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martes, julio 31, 2007

DE REBELIÓN HOY.

31-07-2007

Yucatán: ¿Puede cambiar el PRI con gobernantes jóvenes?

Pedro Echeverría V.
1. Se ha anunciado que arribarán a la toma de posesión de la joven gobernadora priísta, Ivón Ortega, 10 gobernadores, así como los dirigentes nacionales de su partido, es decir, los mismos métodos y las formas de hacer política del viejo PRI. ¿Qué la gobernadora será distinta o diferente al viejo modelo que tantas décadas sufrió y del que se cansó el pueblo de México? Es extremadamente difícil. Ver en Yucatán a personajes bandoleros, y hasta asesinos, como Beltrones, Gamboa Patrón, los gobernadores de Chiapas y de Puebla, en la toma de posesión de una gobernadora joven que prometió cambiar las cosas es para ponerse a cuestionar cualquier esperanza o cualquier ilusión. Parecería que nada puede cambiar en serio, que todo será pura fachada y que sólo hay que esperar más de lo mismo. La derecha le entrega el gobierno a otra derecha. ¿Hasta cuándo seguiremos esperando?

7. ¿Quiere y puede desligarse Ivón Ortega, la nueva gobernadora, de la vieja política priísta? Parece que aunque quiera no puede. Ella sabe que forma parte del aparato del PRI que ha hecho alianzas sólidas con el presidente usurpador Calderón. Sabe que el PRI por sí solo, como lo ha hecho con el gobernador de Chiapas, Ulises Ruiz y con el de Puebla, Mario Marín, la puede sostener ante cualquier dificultad. Sin embargo, dicen por ahí, que las esperanzas son las últimas en morir. ¿Cuántos creímos que la SCJN, por revisar el asunto de Televisa, había cambiado? Le jalaron las orejas a los viejitos de la Suprema Corte y todo terminó en una farsa. Sin embargo la obligación de la población es defenderse, no permitir que se le siga engañando. Habría que encontrar una política que permita que los trabajadores intervengan más para presionar a sus representantes y al gobierno. No hay de otra.Leer más...


31-07-2007

Entrevista coN Silvia G. Hernández, detenida en el operativo del 16 de julio en Oaxaca y miembro de VOCAL
“Los policías nos decían que qué necesidad tenían de estar golpeando gente cuando podían estar en su casa”

Sergio de Castro Sánchez
El pasado 16 de julio, mientras la gente celebraba pacíficamente la Guelaguetza Popular (símbolo de la cultura comunal basada en el “dar y compartir”) como protesta ante la mercantilización turística de la cultura de los pueblos originarios de Oaxaca, diferentes cuerpos policiacos, volvieron a hacer uso de la violencia y la represión ante un pueblo completamente indefenso. Silvia Gabriela Hernández, integrante de Voces Oaxaqueñas Construyendo Autonomía y Libertad (VOCAL) fue una de las personas detenidas y golpeadas brutalmente por la policía y que ha sido recientemente puesta en libertad bajo fianza.

- ¿Como se produce tu detención?

El día 16 de julio cuando me encontraba realizando parte de una investigación sobre los movimientos sociales en Oaxaca fui detenida alrededor de las dos de la tarde. Cuando me encontraba en la parada del autobús diversos cuerpos policiacos detuvieron a mucha gente que se encontraba en la parada y bajaron a gente del camión. A mi me agarra un policía y le pregunto la razón por la que me estaba deteniendo, si había una orden de detención en mi contra y me pongo a gritar en la calle “¡auxilio, auxilio!”. El policía me empieza a jalonear y en eso llega una policía mujer y me da una bofetada sobre el lado izquierdo de la cara y recibo otro golpe de otro policía sobre el lado derecho y me dicen “¡cállate, perra!”. Me empiezan a jalonear entre tres y me suben a la camioneta a golpes. Después me dicen que agache la cabeza y me empiezan a pisar la espalda y el tobillo izquierdo de manera circular. Mi mano se quedó sobre las redilas de la camioneta y me dicen “¡baja la mano!”, tras lo que me empiezan a pisar la mano. Me agarran el cabello de manera brutal y me lo empiezan a estropajear y me lastimo la frente con el suelo de la camioneta. Me suena el celular y me preguntan, “¿quien te está llamando?”. Me jalan la bolsa, me la revientan, y me siguen golpeando. Mantenían una rodilla en mi espalda y brincaban sobre ella.

Después me trasladan en una camioneta sin insignias policiacas con un hombre vestido de civil. Ahí nos empiezan a agredir verbalmente diciéndonos que nos iban a desaparecer, que nos iban a matar, que eso nos pasaba por revoltosos, que qué necesidad tenían ellos de estar golpeando gente cuando podían estar en su casa. Nos llevan a un lugar desconocido y me tapan con mi suéter la cara. Recibíamos palmadas en la cabeza de este hombre que no dejaba de insultarnos y de decirnos que nos iba a desaparecer y matar. Nunca supe donde nos llevaban. Sólo escuché “a éste déjenlo acá por picudito”, y empiezan a golpear a alguien muy fuerte porque se oían las patadas y los gritos. Yo pensé en ese momento que a todos nos iban a matar. Nos tiran boca abajo y nos jalonean. Todo el tiempo nos insultaban de manera muy agresiva.

Después nos empiezan a tomar nuestros datos. Llega más gente y la ponen igualmente boca abajo. Llega la Comisión Estatal de Derechos Humanos y la Comisión Nacional de Derechos Humanos a los que les pregunté donde me encontraba. Sólo contestaron de manera ambigua diciéndonos que estábamos en una oficina de la Procuraduría General de la República (PGR) Nos tomaron fotografía y los ministeriales (policías) llegaron a burlarse de nosotros y decirnos cosas agresivas. A los hombres les impidieron el acceso al baño y les pasaron una cubeta. Las Comisiones Estatal y Nacional de DDHH solo certificaban golpes, aunque sólo los visibles y tangibles.

