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martes, enero 08, 2008

SIGUE CAUSANDO CONTROVERSIA EL CASO ARISTEGUI

Tal parece que al CEROTE CON PATAS le está saliendo más caro el caldo que las albóndigas en el caso de censura a Carmen Aristegui. Ya hasta en los medios internacionales están quejándose del incidente, lo cual tal vez explique por que tuvo que salir a deslindarse (sin que nadie le crea, desde luego) el otro cuñado incómodo del PELELE, como reporta Jenaro Villamil en esta nota de Proceso:

Cuñado de Calderón se deslinda del caso Aristegui
jenaro villamil

• Desde Buenos Aires lamentó la salida de la conductora de W Radio

México, D.F., 7 de enero (apro).- Juan Ignacio Zavala, cuñado del presidente Felipe Calderón, declaró a Apro que no tuvo “ninguna injerencia” en la salida de la conductora Carmen Aristegui de la W Radio.

En entrevista vía telefónica desde Buenos Aires, Argentina, el excolaborador de Marta Sahagún de Fox lamentó la salida de Aristegui y desmintió las versiones que le adjudican un papel clave en ese hecho.

“No conozco siquiera las oficinas de W Radio en la Ciudad de México”, indicó Zavala, y agregó que, desde su incorporación al Grupo Prisa, "mi trabajo ha sido definir cómo estar lejos del manejo informativo para evitar cualquier suspicacia".

Aseguró que él no es el responsable de la operación de Prisa en México, y sólo está a cargo del área “administrativa y comercial” de la edición local del diario El País, propiedad del mismo grupo.

“Lo último que quiero hacer es meterme en el asunto”, abundó Zavala, quien también participó en la mesa de debate político que condujo Aristegui durante el proceso electoral del 2006, representando al equipo de campaña de Felipe Calderón, al lado de Federico Arreola, del equipo de Andrés Manuel López Obrador, y César Augusto Santiago, exvocero de Roberto Madrazo.

El pasado viernes 4, el excandidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, responsabilizó a Zavala de la salida de Aristegui, una de las pocas periodistas que abrió su espacio al tabasqueño, después de la toma de posesión de Felipe Calderón como presidente de la República.

Deplora Le Monde separación de Aristegui

“El año de 2008 comenzó mal para la libertad de la información en México”, evaluó hoy el influyente rotativo francés Le Monde, al considerar que Aristegui, "una de las periodistas más influyentes del país", salió de W Radio porque su estilo crítico resultó incompatible con el “nuevo modelo editorial” impulsado por Televisa y grupo Prisa.

Bajo la firma del corresponsal Joëllo Stoltz, la nota constituye una de las primeras reacciones en los medios europeos sobre la salida de Aristegui, y se prevé que la organización Reporteros sin Fronteras, también con sede en París, se pronuncie sobre el caso en los próximos días.

Le Monde enmarca la salida de Carmen Aristegui en el clima de preocupación y “alarma” que se ha desatado entre observadores y periodistas mexicanos. Incluso recordó la relativamente reciente suspensión del noticiario radiofónico Monitor, dirigido por José Gutiérrez Vivó, y atribuida a un "boicot publicitario".

La nota también enuncia los temas más polémicos y críticos que durante los últimos meses destacaron en el programa de "Hoy por Hoy", en especial, el escándalo del gobernador poblano, el priista Mario Marín, y la periodista Lydia Cacho; las denuncias en contra del cardenal Norberto Rivera Carrera, así como su cobertura crítica sobre las elecciones de 2006 y su deslinde frente a las protestas de Televisa por la reforma electoral.

Le Monde recordó que Televisa controla 80% del mercado audiovisual en México, y Prisa, su socio en 50% en W Radio, edita El País y es propietario de la editorial Santillana.

Por otro lado, por tercer día consecutivo se reportaron protestas de decenas de radioescuchas a las afueras de la estación, ubicada al sur de la Ciudad de México.

También en los principales blogs y sitios en Internet se ventilaron cientos de cartas de protesta por la salida de Aristegui, calificando este hecho de franca censura.


TENGAN pos que. No "lamentó" nada porque fue desde Los Pinos desde donde se dio la orden para callar a Carmen Aristegui. Esto lo balconea Álvaro Delgado en esta otra nota de Proceso:

Aristegui: Fue Felipe Calderón
alvaro delgado

México, D.F., 7 de enero (apro).- Salvo que Televisa y Prisa hayan depuesto su principio fundamental de generar ganancias y estén en vías de convertirse en emporios benefactores, al menos en México, el despido de Carmen Aristegui sólo puede entenderse como una maniobra política pactada con el único que puede compensar las pérdidas --económicas, no de credibilidad-- de tamaña decisión: el gobierno de Felipe Calderón.

Porque el solo sentido común indica que nadie, menos una empresa que tiene el lucro como fin --Televisa y Prisa inobjetablemente lo tienen--, se da el lujo de tomar decisiones a sabiendas de que le generarán pérdidas, traducidas en baja en el rating y menores tarifas en el cobro a los anunciantes, salvo que exista la certeza de que habrá utilidades extraordinarias en otros ámbitos, no sólo en materia de medios.

Y ya se sabe: el grupo español Prisa --que emplea a Juan Ignacio Zavala Gómez del Campo, cuñado y confidente de Calderón-- tiene extendidos intereses en México que van más allá del ámbito editorial, que de suyo le reporta fabulosas ganancias a través de Editorial Santillana, el principal proveedor de libros de texto para la educación pública de México.

