Ya lo dice el viejo y conocido albur:
- ¡Sobres! Te disparo unos ostiones en el centro.
- ¡Nel! Mejor yo te disparo unas cremas en la Zona Rosa.
Esto viene al caso por que no pude más que carcajearme ante la balconeada que le pone Álvaro Delgado tanto a Germán Mentiras como a Chucho Ortega en este análisis político del Proceso:
"¡Yo no soy un moderado!"
Álvaro delgado
MÉXICO, D.F., 24 de diciembre (apro).- El nuevo presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Martínez, y Jesús Ortega, quien aspira a ocupar el cargo análogo en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), se parecen en muchas cosas, entre ellas la de reivindicar la moderación en la política.
Germán Martínez, para ocultar la verdadera orientación ideológica del partido de la derecha, dice que el PAN es de "centro-moderado" --quizá debería explicar en qué consiste el "centro-radical", por ejemplo, o el "centro-centro"--, mientras que su tocayo de apellido perredista, Jesús, proclama la moderación de la izquierda para lograr entendimientos políticos con sus antagónicos.
A ellos, como a otros que se asumen como moderados --los cautos, los tibios, pues-- conviene recordarles, y dedicarles, una proclama de Darío Fo, el premio Nobel de Literatura 1997, quien aspiró a ser alcalde de Milán, Italia, y que no ganó quizá por ser... moderado:
¡Yo no soy un moderado! ¡Si buscas un moderado, ten cuidado a la hora de votar por mí, porque conmigo se corre peligro!
¿Pero de verdad quieres un alcalde moderado?
El moderado es fuerte con los débiles y débil con los fuertes.
El moderado finge resolver los problemas sin afrontarlos.
El moderado se hace de la vista gorda ante la especulación inmobiliaria.
El moderado echa a los inquilinos de sus casas en el centro
y después se las revende a los magnates de la especulación.
El moderado transforma en gueto la periferia.
El moderado acepta una escuela para ricos y una para pobres.
El moderado deja que la ciudad se vuelva más y más triste, y aplaude los rascacielos, donde no se ven niños jugando ni gente pedaleando en bicicleta.
El moderado teme disgustar a los ciudadanos que cuentan.
Y no concede la palabra a los que no tienen voz.
El moderado jamás cambiará nada.
El moderado no resolverá el problema de la contaminación
de Milán, no salvará los pulmones setentones de los niños de 5 años.
El moderado no los librará del tráfico, del millón de automóviles que, con sus pedorretas, han transformado la ciudad en una cámara de gas.
Hoy, al parecer, no ser moderado es un defecto o un delito;
o bien un privilegio de los jóvenes.
¡Pero hacen falta muchos años... para llegar a ser verdaderamente jóvenes!
Milán, si mi música te suena demasiado fuerte, entonces quiere decir que te estás volviendo demasiado vieja.
No hay moderado que haya hecho historia, como no hay moderado que haya ganado un Nobel.
¡Yo no soy un moderado!
Seré un alcalde que arriesgue. Porque creo que el riesgo del cambio es la única respuesta correcta para quien invierte su voto en un proyecto para Milán.
Si se deciden a votarme, arriesgan mucho... Se arriesgan incluso a encontrarse, finalmente, viviendo en una ciudad mejor!
Apuntes
Magnífico logro de los moderados: Un aumento de dos pesos en el salario mínimo y un tope salarial de 4 por ciento. Y otra conquista de la moderación: La disminución de 4 por ciento en las cuotas de peaje de las carreteras. No podía esperarse menos del moderado Felipe Calderón, quien supuestamente ganó con un moderado .56 por ciento. ¡Felicidades a todos, moderados y no moderados!
Yo lo que pregunto es esto: ¿Por qué les dicen "moderados" si lo que MENOS tienen es móder?
Una razón más para apoyar al peje en el 2007.
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