Me llega el siguiente mensaje:
Te escribo para comentarte algo que sucedió hoy que por un lado me parece terrible, porque revela el clima de intolerancia que estamos viviendo, y por otro, me brinda la esperanza de cómo la inteligencia y la dignidad con que se defienden las convicciones terminarán por imponerse sobre la cerrazón de los dueños de todo. Recientemente alguien comentó en este espacio, lo orgulloso que se sentía de haber visto como participaban los niños y jóvenes en las marchas, las protestas y el plantón. Entonces compartí el orgullo de cómo mi hija de 12 años me acompañó desde San Luis Potosí, a donde nos mudamos recientemente, a la marcha del 31 de julio y de cómo me recuerda constantemente que debemos ser firmes con el boicot a los productos que financiaron la campaña de odio contra AMLO. Pero esta mañana, en su escuela sus compañeros empezaron a comentar acerca de lo que aconteció ayer en San Lázaro durante el informe y mi hija abiertamente comentó que apoya a Andrés Manuel y que estaba de acuerdo con las acciones que emprendieron ayer los legisladores del PRD. Sus compañeros se escandalizaron y comenzaron a decirle que era una pobre ignorante, que estaba loca igual que el “peje” y otras cosas de las que ya conocemos el guión dictado por la TV. Sin embargo, mi hija dice que aunque la hicieron sentir muy mal e iba a empezar a llorar, se llenó de valor y les dijo que eso era lo que pensaba y que no tenían por que ofenderla. Hasta este punto no sería nada extraordinario, pero entonces su “maestro” comenzó a insultar al Movimiento y a Andrés Manuel junto con sus compañeros, sin dejarla hablar o exponer sus razones, así que ella guardó silencio y cuando se cansaron de agredirla y se callaron, ella les dijo “no es cierto” y se fue a sentar sola, porque después de la actitud despreciable de ese “maestro” ya nadie quiso hablar con ella. Cuando me contó, al principio yo estaba muy indignada y frustrada por la actitud de esta persona, pero entonces me dijo que todo lo que hizo y dijo fue siguiendo el ejemplo de Andrés Manuel y el Movimiento, y entonces mis sentimientos cambiaron por esperanza y orgullo, porque sé que así como ella, los otros niños y jóvenes que están viviendo este momento histórico están aprendiendo a vivir con dignidad y respeto y, están entendiendo mejor que nadie lo que es la resistencia pacífica y la lucha por sus ideales.
¡VIVA MEXICO¡ ¡QUE VIVAN LOS NIÑOS Y JOVENES QUE REPRESENTAN UN FUTURO LLENO DE ESPERANZA Y JUSTICIA PARA TODOS¡
No es el primer reporte de intolerancia contra niños por apoyar al peje o por que sus padres están de alguna manera apoyando al peje. Hace un par de días supe de viva voz de un colaborador cercano al peje (no voy a decir quien) sobre una situación muy similiar a la que se describe en este e-mail. ¿El pecado que se cometió para que otros niños iniciaran los insultos? Pues que la persona a la que hago referencia apoya al peje. Nada más.
Esto, desde luego, es absolutamente DELEZNABLE y RECRIMINABLE. NINGÚN maestro de escuela tiene derecho a intimidar ni a permitir que los alumnos intimiden a otros alumnos simplemente por sus ideas políticas. Eso se llama DISCRIMINACIÓN y es uno de los agravios a la persona más graves que hay. ESPECIALMENTE cuando se trata de niños.
Yo lo que les recomiendo es esto:
1. Si tienen algún incidente como el que se describe en este e-mail, encaren al maestro. Lleven una cámara y graben la confrontación. Tómenle fotos. Envíenos los datos y aquí lo publicaremos para que vea todo el mundo la bajeza de estos mequetrefes.
2. Repórten al maestro y a la escuela ante derechos humanos y ante la SEP. NO se puede permitir las agresiones a menores de edad por parte de los panistas. Ni se puede tampoco permitir que los panistas le den rienda suelta a los chamacos para que agredan a niños que no piensan como quiere el PAN que piensen.
Recuerden: Nuestra armas son las cámaras. Poner en evidencia estas chingaderas es a lo que más le temen estos pinches fascistas. NO se dejen intimidar. USTEDES tienen la razón.
Una razón más para apoyar al peje en el 2006.
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