07-09-2007
Quienes nos hayan leído en alguna ocasión a Santiago Alba y a mí, habrán podido percibir que poseemos un estilo absolutamente diferente. En el periódico Rebelión donde batallamos juntos, solemos decir con humor que él pertenece al grupo de los líricos y yo al de los guerrilleros. Santiago escribe de forma exquisita, pulcra, erudita y elaborada; yo de forma urgente, directa. Santiago prepara meticulosa y metódicamente el ataque a una fortaleza. Yo lanzo una granada al primer grupo de enemigos que me encuentro.
Como vimos que podía ser una buena combinación para el combate decidimos unir las estrategias en este libro. Y como la globalización es inevitable, aquí estamos en América presentando un libro escrito por un autor que vive en Europa y otro que viven en África. Puede resultar paradójico que haya utilizado un símil de guerra para iniciar la presentación de un libro que critica la forma en que la violencia es tratada en los medios. Lo que sucede es que cuando ellos –los medios, los poderosos- hablan de guerra, es de verdad, o sea de disparos, bombas y muerte; y cuando lo hacemos nosotros, sólo escribimos artículos o libros y, claro, es muy diferente. Sin embargo, ellos dicen que son los antiterroristas y nosotros los terroristas. Como si ellos lucharan contra el terror lanzando bombas y nosotros aterrorizáramos escribiendo.
Pero voy a explicar a qué nos dedicamos Santiago Alba y yo en este libro que es lo que procede en una presentación. La parte que me corresponde intenta abordar cómo es el discurso de la violencia en los medios de comunicación. Todos los grupos sociales han buscado recurrir históricamente a medios y estrategias de comunicación para transmitir al resto de la sociedad sus principios, valores, modelos e intereses.
Del mismo modo, la violencia de origen político y social siempre está presente en las sociedades, bien protagonizada por grupos que se rebelan contra el poder establecido, bien utilizada por este propio poder, o simplemente en las condiciones de vida de los ciudadanos que conllevan una determinada dosis de violencia.
Alba también nos ilumina denunciando “el poder nihilizador de los medios de comunicación” que “es tanto mayor cuanto más grande es su poder de difusión”. Dice mi compañero que “los medios de comunicación son en gran parte responsables de eso que he llamado el nihilismo espontáneo de la percepción, en cuyo seno se borran las diferencias entre una Guerra y una Olimpiada, entre las torturas de Abu Ghraib y un Parque Temático, entre la información y la publicidad. Las ediciones digitales de los periódicos ofrecen todos los días, uno al lado del otro, titulares como estos: “Vea los últimos instantes de Sadam Hussein”, “Vea las imágenes de la pasarela Cibeles”, “Vea el tercer gol de Ronaldinho”, contribuyendo de esta manera a la ‘monumentalización’ rutinaria y tranquilizadora del horror más abyecto”.Leer más...07-09-2007
Traducido por Nieves Romero Anglada y revisado por Yulaima Favier Horruitiner, del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión |
La Oficina del Censo informó este martes que el pasado año hubo una ligera disminución de la pobreza en los Estados Unidos, sin embargo, la aflicción por causa de la carencia de seguro médico en la nación aumentó, pues otros 2,2 millones de personas, entre ellos 700 mil niños, se sumaron a las filas de los desprovistos de este servicio.
El informe de la Oficina ofreció un panorama ambivalente de buena salud de la economía nacional, e insinuó que la recuperación económica ha hecho disminuir la pobreza y ha contribuido al modesto aumento de los ingresos el pasado año.
No obstante, las cifras informadas mostraron que la atención médica continúa siendo un asunto que suscita gran preocupación a escala nacional, y que desempeñará un papel decisivo no solo en la carrera presidencial, sino también en el Congreso, cuando este último, luego de su descanso veraniego, retome la ampliación de un programa de asistencia médica para niños.
El índice de pobreza descendió de un 12,6 por ciento en el año 2005 hasta 12,3 por ciento en el 2006 ; así, la cifra oficial de personas pobres se redujo en casi medio millón y bajó a 36,5 millones . Según la Oficina del Censo, de las 49 mil personas que escaparon de las filas de los pobres el pasado año, 210 mil tenían 65 años o más. Algunas personas insatisfechas con estos resultados han afirmado que la disminución de la pobreza ha sido decepcionante, pues la economía ha estado creciendo desde el año 2001.Leer más...
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