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viernes, mayo 25, 2007

LA SEÑORA ARISTEGUI EN EL REFORMA.

.Spotcracia
Para Carlos Fuentes y Javier Corral.

El Instituto Federal Electoral ha abierto la caja de Pandora. La revelación
hecha a partir de los resultados del monitoreo nacional que encargó a la
empresa líder IBOPE AGB, sobre las campañas transmitidas por radio y
televisión durante las contiendas políticas de 2006, coloca prácticamente
a todos los participantes de los procesos electorales -salvo los votantes- bajo sospecha.

La autoridad electoral informa que 281 mil 26 spots transmitidos a través
de los medios electrónicos no aparecen en los registros formales que los
partidos políticos están obligados a presentar. Concluye que prácticamente
el 37 por ciento de lo que se transmitió en los medios no fue reportado a la
autoridad.

El problema apunta necesariamente a ser más grave que eso, porque se habla
de una muestra que -si bien gigantesca- por su naturaleza, no puede reflejar
el 100 por ciento de lo realmente transmitido en toda la República.

Lo que refleja, según dijo Luis Carlos Ugalde, representa aproximadamente
el 90 por ciento del total. Este insólito muestreo se realizó en 20 ciudades de
la República con un registro las 24 horas al día, durante el periodo oficial
del 19 de enero al 28 de junio, de todos los spots transmitidos en 733 estaciones
de televisión y mil 488 de radio. Se desarrolló un sistema computacional
que contaba con una suerte de huella digital de cada versión y modalidad
de los múltiples spots que se diseñaron para todas las campañas federales
en cada partido político en el país. Miles de spots fueron capturados de un
universo de casi 2 millones de horas de programación diversa.

Ahí se detectaron un total de 757 mil 545 spots de campañas federales
para Presidente, senadores y diputados. Cuando se compara esta cifra
con la informada por los partidos aparece el diferencial de los 281 mil,
mismos que han sido sometidos a una investigación "oficiosa" que durará
varios meses.

El IFE y los partidos pueden acceder a la grabación de cada uno de estos spots,
mismos que incluyen cinco minutos antes y cinco minutos después de la
programación dentro de la cual fueron transmitidos en el caso de la televisión,
y media hora antes y media hora después en el caso de la radio.

El asunto arroja múltiples inquietudes. Si ya de por sí resulta escandalosa la cifra
oficial que los partidos gastaron durante las campañas, sólo las campañas -que el año
pasado alcanzó la friolera de 3 mil 510 millones 806 mil 13 de pesos-, con este
nuevo panorama de opacidad, la crisis del modelo de competencia electoral en
México ya alcanza niveles de alarma.

La información oficial disponible arroja que la campaña electoral
de Roberto Madrazo tuvo un costo de 648 millones
de pesos, que no incluye 144 mil 609 spots injustificados; la de Andrés Manuel
López Obrador, 616 millones de pesos, sin incluir 47 mil 779 spots sin justificar
y la de Felipe Calderón, de casi 585 millones de pesos, tiene 75 mil 840 spots
sin justificar.
Surgen, de inmediato las preguntas obligadas:
¿Quién ordenó esos spots? ¿Quién los pagó? ¿A qué tarifas?
¿Fueron o no facturados? ¿Qué significa todo esto para un proceso, de por si
controvertido como el del 2006, que se abra un panorama de esta magnitud
en donde la transparencia, la equidad y la fiscalización quedan absolutamente
en entredicho?

El asunto puesto en estos términos es de una gravedad extrema. Y por si esto
no fuera suficiente, el PRD -a través de su secretario General, Guadalupe Acosta Naranjo-
entra al toro para decir que lo que dice el IFE no corresponde a la verdad.

No, que el asunto es todavía mucho peor de lo que lo que dice el IFE.
Que se han quedado cortos. Que ellos ponen sus números para demostrarlo.
De entrada, descalifica la solidez del gigantesco monitoreo y arroja un guante que,
sin la menor duda, debe ser tomado para debatir y llegar al fondo de este pozo profundo.

Acosta Naranjo afirma que el número de spots que la Coalición Por el Bien de Todos
contrató en total es mucho mayor de lo que el IFE sostiene. El IFE dice que la coalición
transmitió 165 mil spots, mientras que el PRD afirma que el verdadero número es casi
3 veces la cifra oficial.
¿Qué pasa entonces con el monitoreo?
¿Qué pasa con los demás partidos?
¿De qué tamaño es el monstruo?
Acosta Naranjo dice que están dispuestos a cualquier debate público y que ponen a
disposición de la sociedad toda la información que tienen sobre sus campañas cuyo
listado final alcanza la cifra de 456 mil 943 spots de radio y televisión comprados
por esta coalición, es decir, "fecha, hora, sigla, precio unitario, duración, factura,
contrato, y grupo; además, las actas notariales que documentan las irregularidades
del IBOPE, el informe del gasto de campaña efectuado por la Coalición Por el Bien de Todos,
la solicitud a los principales grupos radiofónicos y televisivos de entregar toda
la información al IFE y los dictámenes completos de todos los partidos, aprobados
el pasado 21 de mayo". ¿Quién dijo, yo?

La sociedad mexicana tiene derecho a saber quiénes y de qué manera violaron
la normatividad pero, también debe saber qué tipo de prácticas se realizan
durante las elecciones -y entre quienes- que afectan irremediablemente los
principios de equidad, transparencia y certidumbre.

En México es claro que se han ido al carajo. No hay remedio. Hay que empezar de nuevo.





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