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miércoles, diciembre 26, 2007

EL GOBER FASCISTA DE JALISCO HACE LA CHAMBA

DEL PROCESO SEMANAL.

La mafia devora a Jalisco
Gloria Reza M.

Guaruras del procurador jalisciense, Tomás Coronado Olmos, balearon a un exescolta de Víctor Manuel Landeros, quien fuera subprocurador C. Poco antes, el policía agredido se negó a declarar contra Landeros, a quien Coronado acusa de organizar un complot en su contra... El atentado se consumó tras una persecución propia de una película sobre mafiosos, es decir, acorde con lo que sucede en Jalisco mientras el gobernador panista Emilio González vacaciona en el Vaticano.

GUADALAJARA, JAL.- Víctor Manuel Landeros Arvizu no duda en señalar directamente a su exjefe, el titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Tomás Coronado Olmos, como el autor intelectual del intento de homicidio que sufrió el martes 18 el agente investigador Jorge Mercado Valle, a quien unos sicarios le dispararon cuatro veces desde un automóvil. Sólo una bala lo hirió, en una pierna.

Mercado fue escolta de Landeros cuando éste fue subprocurador C, cargo del que fue despedido en octubre pasado, por darle curso a una averiguación que involucra al procurador Coronado en actos de corrupción de menores y pederastia.

En la averiguación previa 010935/2007 /039-P24, del pasado 30 de agosto, se afirma que Coronado Olmos asistió a una fiesta en la que, entre juegos y bebidas alcohólicas, se prostituía a menores de edad a quienes también se fotografiaba y videogrababa desnudas (Proceso Jalisco 149).

Justo cuando se halla sometido a una fuerte presión política y social por estas denuncias, el procurador jalisciense buscó anotarse un triunfo personal el jueves 20, en la madrugada, con la aprobación del juicio de procedencia que él promovió contra Jorge Vizcarra Mayorga, ahora expresidente municipal de Tonalá, que fue desaforado en el Congreso local por graves cargos de delincuencia organizada y homicidio.

Prófugo desde dos días antes, el panista Vizcarra no fue el único ausente. Su correligionario, el gobernador Emilio González Márquez, vacacionaba en Europa, concretamente en el Vaticano, adonde viajó con su esposa, Imelda Guzmán, desde el viernes 14.

Mientras la situación política en su estado adquiría visos de descomposición, el gobernador –en compañía de Margarita Zavala, esposa del presidente Felipe Calderón– regalaba al Papa Benedicto XVI un nacimiento elaborado por artistas jaliscienses.

Antes de irse, el mandatario dejó claro que sostendría al procurador Coronado en su puesto a pesar de las acusaciones que sobre él pesan, una de las cuales lo vincula con la delincuencia organizada, en particular en una red de prostitución y pornografía infantil.

A su regreso, González Márquez se enfrentará a nuevos problemas relacionados con su procurador, y derivados de las denuncias que minimizó. Tal es el caso del atentado que sufrió el agente investigador Jorge Mercado a manos de guardaespaldas de Coronado.

Landeros asegura que antes de ser herido, el agente Mercado Valle le avisó por teléfono que lo perseguía personal “del J-6” (jefe de escoltas del procurador) en un Chevrolet Malibú color arena, cuyas placas (JAM-1827) lo identifican como vehículo oficial.

Según el exsubprocurador Landeros, el atentado se debió a que el martes 18 su exescolta interpuso una queja por hostigamiento laboral ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ). En su denuncia señaló a cinco funcionarios, entre ellos Coronado Olmos, el actual subprocurador C, Aurelio del Toro Zapién, y el coordinador de la Policía Investigadora, Marco Antonio Venegas.

La presión hacia Mercado Valle comenzó cuando se negó a declarar como testigo contra Landeros Arvizu, a quien el procurador Tomás Coronado acusa de haberle armado un complot político al involucrarlo en las denuncias de corrupción de menores y violación (Proceso Jalisco 150).

En entrevista con este semanario, Landeros considera que la agresión a Mercado es un mensaje de su exjefe Coronado para que no prosiga con la denuncia que interpuso el pasado 23 de noviembre contra él por pederastia, prostitución y pornografía infantil ante la procuraduría estatal (Proceso 1621).

En la misma querella, Landeros pide ser investigado y que también lo sea el procurador jalisciense, quien manifiesta –continúa el exfuncionario– que “yo orquesté un complot en su contra, pero en lo oscurito integra una averiguación previa (la número 187/2007-V) amañada en mi contra”.

Dicha averiguación fue tramitada en el área de Visitaduría, a cargo de la jefa de División Blanca Argelia Barrón Rosales. Esta funcionaria fue incluida por Mercado Valle en su queja ante la CEDHJ por acoso laboral.

La cacería

Los guaruras del procurador persiguieron al agente Jorge Mercado Valle durante horas.

Landeros Arvizu, quien conserva un trato cordial con su exescolta –que todavía le dice “jefe”– narra que recibió una llamada a las 15:48 horas. Luego, “a las 17:20 horas recibí un mensaje en mi celular que decía: ‘Jefe, me están siguiendo’”.

