Jorge Camil escribe en la Jornada:
No quién, cómo.
Priístas recalcitrantes y nostálgicos aseguran que el voto útil y el voto duro (olvidan el voto comprado) podrían llevar a Roberto Madrazo a la Presidencia. Pero llegan tarde, porque el "quién" ya lo tenemos resuelto, mas no el "cómo" (y, como decía Cantinflas, "ahí está el detalle"). ¿Para qué "encuestas cuchareadas" y debates aburridos que subieron los ratings de las televisoras y no de los candidatos? ¿Para qué aquelarres de media noche, donde brujos de la política nos quitaban el sueño machacando temas conocidos?
El "quién" es y será siempre Felipe Calderón para la derecha "yunquista" y confesional que sigue enfrascada en la cristiada pegando letreros que proclaman en pleno siglo XXI su intolerancia religiosa: "este hogar es católico" (¿como Marcial Maciel o San Ignacio de Loyola?). Calderón es también el "quién" para los amigos del continuismo económico que pretenden conservar el modelo de Fox (¿de Fox?), sí, de Fox vía Ernesto Zedillo, el globalizador, y Carlos Salinas de Gortari, el facilitador. Para casi todos los demás (incluyendo a los priístas decepcionados) el "quién" es y será Andrés Manuel López Obrador, el candidato que amenaza sacudir un sistema anquilosado para obligarnos, ¡ni Dios lo quiera!, a pagar impuestos e incluir a los pobres en la agenda nacional.
Si el "quién" está resuelto, el "cómo" es importante. No se crea el cuento de los indecisos, ni de quienes afirman "el voto es secreto", porque no es una elección "al estilo americano" que se vaya a ganar con propuestas y votos. Vamos a sufragar cargando prejuicios ancestrales, resentimientos históricos y odios generacionales; con la esperanza de recuperar el terreno perdido durante el interregno priísta, cuando todos perdimos todo (hasta la vergüenza) y nadie dijo nada.
El "cómo" es importante porque el PRI se juega desaparecer, el PAN entronizarse en el poder y AMLO instaurar su República incluyente para reducir la desigualdad. La tragedia de los dos Méxicos afloró en el Mundial en un humilde chihuahuense que se ahorraba el hotel durmiendo en la calle, mientras otros mexicanos se aprestaban a presenciar el partido con caviar y champaña, a 2 mil euros el boleto, en la sala VIP del estadio de Hannover. (Ahí, un gordinflón con un descomunal sombrero tricolor bebía cerveza y ondeaba una norme manta que anunciaba su voto, uno de 40 mil que no llegarían a las urnas: "si gana El Peje acá nos quedamos". ¡Ojalá!) No, aquí el "cómo" dependerá de factores que tienen mucho que ver con la disputa por la nación que libramos soterradamente el siglo pasado, bajo el manto priísta, cuando votábamos mecánicamente por el candidato único, y luego cabildeábamos "en lo oscurito" para obtener el favor presidencial.
La primera pregunta el 3 de julio será, por tanto, "¿cómo?" ¿Cómo ganó el vencedor y cómo aceptó la derrota el perdedor? ¿Triunfó la democracia o fue una elección de Estado manipulada por el Ejecutivo? Con una excusa nimia Felipe Calderón rehusó entrevistarse con La Jornada: "ya ve cómo están las cosas en La Jornada", dijo, aunque nunca dijo "¿cómo?", dejando el adverbio en el aire, porque sabía que sería cuestionado sobre el cuñado incómodo, del que antes se había deslindado con un gesto grandilocuente y una frase vulgar: "no me toca defenderlo". Concluyó con pragmatismo que sus electores cautivos estaban únicamente interesados en el continuismo, y el olor a santidad de unas manos limpias pródigas en contratos públicos (como en los mejores tiempos del PRI: ¿dónde, por Dios, está la supuesta diferencia ideológica?)
Merced a estrategas perspicaces, Calderón aprendió que en este país, parafraseando a Luis Echeverría, cuñados, esposas, hijos y hermanos incómodos, "ni benefician ni perjudican, sino todo lo contrario". El "cómo" es importante porque a dos días de la elección escuchamos ruidos legales: amenazas de impugnación y anulación de los comicios por el tribunal electoral. (Enrique Krause, que hoy considera poco probable el triunfo de Calderón, anunció en el ABC la convergencia de PRI y PRD para descalificar una victoria apretada del PAN, revertir el triunfo y provocar una Presidencia interina.)
Así que prepárese, como cuando el tiempo anuncia huracán y atiborramos la alacena con artículos necesarios. Sólo que ahora sería mejor atiborrarnos de patriotismo y salir a votar por el proyecto que mejor garantice la continuidad del país.
En un mundo que vive la tercera guerra mundial no declarada, y sufre la paradoja inaudita de riqueza infinita frente a pobreza vergonzante, no necesitamos a los mexicanos que amenazaron en 1988 dejar el país si ganaba Cuauhtémoc Cárdenas, y que ahora repiten la cantinela con López Obrador. Me recuerdan al monje trapense del cuento: cada diez años, al levantarle por unos cuantos minutos el voto de silencio, aprovechaba para quejarse: "cama dura", dijo en su primera oportunidad, y "comida mala" en la segunda. Finalmente, "me voy". "Qué bueno -le contestó el padre prior-, porque tienes 30 años de fastidiar con lo mismo." Carlos Fuentes asegura que habrá vida después del 2 de julio. ¿Habrá paz?
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viernes, junio 30, 2006
A ATIBORRARNOS DE PATRIOTISMO Y SALIR A VOTAR.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 8:08 a.m.
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