Sergio Aguayo Quezada escribe en el Reforma:
Sergio Aguayo Quezada.
¿Regreso a los 60?.
¿Se desbordará la pasión electoral?, ¿es Atenco un incidente aislado, o una advertencia sobre el porvenir?, ¿qué pasará el 3 de julio?.
Hace días respondí estas preguntas durante una conferencia que impartí a los participantes en la Convención Nacional del Libro. Esperaba escepticismo entre editores y libreros; encontré interés y preocupación porque son inquietudes que flotan en el ambiente.
Aunque la historia jamás se repite de manera idéntica, es útil contrastar el presente con el pasado para detectar patrones que ayuden a construir escenarios futuros. Comparemos, pues, mayo del 68 con mayo del 2006.En mayo del 68 florecía esplendoroso el Estado autoritario, centralista y presidencialista; ningún acontecimiento de importancia se movía sin la venia de Gustavo Díaz Ordaz que era aprobado por el México organizado y por la sociedad.
Las escasas encuestas de opinión confirman que la mayor parte de la población estaba satisfecha con el orden establecido aunque ello significara sacrificar algunas libertades políticas.Nadie anticipaba la profundidad del descontento, nadie daba importancia a los movimientos de protesta que surgían en diferentes partes del país y que prefiguraban lo que sucedería en la capital a partir de julio de 1968.
Al iniciarse el movimiento estudiantil la reacción oficial fue tan violenta que la indignación rebasó con mucho las protestas iniciales para mostrar, como en el resto del país, una cara pacífica y otra violenta; ambas fueron aplastadas en la orgía de sangre del 2 de octubre.
El Presidente y su entorno se justificaron hablando de conspiraciones domésticas y/o internacionales mientras exageraban el peligro que se cernía sobre un México aislado del mundo; fueron contados los actores externos que respaldaron a los inconformes.
En el 2006 hay diferencias y similitudes con el 68.
El poder dejó de estar centralizado, y durante el sexenio de Fox se ha redistribuido hacia el Legislativo y el Judicial, a gobernadores, a medios de comunicación... la lista es muy larga. El reacomodo es todavía provisional y generosas porciones del poder están a disposición de quien tenga la fuerza social, los recursos y la audacia para tomarlos o arrebatarlos.
En este contexto, el PAN y su candidato decidieron lanzar un ataque frontal contra el puntero en las encuestas, una campaña negativa con spots como el que califica a Andrés Manuel de "peligro para México" y que, pese a la promesa del PAN de interrumpirlo, sigue transmitiéndose en estados como Morelos.
La justificación del panismo está en enumerar los agravios, reales o inventados, y las fechorías cometidas por López Obrador y el PRD. El fin justifica los medios.
Ya se avizora en el horizonte el contraataque perredista que tal vez descalifique a Calderón y los suyos de pertenecer a una ultraderecha dispuesta a emplear métodos fascistas para imponer su voluntad y perpetuar un orden injusto.
En su lista de ofensas también se mezclarán realidades con falacias porque, a estas alturas, además de ganar las elecciones se quiere destruir al enemigo.En la violencia de Atenco se expresó, como en el 68, el enojo de una franja social que ve con rabia a políticos y partidos, a gobernantes, a empresarios... al "sistema".
Durante el último año el zapatismo ha estado cortejando a estos grupos; busca ampliar su base social y convertirse en el eje de un movimiento nacional que modifique el orden establecido. Marcos decidió apostar su capital político a un juego determinado por lo que pase con las elecciones y lo que sucede en el hemisferio.
La relación de México con el mundo se ha modificado durante los últimos 40 años; y eso incluye a las izquierdas de otros países que en el 68 ignoraron a sus contrapartes mexicanas. En el 2006 hay más disposición de apoyar a fuerzas mexicanas afines porque durante el sexenio de Fox se hizo pedazos el viejo pacto que aislaba a México de interferencias externas.
En estos tiempos hay respaldo externo a quienes decidan sumarse al renovado esfuerzo de construir una izquierda bolivariana en el hemisferio. Sobre México se cierne una pinza que tiene en el lado derecho a una superpotencia borracha de conservadurismo y en el opuesto a una izquierda decidida a modificar la balanza del poder regional.
Las diferencias entre Díaz Ordaz y Fox son enormes: el poblano vivía estreñido y malhumorado, el segundo es hablador y amiguero. La similitud principal está en el odio que sienten hacia sus enemigos; antes eran los estudiantes, ahora son los "populistas" que Fox fustiga un día sí y otro también por el rencor que tiene contra López Obrador.
Al final, cada uno habrá tomado decisiones que crearon las condiciones para que surgiera la violencia.En mayo del 68 la violencia social se dio entre estudiantes y gobierno; en mayo del 2006 el choque, de darse, sería entre izquierda y derecha porque existe más inquina ahora que en las elecciones presidenciales del 2000, cuando el PRI perdió la Presidencia.
Es posible que las instituciones mexicanas resistan la presión porque es evidente que la mayor parte del México organizado sigue firme en su convicción de que la disputa por el poder debe darse con métodos pacíficos.Sin embargo, es indudable el daño causado a la tolerancia, ese ingrediente indispensable de una democracia de calidad.
Por ahora la dialéctica del enfrentamiento está desatada aun cuando el 3 de julio tengamos que seguir coexistiendo en el mismo país.
La Miscelánea .
Entretanto, sigue modernizándose la coacción del voto. En febrero, el empresario guanajuatense Enrique Coppel Luken escribió una carta de cuatro cuartillas a los 25 mil empleados de sus tiendas. En ella mezcla sus opiniones con mentiras y verdades a medias para concluir con una recomendación: "deberíamos todos de votar por Felipe Calderón y por los Diputados y Senadores del PAN".
Entre las razones que esgrime estaría la superioridad moral y familiar de Calderón y compara al candidato perredista con Castro o Chávez.
Supongo que la carta tuvo éxito porque una nota del 10 de mayo del periódico AM de León informa que dirigentes del PAN -entre ellos Carlos Medina Plascencia- se reunieron con 40 empresarios leoneses para repetir el "modelo Coppel". AM también informó sobre un encuentro a realizarse ese mismo día en la capital y en el que Eduardo Sojo y Josefina Vázquez Mota decidirían las 25 ciudades del país donde podría aplicarse este "mensaje" del patrón a sus empleados.
Yo mas bien diría que no es el éxito de esta estrategia, sino mas bien es el pánico que tienen las gentes que detentan el poder económico, que ven como Fecal no es apreciado por lo gente y AMLO donde se presenta arrolla con las multitudes. Eso ya lo vieron de cerca los guanajuatenses de la clase pirrurris la semana antepasada y están que se zurran de miedo.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.
/tr> |
miércoles, mayo 17, 2006
MENTIRAS Y COACCION EMPRESARIAL DEL VOTO.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 2:34 p.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario