Alfonso Reyes nos recuerda algo de lo que está pasando con la actual iniciativa de Reforma Fiscal del Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, que ingresó el pasado miércoles 20 de junio a la Cámara de Diputados. La línea oficial suena aún Foxista: “nuestra reforma fiscal sacará a millones de mexicanos de su miseria y pobreza, ésta es la última oportunidad del país”.
Una posible interpretación a dicho anuncio es la siguiente: nuestra propuesta es la efectiva así que apruébenla pero ya; el Congreso se aplica a presentar otras iniciativas o corregir la plana a ésta. Sin embargo, para generar mejores elementos de juicio comentaremos algunos de los cambios que contienen las siete iniciativas de la Reforma Fiscal.
Una sorpresa fue que la propuesta no este proponiendo cobrar IVA a medicinas ni a alimentos, del mismo modo no contiene cambios sustanciales para mejorar los ingresos del gobierno y por lo tanto la capacidad financiera para atender las crecientes necesidades de la población no aumenta, es decir el Impuesto Sobre la Renta permanece sin alteraciones.
Las declaraciones de los funcionarios de Hacienda plantean que uno de los propósitos es despetrolizar las finanzas públicas, para lo cual dicen… “la reforma incrementará los ingresos por concepto de impuestos y de esta manera irán perdiendo importancia para las arcas públicas los ingresos por venta del petróleo”, esto se piensa obtener de la ampliación de la base de contribuyentes; sin embargo, nada de esto es previsible que ocurra, aunque sin duda es muy deseable.
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