29-01-2008
Y siendo así, es también normal que se desentiendan de ellos, como cualquiera de nosotros se desentiende de lo que hace el médico, el fontanero o el mecánico cuando hablan en su jerga incomprensible o utilizan instrumentos, que nosotros ni conocemos ni sabemos utilizar, para curarnos o arreglarnos las tuberías o nuestro automóvil.
También contribuye a ello el que no se proporcione a los ciudadanos información relevante sobre lo que sucede en relación con las cuestiones económicas. Todos oímos en los noticieros de cada día, por ejemplo, cómo evoluciona la bolsa, las variaciones que se producen en el índice Nikei o los puntos de subida o bajada de unas cuantas cotizaciones pero casi nadie los sabe interpretar ni nadie explica de verdad lo que hay detrás de ellos.
Gracias a eso, los que controlan los medios de comunicación (propiedad a su vez de los grandes bancos y corporaciones) hacen creer que informan cuando lo que hacen en realidad es lo peor que se puede hacer para lograr que alguien esté de verdad informado: suministrar un aluvión indiscriminado de datos sin medios efectivos para asimilarlos, interpretarlos y situarlos en su efectivo contexto.
Nos ofrecen sesudas e incomprensibles declaraciones de los ministros y presidentes de bancos pero no proporcionan criterios alternativos de análisis y, por supuesto, presentan siempre el mismo lado de las cuestiones, como si los asuntos económicos solo tuvieran la lectura que hacen de ellos los dirigentes políticos, los empresarios y financieros más poderosos o los académicos que cobran de ellos para repetir como papagayos lo que en cada momento les interesa.
Lo que está ocurriendo en relación con la actual crisis es buena prueba de ello.
Primero decían que no había que preocuparse, que no era para tanto y que no convenía “exagerar”, según el ministro español de Economía. Y tenían la cara dura de decirlo cuando al mismo tiempo se estaba informando de que algunas de las entidades financieras más grandes del mundo estaban quebrando o cuando los bancos centrales estaban inyectando en los mercados cientos y cientos de miles de dólares, realizando así la intervención en los mercados financieros quizá más grande de toda la historia.
Luego decían que era solo una crisis de liquidez que tendría un desarrollo fugaz, que pasaría pronto.
Yo mismo, que soy probablemente el más modesto de los analistas económicos, escribía en agosto que eso era mentira, que nos encontrábamos con toda seguridad ante una crisis de solvencia (Diez ideas para entender la crisis financiera, sus causas, sus responsables y sus posibles soluciones y Algo más que una crisis hipotecaria).
29-01-2008
Bajo la consigna de “Otro mundo es posible”, centenares de miembros de movimientos sociales y ONG’s se reunieron en el zócalo de la Ciudad de México para proponer la construcción de un poder popular basado en la dignidad, la libertad, la igualdad y la justicia para todos los pueblos del planeta.
Texto y fotos: Lauri García Dueñas
María de la Luz Mendoza tiene 88 años y es militante antineoliberal. Su cabello ya está totalmente blanco por las canas, viste impecablemente y atenta toma nota en la charla “Crisis civilizatoria y fin del modelo neoliberal” que dictan notables intelectuales de izquierda en el Foro Social Mundial (FSM) en el zócalo del Distrito Federal.
Durante más de dos horas, escucha y se emociona con las más arengas y menos propuestas de la mesa de notables y cuando las dos de la tarde anuncian el fin de la conferencia María de la Luz cierra su libreta de notas, toma un sorbo de refresco de toronja, deja su bastón de lado, guarda sus cuadernos, me encarga que le cuide su bolso y empieza a caminar lenta y decidida hacia el micrófono que supuestamente se abrirá al público.
Pero algunos conferencistas han abusado del tiempo estipulado y María de la Luz no puede comentar nada. El moderador ha tomado una decisión fuera de programa y no abre el micrófono a los presentes, ya cansados y con calor, a pleno sol bajo un toldo de plástico, en pleno corazón de la plaza más grande de la ciudad más grande del mundo.Leer más...
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