Siete minutos después llegó otro: “Te voy a seguir enviado mensajes porque el teléfono está intervenido”. Landeros le aconsejó a Mercado que se perdiera en el tráfico; 24 minutos después, el agente le informó: “Los perdí”.

La tranquilidad fue efímera: a las 18:35 horas, el policía investigador le comunicó a Landeros: “Me persiguen en un Malibú arena, placas JAM-1827, es personal del ‘J-6’ (jefe de escoltas del procurador)”. Cinco minutos después escribió que también lo perseguían dos tipos en una motocicleta.

El exfuncionario le dijo que tratara de perderse de nuevo y que entrara a una plaza comercial. A las 18:40, Mercado Valle le comunicó a su exjefe que había dos testigos de la persecución.

Las 19:27: “Voy rumbo a la carretera a Saltillo. Me siguen. Jefe, te lo juro, estoy sacado de onda, a lo mejor me chingan no sé quienes sean los dos cabrones en una moto, van a distancia”.

Y 14 minutos después: “Me hirieron en una pierna, me dispararon en cuatro ocasiones”.

La versión del propio Mercado Valle complementa los detalles.

A las 17:00 horas tenía una cita en Plaza Patria con un reportero de Mural, “pero en eso llegó uno de los escoltas del señor procurador a quien reconozco plenamente. No recuerdo su nombre, pero mide 1.70, es de tez blanca y robusto. Me asusté y me subí a mi carro. Me topé después con el reportero de Mural (Israel Piña) y se subió a mi auto”.

El reportero le dijo que atrás de ellos, en otro coche, venía un reportero de radio. “Por medio del teléfono él nos dijo que lo iban siguiendo dos sujetos a bordo de un Malibú arena, placas JAM-1827. Él fue el que vio las placas. Ellos fueron mis testigos y el carro lo perdí en Plaza Patria”.

Después de llevar en su vehículo Ford K azul a Piña hasta el periódico donde trabaja, Mercado se dirigió al Periférico Poniente. En el cruce con la avenida Guadalupe “estaban los sujetos de la motocicleta, pero no le di importancia, sino hasta que en la carretera a Saltillo me fijé que iban detrás de mí”.

Ya en la carretera, cuando ya había ganado cierta ventaja, el agente investigador se detuvo para a pedir ayuda en una casa que tenía un foco encendido. Ahí sus perseguidores le dieron alcance. “Uno de ellos me disparó cuatro veces y me gritó: ‘Ahora sí ya te llevó la chingada’”.

Al sentir el balazo, Jorge Mercado se lanzó a una zanja “y fue cuando ellos creyeron que me habían dado cran... pero si me hubieran querido matar, lo hubieran hecho”.

Él no respondió la agresión porque no iba armado. Dejó en su casa la pistola que tiene asignada.

Enseguida llamó al comandante Santos Ayula para informarle del atentado y pedirle apoyo. La ayuda nunca llegó, por lo que telefoneó a su amigo Joel Vázquez, quien al poco rato lo trasladó a la Cruz Verde de Villas de Guadalupe, cerca de Mesa Colorada, en Zapopan. De ahí lo enviaron al Centro Médico Nacional de Occidente, del Seguro Social.

En ese hospital, lo presionaron para que entregara su arma a dos funcionarios de la procuraduría estatal: el subdirector de la Policía Investigadora, Daniel Martínez, y un agente del Ministerio Público que es coordinador del área de Homicidios.

Mercado fue dado de alta al día siguiente y acudió de inmediato a las instalaciones de la procuraduría, en la Calle 14 de la Zona Industrial, para recuperar sus pertenencias. Sólo le regresaron su billetera y le advirtieron que le devolverían su auto cuando entregara su pistola.

Para cumplir esta exigencia, el agente le pidió a su pareja sentimental que lo llevara al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, donde inesperadamente le cambiaron la jugada: le dijeron que sí había disparado y que incluso él mismo se infligió la herida en la pierna.

Para tener elementos con qué desmentir la acusación, Mercado consultó a un perito del Servicio Médico Forense que señaló desde el principio que su herida fue causada por un arma distinta a la suya.

–¿Por qué dicen que usted se disparó? –se le pregunta.

–Para perjudicarme y para no tener problemas ellos.

–¿Quién lo quiere perjudicar y por qué?

–Por haber sido el escolta del doctor Landeros. De hecho, yo cuidaba la casa. Ignoro por qué son las represalias.

–¿Será porque no quiso declarar en contra de Landeros?

–Pudiera ser eso, pero no tengo nada que decir ni a favor ni en contra del señor. Se me estaba hostigando en la subprocuraduría.

–¿De qué forma?

–Es con relación a unos sobres (preguntaban) si yo se los había dado al doctor (Landeros) y me torturaban sicológicamente.

–¿Cómo fue esa tortura?

