Esta nota de Proceso no tiene desperdicio. Chequen además la joyita con la que salió respecto a Alberto Cárdenas:
Autocomplacencia, oferta de Calderón en la segunda etapa de su campaña
Álvaro delgado/ apro
07/03/2006
• Ahoga el esperado "golpe de timón"; elude deslindarse de Fox
• Silencio ante escándalo de Francisco Ortiz e hijos de Marta Sahagún
México, D.F., 6 de marzo (apro).- No hubo el esperado “golpe de timón” en medio de la crisis de una campaña que no prende: salvo un prometido “codo a codo” con el PAN, el lance contra Andrés Manuel López Obrador --porque Roberto Madrazo “no tiene margen” para ganar-- y el anuncio de un nuevo diseño propagandístico, Felipe Calderón no cambió ni el discurso.
El apego a su línea discursiva incluyó el habitual equívoco cuando afirmó que trabajará “con Alberto Cárdenas en Guanajuato”, en lugar de Jalisco, lo que provocó la hilaridad de Gerardo Priego, secretario de Vinculación con la Sociedad de la dirigencia nacional panista.
“No escuchen, no lo escuchen”, dijo a los reporteros entre risas el directivo, a quien Calderón lanzó una mirada fulminante, ya para rubricar un mensaje de proselitismo que trasciende al panismo y “va más allá de nuestras diferencias de credo, e incluso de partido político”.
Fueron más los silencios que las definiciones prometidas en el equipo de Calderón, estancado después de mes y medio de campaña al margen del Partido Acción Nacional (PAN).
“No es tiempo de resignación ni de desaliento”, clamó el candidato al final del esbozo, en siete puntos, de la nueva etapa de su campaña por la Presidencia, en un acto caracterizado por la ausencia de autocrítica y bajo la exigencia de sacrificio a sus correligionarios.
Omitió también cualquier referencia a Francisco Ortiz Ortiz, el publicista que el sábado despidió por incompetente y por colocarse en el tobogán de escándalo por súbito enriquecimiento, y a los hijos de Marta Sahagún, acusados de acumular fortunas mediante el tráfico de influencias.
No hubo tampoco deslinde frente a Vicente Fox, sino elogios a ese “gobierno exitoso”, tal como lo ha subrayado a lo largo de la campaña que comenzó el 19 de enero, y prefirió hablar de un hipotético futuro:
“Seré un presidente que siga con lo bueno de este gobierno, y de manera tajante lo digo: un presidente que coordina y cambie todo aquello que los mexicanos exigen: generación de empleos, seguridad pública y combate frontal a la corrupción, con mano firme...”
Como no piensa esperar que López Obrador acepte los debates, Calderón hará una propuesta diaria en los cien días que le restan de campaña, por lo que prometió una fase de promocionales para enfatizar sus mensajes --que “contrasten” con el perredista-- y organizará foros para recabar planteamientos ciudadanos.
“No voy a esperar a que mi adversario quiera debatir. De aquí al 2 de julio haremos una campaña de contrastes, que le permita a los mexicanos comparar y decidir lo que sea mejor para México.”
Esta nueva etapa, dijo, será “entre la propuesta de futuro”, que él dice representar, y “la del pasado económico, de endeudamiento, de devaluación, de crisis económicas, que representa López Obrador”.
Consciente del repudio a su conservadurismo, el candidato insistió en una proclama que no aplaudió el diputado Fernando Guzmán Pérez-Peláez:
“Voy a gobernar, que le quede a todo México claro, con las leyes del Estado laico. Respeto todas las creencias, y voy a respetar la libertad para que cada quien elija lo que quiere, para que cada mexicano viva de acuerdo a sus convicciones, preferencias religiosas, política, sexuales y éticas.”
En su mensaje, ratificó a Josefina Vázquez Mota como coordinadora general de su campaña --ante el rostro circunspecto y el leve aplauso de Camilo Mouriño--, y afirmó que trabajará estrechamente con el PAN y su presidente nacional, de tal manera que inclusive pernoctarán en el mismo hotel.
