Criminalizar a la juventud como forma de gobierno prianista |
lunes, 19 de marzo de 2007 | |
Por María Teresa Jardí Antes de la venida del asesino Bush a Mérida, algunos de ustedes quizá recuerden que escribí una colaboración con relación a la situación actual del auditorio Che Guevara de la UNAM. La que de inmediato mereció una respuesta de Ilya Cazés, que publicó la Red@actuar, la que comparto tardíamente, lo urgente era la inaceptable venida de Bush a profanar esta tierra maya, con ustedes hoy. Para mañana seguir con las investigaciones de otros directores de teatro motivadas por esa repuesta y con otras respuestas a esa respuesta. “Estudié Literatura Dramática y Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Quizás algun@s compañer@s de esta red recuerden la segunda mitad de la década de los ochenta, en esa maravillosa Facultad. El auditorio Che Guevara era entonces un espacio en el que, a lo largo de todo el día y buena parte de la noche, se proyectaban películas excelentes en su mayoría, que nos hicieron a muchos cinéfilos de primera y que a tod@s los que acudíamos, nos apoyaban en una formación integral. Durante la huelga del 87, el Che se convirtió en el centro de reunión de quienes formamos parte del CEU. Era, sin duda, el centro de la UNAM en esas semanas tan importantes. Ahí tuvieron lugar las mesas de diálogo entre el CEU y las autoridades de rectoría, que permitieron que nuestro movimiento venciera. Todavía durante los noventa, se pudieron escenificar algunas obras en su escenario. El forito equipado al que se refiere la autora del artículo aparecido en Por Esto!, es una conquista de quienes estudiamos en aquellos tiempos en la fac, en literatura dramática. Sólo contábamos con los dos teatritos y el salón de usos múltiples que se encuentran a un lado del ala de posgrado, y que resultaban insuficientes para ensayos, exámenes y puestas en escena. Junto con el Che, ese forito también nos fue arrebatado. Hoy el Che ya no es ni un cine club permanente, ni la sede de asambleas auténticamente universitarias, ni un escenario en que se puedan poner las obras de la Fac o del CUT. No fue “brutalmente desmantelado por las autoridades”. Ha sido, desde hace años, secuestrado por grupos de no-estudiantes que impiden su uso colectivo y creativo. Lo tienen monopolizado para pachequearse y empedarse veinticuatro horas al día. De la Fuente pasaría a la historia si lograra recuperar ese auditorio para los universitarios y arrancarlo de la banda de fascistas que se las gastan de paramilitares (Jardí dixit) que hoy impide a cualquiera tan sólo el ingreso a ese espacio. Pero definitivamente pasará a la historia como un rector que abrió espacios a la izquierda en la UNAM, que introdujo al Estatuto General la equidad de género y que ha logrado, pese a quienes han convertido al Che en su bunker -los mismos que paralizaron actividades por un año, cobrando puntualmente en gobernación- , que nuestra Universidad se cuente entre las mejores del mundo. Ojalá que el Che, como otros espacios universitarios, nunca más sean monopolio de nadie y que regresen a la comunidad que les da el uso creativo, plural y constructivo para el que fueron concebidos. Ilya Cazés”. |
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