último, nos oponemos a la privatización porque queremos vivir en paz
y sabemos que la paz es fruto de la justicia.

Que se oiga bien, lo digo con absoluta responsabilidad: si se entrega la
renta petrolera a particulares, nacionales y extranjeros, no habrá forma
de mejorar las condiciones de vida y de trabajo del pueblo y se estaría
cancelando la posibilidad de transformar a México por la vía pacífica.

El despojo del petróleo dejaría latente el riesgo de una confrontación
violenta, lo cual nos puede llevar a más sufrimiento, inestabilidad
política y social, al predominio del uso de la fuerza y no necesariamente
a la emancipación del pueblo.

Recordemos que desde la Expropiación, en 1938, hasta nuestros días, el
petróleo ha sido un instrumento de paz y de estabilidad política,
precisamente porque ha estado en manos de la nación.

Por eso es preferible actuar ahora y no permitir que la derecha termine
por desestabilizar al país. Lo repito: son ellos los más tenaces
violadores de la Constitución y las leyes. Nosotros no queremos la
violencia. Nosotros vamos a transformar a México por la vía pacífica.

Nosotros vamos a seguir actuando de manera responsable, pero con firmeza y
patriotismo.

Amigas y amigos:

Sería gravísimo el permitir la privatización del petróleo. Dejaríamos de
ser un país libre y soberano; se rompería el orden constitucional; se
elevaría a rango supremo la corrupción; nos quedaríamos sin la posibilidad
de transitar por un camino propio con un modelo de desarrollo, que
concilie el crecimiento con el bienestar, y el despojo del petróleo sería
una fuente constante de fricciones, desacuerdos y conflictos.

El General Lázaro Cárdenas, ese presidente gigantesco, el 5 de febrero de
1939, unos meses después de la expropiación, escribió en sus Apuntes: "La
presencia de las compañías petroleras en México ha hecho mucho daño al
país, la serie de crímenes y asesinatos dirigidos por los directivos de
las empresas para asegurar sus instalaciones, su actitud altanera frente a
las autoridades del país y su provocación constante para crear conflictos
en el interior y en el exterior, son dolorosa experiencia de la nación
mexicana, que ha pagado muy cara por su vieja política de 'facilitar la
inversión de capitales extranjeros para el desarrollo del país'".

Y agregaba que: "ni presión económica, ni el anuncio de la presencia de
escuadras extranjeras en aguas mexicanas, haría tanto daño a la vida
política de México, como el que se causaría con la devolución pacífica de
los yacimientos petroleros a las compañías expropiadas. Retroceder o
perder lo ganado sería una traición a la patria".

Amigas y amigos:

Por todas estas razones, hemos tomado la decisión de llevar a cabo un plan
de resistencia civil pacífica, en caso de que las cúpulas del PRI y del
PAN, decidan cometer esta traición a la patria.

Ya hemos avanzado en la organización. Están presentes –y los saludamos con
mucho afecto-- los integrantes de los 32 Comités Estatales para la defensa
del petróleo.

También saludamos a quienes se han integrado a las brigadas para la
defensa del petróleo. La movilización --como aquí lo dijo nuestra
compañera Claudia-- comenzará cuando se presente la iniciativa de reforma
a las leyes para privatizar el petróleo, ya sea en la Cámara de Diputados
o en la de Senadores. Nuestros legisladores están también organizados,
atentos y dispuestos a llevar a cabo acciones al interior de los recintos
del Poder Legislativo.

Todos debemos estar muy alertas para actuar de inmediato. Tenemos la
información –como aquí se ha dicho-- de que pretenden presentar dicha
iniciativa el 25 de marzo, el martes próximo. Por eso yo también les
convoco a que ese día celebremos, a las 5 de la tarde, una nueva asamblea
informativa, en esta plaza pública.

Con toda sinceridad, con todo el sentimiento, les digo que todos debemos
de participar. Esto es lo más valioso, pero también lo mejor que tenemos,
el apoyo de ustedes.

Como decía el presidente Juárez: Con el pueblo todo, sin el pueblo nada.