Calderón se dejó apapachar por unos 150 panistas que se apretujaron en el salón Embajadores del hotel María Isabel Sheraton, que escogió para contraponerse al perredismo, que lo clausuró en defensa, según él, de “dictaduras obsoletas”.
Al mensaje del candidato asistieron, ahora sí, el presidente y secretario general del blanquiazul, Manuel Espino y José Espina; los coordinadores parlamentarios Héctor Larios y José González Morfin; los exaspirantes a la candidatura presidencial y seguros senadores, Santiago Creel y Alberto Cárdenas, así como coordinadores estatales de la campaña.
Calderón fue recibido bajo el bullicio de unos cien muchachos vestidos con playeras blancas y el emblema de la campaña, mismos que una hora antes se reunieron con Mouriño para ensayar porras en el salón; ahí suprimieron el emblema y la frase “Valor y pasión por México”, y los remplazaron por varias descoloridas fotografías que mostraban a Calderón, en monitores y mamparas, hablando al micrófono, con la mirada perdida en el infinito y esbozando una sonrisa indefinible.
Las mismas playeras vistieron Espino, Espina y la esposa del candidato, Margarita Zavala. Hasta Vázquez Mota se desprendió del traje sastre e igualó el atuendo de los muchachos, que gritaron porras y aun entonaron cantos futboleros del corte “¡oléeee-ole-oe-oe-oe-oleee-oleeé!” “¡Oleee-oe-oe-oe-oleee-oleeee!”
Calderón recetó a los asistentes lo que dice en casi todos sus mítines de campaña: que en la elección del 2 de julio, México se juega no los próximos seis años, sino al menos treinta, y que su propuesta es la mejor de todos los candidatos, porque apuesta al futuro.
“A eso me refiero cuando he dicho e insisto que no pienso dejarle a mis hijos un México derrotado”, explicó Calderón, quien afirmó que existen “condiciones ideales” para ganar las elecciones, y dio cifras:
Hace un año lo conocía sólo 44% de la población, y hoy son nueve de cada diez mexicanos. Hace apenas unos meses, el PAN estaba prácticamente fuera de la contienda, en un lejano tercer lugar y a casi 30 puntos debajo del puntero.
Y lanzó la autocomplacencia: “En el primer mes de campaña logramos objetivos importantes. Hicimos cosas muy buenas, pero podemos y debemos hacerlas mucho mejores. Hemos analizado los resultados y vamos por más.”
Y ya con el apoyo del PAN, clamó: “Quiero que desde ahora exijan de mí el mismo nivel de fuerza y sacrificio que yo les estoy pidiendo.”
Es interesante que fecal insiste en que no es mocho cuando dijo en el programa de López Dóriga que quitaría a la píldora del día siguiente del cuadro básico de medicinas. Eso sólo lo podría hacer si fuera presidente, pero ahora sale con que apoya el derecho de elegir. ¡LA MANGA, POS QUE! Que conveniente que ahora que se está hundiendo en su propia mierda, entonces si misteriosa, milagrosa y repentinamente ya se dice a favor de la libertad de las personas.
Y claro: completo silencio ante todas las marranadas del PAN y de su propio publicista. ¿Cual relanzamiento entonces? NI MADRES. Ya lo había dicho antes pero vale la pena repetirse: el tal "relanzamiento" no es otra cosa más que una cortina de humo ante el hecho de que tuvo que correr a Francisco Ortiz por que le dieron el pitazo de que lo iban a balconear en La Revista del Universal.
Y claro; ahora le sale este otro escándalo de corrupción con los banqueros.
Total que lo único que está claro es que fecal se va a seguir hundiendo en su propia mierda y hay que divulgarlo para que la gente vea la clase de sanguijuela que es y la clase de CERDOS con los que se confabula.
Una razón más para votar por el peje en el 2006.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario