EL GRAN TITIRITERO SERÁ PONCHADO.

Sergio Gomez Montero, escribe:

Las corrientes subterráneas.
Sergio Gómez Montero.

¿Qué ha pasado recientemente con las campañas políticas por la Presidencia del País en México? ¿En qué etapas se encuentran ellas? ¿Qué tanto los acontecimientos recientes -Lázaro Cárdenas, Atenco, la “enfermedad” de Madrazo- las han contaminado o se siguen moviendo ellas autónomamente?

Sin duda, las campañas recientes en México por la Presidencia del País comenzaron a tener cambios, en particular desde la de 1988, cuando Cárdenas le gana a Salinas. Allí, a pesar de que aparentemente operaron las fuerzas sustantivas como lo venían haciendo durante el priato, la fuerza de Cárdenas se impuso y obligó necesariamente a que durante el siguiente sexenio se modificaran los esquemas de funcionamiento de esas campañas.

Las fuerzas de poder, entonces, le encargaron al gran titiritero -el que se mueve en el drenaje profundo, el que mueve policiacamente los hilos de izquierda y derecha, el que vende crímenes y miedos, el que reparte detritus a diestra y siniestra, el que finalmente determina el qué hacer- que cambiara el escenario y la obra para que así la contienda diera los resultados esperados: En 1994, los crímenes de Estado, Chiapas, Colosio, la desaparición y caída de Diego, dieron como resultado finalmente que el miedo triunfara y que así llegara a la Presidencia Ernesto Zedillo, seguido del “error” de diciembre del 94 y su secuela trágica (devaluación, Fobaproa, negocios turbios al por mayor).

El trabajo magistral del gran titiritero -aquél que en la política en México maneja a las fuerzas superficiales y subterráneas del poder en épocas electorales- llega en el 2000: Aparenta que triunfa el cambio con Fox, pero logra seguir consolidando el tinglado del neoliberalismo con singular maestría y formalidad.

Hoy, la tarea central del gran titiritero es que las fuerzas de poder continúen controlando la vida social del País, para que así el neoconservadurismo siga adelante.Pero este año existe un elemento que las veces anteriores no se había presentado: Las fuerzas de poder, a diferencia de otros años electorales, en éste no llegan unidas: Al interior de los empresarios, del Ejército, del Gobierno de Estados Unidos, de la alta jerarquía de la Iglesia Católica hay fracciones que cada una defiende a su candidato (en este momento nada más dos candidatos, Calderón y AMLO) y que le están apostando a todo con tal de salir ellas y sus favoritos triunfantes.

Al respecto hay ejemplos múltiples, pero uno de ellos permite ilustrar lo descrito. ¿Qué está pasando realmente con las encuestas de opinión que están apareciendo sobre las preferencias electorales?Hoy, la mancuerna entre el periódico Reforma y Los Pinos ha venido operando truculentamente cifras y metodologías de sus encuestas (no me canso de recomendar lo escrito por Bourdieu sobre la materia) y, sin ningún sustento real, han venido promoviendo el hecho de que en tales indagaciones el ganador absoluto es, sin ningún género de duda, Felipe Calderón.

Esto fue, en particular, hasta fines de abril. Pero, de abril a la fecha qué ha venido sucediendo. La presencia de las encuestas y de sus resultados ha venido decayendo y ellas, las encuestas, han pasado a un segundo plano, como es el plano que, en las campañas electorales, ocupa realmente Felipe Calderón. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién hizo que pasaran a segundo plano las encuestas? ¿Por qué es hoy la provocación, la violencia, la venta del miedo, ‘Marcos’, lo que ha venido a desplegarse, a ocupar las primeras filas de la lucha electoral? ¿Cuál es la razón de que ello suceda?

El gran titiritero sin duda se está moviendo, pero no con el beneplácito de todos sus dueños; hay corrientes subterráneas que no se tragan ya las piedras de molino. Allí también, como entre grandes sectores de la población, consideran conveniente que realmente se consolide el cambio.Ojalá y el gran titiritero se queda abanicando una vez más.

correo: gomeboka@yahoo.com.mx
Sergio Gómez Montero es analista político y miembro de OCE de BC.

Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.