–Me querían obligar a declarar sobre un delito en flagrancia. “¿Pero cuál delito?”, le pregunté. Me dijo la licenciada Blanca Barrón (jefa de división de la Dirección General de Visitaduría): “Eso no debes saberlo tú porque eres testigo, tú nada más vas a declarar lo que dijo el licenciado Pedro (Haro Ocampo). Y yo le contesté: “¿Qué dijo el licenciado Pedro?”. “Que tú fuiste testigo y que llevaste papeles a Landeros” (me dijo), y ella le dictó a su secretaria: “Dice Jorge que sí es cierto lo que dice Pedro”. Por eso acudí a la CEDHJ.

La Procuraduría General de Justicia del Estado de Jalisco negó que agentes suyos hayan atentado contra Mercado Valle. El jefe de la Policía Investigadora, Marco Antonio Venegas, dice que no hubo un vehículo con placas oficiales en la persecución, y señala que él mismo acudió a donde estaba herido Mercado y que éste no le comentó nada.

No obstante, el exescolta de Landeros reafirma que sólo Joel Vázquez fue a ayudarle.

Persiste el temor

Ante el atentado que sufrió el policía investigador Jorge Mercado, Víctor Manuel Landeros reitera que teme por su vida y solicita de nuevo al ombusdman estatal, Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, que “se tutele mi seguridad personal y la de mi familia, así como la de mi exescolta”.

Y subraya que si él sufriera un atentado, el responsable será Coronado Olmos.

Ante este temor, así como por la falta de garantías de acceso a la justicia y la parcialidad con que actúa la procuraduría de Jalisco, no ratificará ahí su denuncia, sino que sumará ésta a la que interpusieron la señora Araceli Arellano y su hija Águeda Yazmín –víctima de una violación en las fiestas a las que asistía el procurador– el miércoles 12 en la Procuraduría General de la República (PGR).

Las denunciantes, que presentaron su querella ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Relacionados con Actos de Violencia contra las Mujeres (Fevim) de la PGR, acusan a Coronado Olmos de corrupción de menores, delincuencia organizada, prostitución, pornografía y explotación infantil (Proceso 1624).

El Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), una organización no gubernamental, otorgó apoyo jurídico gratuito a la señora Arellano y a su hija, cuya familia es de escasos recursos.

En dicha demanda, la menor amplía las declaraciones que en abril y agosto pasados rindió ante la Coordinación de Atención de Delitos en Agravio de Menores, de la Procuraduría General de Justicia de Jalisco, a cargo de Pedro Haro Ocampo, donde sus palabras fueron arbitrariamente mutiladas y modificadas a fin de salvar al procurador Coronado.

En su reciente relato, Yazmín reitera que en las fiestas realizadas en una granja situada en la calle Carrela 22, fraccionamiento Las Carretas, municipio de Tlajomulco (cerca de la carretera a Chapala) participaron varios funcionarios, entre ellos Coronado Olmos y su amigo, exfuncionario de la procuraduría y exdirector jurídico de Alumbrado Público de Guadalajara, Martín Aguirre Aguirre. Sobre éste pesa una orden de aprehensión girada por el Juzgado Octavo de lo Penal, por la violación de Águeda Yazmín.

En la nueva denuncia, la menor afirmó por primera ocasión que en esa fiesta se consumieron drogas aparte del alcohol, y que entre juegos y brindis unas 20 niñas terminaron desnudas, momento que los adultos aprovecharon para tomar fotos y videos.

Agregó que en esa reunión una amiga suya, a quien le dicen La China, perdió en el juego de la botella y su castigo fue hacerle sexo oral al procurador.

A su vez, la señora Araceli Arellano confía que pronto la Fevim le dé entrada a su denuncia penal y le brinde seguridad a ella y a su familia, pues aunque han cesado las amenazas sigue preocupada.

Quien la amenazaba era Beto (Jorge Alberto Nuño), presunto dueño de la granja de Las Carretas, donde se llevaron las aproximadamente 20 fiestas de las que ella supo.

En su declaración del 30 de agosto, Arellano dijo que el agresor de su hija, Martín Aguirre, acompañado de Beto, “sacó una paca (fajo) de billetes para volverme a convencer de que desistiera de la denuncia, pero no acepté, además de que mi pareja se encontraba en esos momentos en el mismo restaurante”.


Y DE AM DE LEON GTO. MAS D ELAS VIOLACIONES INSTITUCIONALES DE LOS DERECHAS DEL BAJIO.

Emiten recomendación a Gobernador


Manuel Mora MacBeath

La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) acreditó que el secretario de Gobierno de Guanajuato, Gerardo Mosqueda Martínez, violó tres artículos de la Constitución de México, afectando los derechos a la libertad de expresión, al honor, y a la legalidad.

A través de la recomendación 70/2007, dirigida al gobernador Juan Manuel Oliva Ramírez, el ombudsman José Luis Soberanes Fernández pidió a Mosqueda que se conduzca con reserva y moderación, y que en lo sucesivo evite cometer "actos que tiendan a afectar la libertad de expresión, así como el honor, imagen y prestigio de personas".

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