Nos hicieron una revisión médica general, aunque sin darnos medicamentos. Llega la Cruz Roja también a curar golpes, pero tampoco nos dieron medicamentos.

Como a las dos o las 3 de la mañana nos trasladan a la Procuraduría. Nos llamaron a las 4 mujeres y al subir a la camioneta me dan una nalgada los ministeriales. Yo me tiro a la camioneta de pompas y me empiezo a arrastrar y me jalan los otros detenidos para llegar más rápido. Yo eso lo hice como una manera de defensa pues me habían tocado. Nos siguieron insultando, “¡abre las piernas que viene tu compañera, seguro que en algún momento las has abierto más!”. Nos siguen amenazando con que nos iban a matar.

Llegamos a la Procu donde no nos dejaron dormir. Como a las 6 nos llaman a declarar pero no nos dejan acceso a un abogado de nuestra confianza, sino que nos asignan uno de oficio. Nos dieron permiso a nuestra llamada como a las 6:30. No dejaban pasar a nuestros familiares y no nos dejaban asearnos y estuvimos allí todo un día. Recibimos atención médica pero nunca medicamentos.

Un día después en la tarde nos trasladaron a la prisión de Tanivet, en Tlacolula, en donde nos quitaron las cobijas (mantas) y suéteres que llevábamos y nos revisaron todo. Los policías nos seguían insultando y nos decían “¡hay, apestan, como les ha de oler!”. Nos llevaron a las mujeres juntas y pedimos una cobija porque hacía frío. Nos dijeron, “¡pues hoy se van a dormir en el suelo y esa es su cobija!”. Estábamos durmiendo cuando llegaron unos policías encapuchados y nos llevaron al servicio médico con la cabeza agachada. No se nos acercaron mucho porque nos dijeron que apestábamos. Volvieron a certificar golpes visibles y tangibles pero jamás nos dieron medicamentos. Una de las celadoras nos hablaban de forma muy agresiva. Nos decía que nosotros éramos culpables hasta que el juez no determinara lo contrario.

Todo el tiempo fuimos hostigados de diferentes maneras y brutalmente golpeados todos incomunicados alrededor de 16 horas desde nuestra detención porque no nos dijeron ni donde nos encontrábamos, y para mi eso es un secuestro, porque tampoco avisaron a nuestros familiares en donde nos encontrábamos.Leer más...

OTRO MUNDO ES POSIBLE...

31-07-2007
¿Cómo sería una ciudad sin coches?

Sergi Rovira
Xarxanet

En las ciudades vivimos con una serie de males que las asumimos sin cuestionar. De todos los que podríamos citar, uno de los principales erosionadores de la calidad de vida en las ciudades son los coches. Entonces, si los coches son tan problemáticos, ¿por qué los tenemos? ¿Qué pasaría si no hubiera coches? ¿Qué ventajas tendríamos? ¿Y qué inconvenientes?

Una ficción: una ciudad sin coches

Hagamos un salto e imaginemos por un momento: introduzcámonos mentalmente en una ciudad dónde no hubiera ningún vehículo privado: ¿qué sería lo primero que notaríamos? Podría ser discutible, pero desde mi punto de vista, inicialmente, nos parecería una ciudad muy silenciosa y, seguramente, muy tranquila. Creo que acto seguido y muy ligado al silencio, la ciudad nos parecería vacía, echaríamos de menos algo. Si continuáramos allá y fuéramos fijándonos, estoy convencido de que sentiríamos un olor diferente, el que fuera, pero no habría la peste de los tubos de escape. Incluso, creo que, con el tiempo, esto nos debería permitir sentir mejor el gusto de las cosas y, seguramente, ahora exagero pero, en definitiva, quiero decir que lo notaríamos en todos los sentidos.

La sensación de tranquilidad y de relax para todos los sentidos serían una mejora de la calidad de vida que no somos capaces de imaginar. Hablamos de una ciudad silenciosa, espaciosa, sin malas olores. ¡Quién no la querría! Leer más...

MENTIRAS Y MEDIOS...
31-07-2007
Reseña “La intoxicación lingüística. El uso perverso de la lengua”, de Vicente Romano
Para estar vacunados contra la manipulación de los medios

Pascual Serrano


- Cuando uso una palabra –dijo Humpty Dumpty- ésta quiera decir lo que quiero que diga, ni más ni menos.

- La pregunta es –insistió Alicia- si se puede hacer que las palabras puedan decir tantas cosas diferentes.

- La pregunta –dijo Humpty Dumpty-, es saber quién es el que manda… eso es todo.

Lewis Carroll. Alicia en el país de las maravillas

Con esta divertida e inteligente cita comienza Vicente Romano su libro “La intoxicación lingüística. El uso perverso de la lengua”. A lo largo de sus doscientas páginas este veterano doctor en Comunicación Pública que tanto nos ha enseñado a muchos, nos expone cómo funciona el sistema de manipulación a través de lo que él denomina “uso perverso de la lengua”. Así podemos comprobar como en las noticias, los buenos “confirman”, “advierten”, mientras que los malos “engañan” y “amenazan”. Las bombas, cuando se quiere justificar una guerra (que no se llamará guerra sino “campaña” o “liberación”), son “inteligentes” y se denominan de forma bucólica como “margarita” o “de racimo”, y no caen donde viven personas sino en el “teatro de operaciones”, por tanto no matan a inocentes, sólo provocan “daños colaterales”

Y para no alarmar cuando la Bolsa baja pues se dice que ha tenido un “crecimiento negativo”.

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