Estoy consciente, sé que no es fácil para ustedes el que volvamos a
reunirnos dentro de ocho días, pero vale la pena el sacrificio, el
esfuerzo. Además, tenemos que estar bien organizados, comunicándonos y
muchas veces no hay la manera de hacerlo con facilidad, se nos dificulta
la comunicación.

Ya estamos aquí, tomemos ya la decisión de regresar el martes próximo a
las cinco de la tarde.

Por eso, repito ahora que estamos juntos. Les pregunto, sé que van ustedes
a responder, habiendo pensado primero, si estamos dispuestos a volvernos a
congregar aquí el martes 25, a las cinco de la tarde:

(La asamblea responde sí)

Y si estamos decididos a participar en todas las movilizaciones que sean
necesarias, hasta conjurar la amenaza de privatización de la industria
petrolera:

(La asamblea responde sí)

Repito, levanten la mano van a estar aquí el martes próximo.

(La gente levanta la mano)

Les pido también que empecemos la comunicación, que invitemos a más gente,
que se haga conciencia de que esta lucha va más allá de nosotros, es de
todo el pueblo de México y para todo el pueblo de México.

Aunque como decía José Martí, hay hombres, y yo agregaría mujeres, que
resumen en sí el decoro de muchos hombres. Esta lucha es de esta
generación, por nuestros hijos y por las generaciones futuras.

El día de mañana no nos reclamen nuestros hijos que no supimos estar a la
altura de las circunstancias. Que no nos digan que nos cruzamos de brazos
cuando teníamos que estar de pié, defendiendo a la nación.

No podemos entregar a las nuevas generaciones un país destruido. México y
su pueblo merecen un mejor destino.


Pongo el énfasis en que todas las acciones en contra de la privatización
del petróleo se harán en el marco de la resistencia civil pacífica. Llamo
a que nos organicemos bien. Que todas y todos ayudemos en la organización,
esa es una palabra clave.

Todos debemos ayudar a evitar la provocación y la violencia. Todos vamos a
ayudar a evitar la provocación y la violencia.

Lo que vamos a hacer para quienes actúen con extremismo, lo que vamos a
hacer pacíficamente es noble, responsable y eficaz. Caer en la trampa de
la violencia sería contraproducente, sería ayudar a nuestros adversarios.

Cuidado con los provocadores infiltrados del gobierno usurpador. Ellos van
a buscar pretextos, me refiero a los integrantes del gobierno usurpador y
a sus patrones, que van a buscar pretextos para el uso de la fuerza y para
su campaña de desprestigio en los medios de comunicación.

Todos los que se apunten para formar parte de una brigada, deberán actuar
con responsabilidad y disciplina y hacer caso a sus coordinadores.

Los voceros de este movimiento, quienes van a dar a conocer resoluciones,
acuerdos y acciones que deban de tomarse, serán los siete integrantes
–seis mujeres y un hombre-- de la Comisión Nacional para la Defensa del
Petróleo; los Coordinadores Parlamentarios del Frente Amplio Progresista y
los dirigentes nacionales del PRD, PT y Convergencia.

Amigas y amigos:

Estamos viviendo momentos definitorios para la vida pública de México. El
partido que nació en 1939, criticando la expropiación petrolera, ahora ese
partido, el PAN, en una alianza vergonzosa con las cúpulas del Partido
Revolucionario Institucional, pretende regresarnos al porfiriato y
convertirnos en esclavos en nuestra propia tierra.

Ya sabemos que se nos vendrán encima con sus campañas de desprestigio en
los medios de comunicación. Nos llamarán alborotadores, violentos,
intransigentes, dirán que queremos que le vaya mal al país y volverán a
decir que somos un peligro para México.

Pero no debemos preocuparnos por estos vulgares ataques. Actuemos con
convicción, guiados por valores más elevados que nuestras propias
aspiraciones personales. Incluso, no importa que al final nos desgastemos
políticamente, si logramos mantener bajo el dominio de la nación nuestros
recursos naturales.

Así estaremos demostrando, una vez más, que no somos políticos
tradicionales, sino mujeres y hombres libres, íntegros y congruentes, como
lo merece y lo demanda nuestra gran nación.

¡Viva la Expropiación Petrolera!
¡Viva el General Lázaro Cárdenas del Río!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!

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