Hoy en el Reforma, Guadalupe Loaeza, nos ofrece una crónica del evento que ayer, con motivo del día internacional de la mujer,le organizó la coalición "Por el bien de todos, primero los pobres" en el Hotel Melía del Paseo de la Reforma.Evento que por cierto pese a lo multitudinario y de cálida recepción dada por las féminas al PEJE, los medios en su inmensa mayoría persisten en no darle difusión. No así en el programa "La otra versión" en donde el reportero comenta que AMLO tardó 20 minutos en llegar del hotel a su auto, porque las mujeres se arremolinaban en torno a él y le impedían avanzar. Pero leamos la crónica de la Loaeza:
Nadamás agregaremos que según el último censo del INEGI en México hay mas de 2.5 millones de mujeres que hombres. Esto desde luego en el padrón electoral se traduce en los mismos términos. El voto de la mujer el próximo 2 de Julio será determinante para el triunfo del PEJE.Guadalupe Loaeza.
Por nosotras...
Más que anonadado, Andrés Manuel se veía como avasallado por la rebosante euforia de más de 3 mil 500 mujeres que habían asistido al encuentro de la Coordinadora Nacional de Mujeres "Por el bien de Todas" con motivo del Día Internacional de la Mujer.El encuentro fue en el Hotel Meliá del Paseo de la Reforma convocado por la coalición del Partido de la Revolución Democrática, el partido Convergencia y el del Trabajo. Ya desde la entrada del establecimiento, no eran ríos los que se veían, sino mares de mujeres ansiosas por llegar al salón donde se llevaría a cabo el encuentro.
Para entonces los responsables del hotel ya estaban rebasados. En el salón para mil personas destinado para el acto ya no cabía ni un solo alfiler. Era inútil insistir; de allí que los organizadores se hubieran visto obligados a contratar, en un dos por tres, otros cinco salones equipados con enormes pantallas para darles cupo a todas las seguidoras de López Obrador. Éramos tantas y tantas mujeres que tratábamos, a toda costa, de subir y bajar las escaleras mecánicas en busca de un lugar en cualquiera de los salones, que incluso se accidentaron cuatro señoras literalmentearrolladas por ese mar de ciudadanas.
Finalmente hizo su aparición López Obrador. De esto nos enteramos las que nos encontrábamos en la primera fila, gracias a los gritos que se empezaron a escuchar a lo lejos: "Ocho, ocho, ocho, el Peje es un bizcocho", gritaban unas. "Nomás no me lo malluguen", exclamaba una gordita con cara simpática. "¡Obrador, Obrador, Obrador!", empezaron a vociferar las demás. Todas querían acercarse al candidato, querían besarlo, tomarse una foto con él, entregarle un papelito, abrazarlo o por lo menos saludarlo de mano.
"Híjole, le toqué la mano, las tiene suavecitas, suavecitas", decía una señora con el pelo pintado de rubio. "Yo pude besarlo", decía otra con la cara cubierta de lágrimas. Mientras tanto, López
Obrador, como podía, intentaba abrirse camino para dirigirse a su lugar situado entre Tere Juárez viuda de Castillo y doña Rosario Ibarra de Piedra. Finalmente se sentó. Se veía contento, pero un poquito incómodo por tantas manifestaciones de amor.Seguramente a López Obrador todavía le cuesta mucho trabajo asumirse como un candidato que inspira tantas pasiones, positivas y negativas. No obstante hay que decir que lo que advertimos ayer en el encuentro de mujeres fue muy excepcional. De alguna manera todas se sentían festejadas por su día. Ver y escuchar a AMLO era el regalo de centenas de abogadas, médicas, maestras,
profesionistas, amas de casa, pero sobre todo de mujeres conscientes de sus derechos.Después de la bienvenida hecha por Martha Chapa, vestida de amarillo con un traje de lino, subió al estrado la diputada federal por el PRD Marcela Lagarde. El color fucsia de su blusa le daba un aura muy particular. Se veía muy bonita y sonriente: "Nos caracteriza (a las mujeres) el compromiso con una alternativa nacional que ha tenido muchos nombres.
Nosotras mismas nos ubicamos en una gama de identidades políticas que abarca mujeres insurgentes, comunistas,socialistas,socialdemócratas, mujeres de izquierda, libertarias y feministas.
Todas demócratas y progresistas. Defensoras de la causa de las mujeres en nuestro país y en el mundo, hemos abierto espacios vedados a nuestro género y hemos contribuido a crear y ampliar oportunidades para las mujeres, hemos luchado por nuestra participación política y nuestra ciudadanía y por los derechos de todas", decía Marcela con su voz firme.El tono elocuente de su discurso feminista y la diversidad de reflexiones inteligentes y modernas que exponía la doctora en antropología y catedrática de la UNAM, empezaron a envolvernos poco a poco. No podíamos más que estar de acuerdo con ella. "Somos las ciudadanas del derecho del voto y las ciudadanas que hilamos tejido social en organizaciones, redes, comités, asambleas, frentes. Denunciamos la represión, vindicamos la vida política democrática, defendemos la vía electoral para acceder al poder, el voto y las elecciones confiables. A pesar de todo, aún no
somos elegibles a pesar de nuestros méritos, nos regatean con misoginia raquítica cuotas y posiciones políticas, a diestra y siniestra en cada proceso de selección o de designación".No acababa de terminar la frase la especialista en feminismo, cuando se escuchó un aplauso fortísimo. Era evidente que sus palabras hacían eco en cada una de esas 3 mil 500 mujeres ávidas de reconocimiento. Era evidente que en ese aspecto hay todavía mucho por hacer. Es cierto, sin embargo, que el gabinete del gobierno del Distrito Federal es ocupado 50 por ciento por mujeres. No obstante, solamente hay una candidata a delegada del PRD, que es Alejandra Barrales, es decir que, si pierde, no habría ninguna mujer recibiendo una delegación por el Partido de la Revolución Democrática en la Ciudad de México.
Más adelante en su discurso, nuestra expositora no podía dejar de referirse al peor crimen de la historia de México.
Antes de abordarlo habló de otros focos rojos igualmente alarmantes: "Nuestro país es conocido en el mundo por el trabajo doméstico en servidumbre, la explotación laboral en las maquiladoras, la explotación sexual infantil, el tráfico de personas, la prostitución o explotación sexual de mujeres y hombres, la pornografía y el turismo sexual, así como por la exacerbada violencia pública y privada, institucional, conyugal y familiar, contra las mujeres y por el machismo acendrado de los hombres de a pie, tanto como de los políticos.Nuestro país es señalado, con horror, por el feminicidio". Después de escuchar lo anterior, aplaudimos mucho, mucho, tal vez más de la cuenta. Seguramente era para acallar nuestra indignación
Marcela Lagarde terminó su discurso con una frase de María Zambrano: "la democracia... es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, ser persona".
"Marcela, me dejó sin discurso", dijo López Obrador. Tenía razón, ya no había nada que agregar. No obstante el candidato se comprometió a tres cosas fundamentales: que la Comisión de Derechos Humanos haga una recomendación al gobierno federal para hacer una investigación
a fondo de las muertas de Juárez; el 50 por ciento de su gabinete serán mujeres y que no permitirá misóginos en su gobierno.La salida del candidato fue tan apoteótica como fue su entrada. Seguramente nunca había visto en su vida a 3 mil 500 mujeres deseosas de tocarlo y besarlo.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista en el Congreso.
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