Y no hay que hacerse tontos: Aristegui no fue echada de W Radio porque el Grupo Prisa la haya abandonado después de ceder a las “presiones” de Televisa, que la abominaba después de que no se alineó en la ofensiva de repudio a la reforma electoral, ni se trata de una decisión que obedezca a la “concentración mediática” y aun a la influencia de personajes exhibidos en una frecuencia de alcance nacional, como los gobernadores priistas Mario Marín y Ulises Ruiz, el cardenal Norberto Rivera o el empresario pederasta Jean Succar Kuri.

Siendo pertinentes las tres interpretaciones, porque existen hechos de sobra que las acreditan, los que las sostienen pasan por alto un elemento fundamental: Aristegui era aborrecida por Felipe Calderón, particularmente después de las elecciones del 2 de julio de 2006, y era un estorbo para el objetivo de uniformar el cuadrante radiofónico, cuyas voces son las mismas que se escuchan en televisión y en un vasto sector de la prensa escrita.

Son las voces y las plumas del oficialismo de siempre --los de la era priista trasmutados a la panista-- y los del nuevo oficialismo, los que han dado forma a un comportamiento de criticar, a coro, a quienes consideran enemigos de México y de sus “instituciones”, con el único fin de obtener ganancias desde el poder.

Es decir: pegan para que les paguen.

Aristegui, como escasos medios y periodistas, no entraba en ese esquema impuesto por la derecha que encabeza Calderón y sus patrocinadores. Y así se lo hizo sentir ese personaje (que quienes lo conocen saben de su talante vengativo) con el circuito de entrevistas que hizo con motivo de su primer año de gestión gubernamental, en diciembre, el mes del golpe.

El objetivo de acallar desde Los Pinos a Aristegui no era sólo por difundir la información que la planta de reporteros de W Radio enviaba a la redacción central, controlada por personeros de Zavala Gómez del Campo, y que con ella podían trascender el tufo oficialista que exigía por ejemplo el locutor Ezra Shabot (que, dicho sea de paso, no dejó la conducción del vespertino por razones editoriales, sino por la promesa que recibió del PAN para ser consejero electoral y ahí está, al acecho), sino evitar que por su iniciativa siguiera recogiendo información de interés público de medios escritos, como el semanario Proceso, que concita la furia de Calderón.

Con el país hecho un caos, exhibida la demagogia de su campaña, que sembró de odio el país, Calderón busca evitar que en los medios audiovisuales se difunda información que escurra la gruesa capa de maquillaje y, además de los 3 mil 700 millones de pesos que dispone para publicidad gubernamental, ha resuelto cerrar cualquier resquicio de información a los mexicanos en los medios audiovisuales.

Calderón ya fracasó y, en su desesperación, se atrinchera en Los Pinos: Nada debe saberse de él, ha dictaminado, y tiene con qué pagar.

Por eso, la salida de Aristegui de la conducción del noticiario matutino de W Radio no se entiende sin la participación directa de Calderón, quien ofreció mejores negocios a quienes a eso se dedican, los empresarios españoles del Grupo Prisa, cuyo representante en México, Antonio Navalón, fue uno de los primeros personajes que se entrevistaron con él después del 2 de julio de 2006.

Y los que leemos El País no tenemos duda, ni entonces ni ahora, de qué intereses se estaban defendiendo: Ese periódico, que en España se hace pasar como cercano a la izquierda, tuvo una cobertura posterior al 2 de julio de 2006 absolutamente deleznable que, como dice Lorenzo Meyer, fue casi como La Crónica de hoy, el periódico insignia de Carlos Salinas.

La colusión de Prisa con Calderón se tradujo, además, en un hecho hasta grotesco: la contratación de Juan Ignacio Zavala, una de cuyas glorias profesionales, además de hacer chistes justamente en el programa de Carmen Aristegui, fue armar en los medios la trama de El Encanto.

En esa finca de las Lomas de Chapultepec, según el cuñado de Calderón basado en la bruja Francisca Zetina “La Paca”, estaba la osamenta del diputado priista Manuel Muñoz Rocha, mediante el cual Raúl Salinas asesinó a su cuñado José Francisco Ruiz Massieu.

Pero todo fue un montaje del también panista Antonio Lozano Gracia, el procurador General de la República con Ernesto Zedillo, de quien Zavala Gómez del Campo era el jefe de prensa y encargado de las filtraciones.

De manera que Zavala, hermano de la mujer de Calderón, podrá decir que nada tiene que ver con el despido de Aristegui –porque estaba en Argentina ejerciendo sus talentos--, pero tiene tanta credibilidad como “La Paca”, y lo que está claro es que, pronto, habrá de verse el pago de Calderón a Prisa. En contratos, claro.

Apuntes

El panista Javier Corral lo sabe: la “cobardía” del Grupo Prisa, como la llama, no es sólo de Televisa, sino de Calderón y Zavala, sus correligionarios y amigos. ¿O será que Zavala presentará su renuncia a Prisa, inconforme con la arbitrariedad contra Aristegui? ¿Y Calderón la invitará para que ejerza su trabajo informativo en una de las estaciones del Instituto Mexicano de la Radio (IMER), que se supone son de Estado? ¿O nada hará Calderón para que sea contratada?


Fecal estuvo festejando el fin de semana pasado por el despido de Carmen Aristegui. A Los Pinos hubo un desfile de llamadas telefónicas de diversos cerdos de las cúpulas políticas, eclesiásticas y empresariales para congratularlo por haberla callado. Así que aquí los chivos expiatorios--que son Televisa y Prisa--no pueden tapar la peste que envuelve a este caso desde la presidencia espuria.


Una razón más para apoyar al peje en el 2008.

2 comentarios:

Pterocles Arenarius dijo...

¿Cómo vieron al espurio?
Pues de pronto pensé en escribir que me planté con resignación de santo, pero henchido de odio frente a la televisión para ver y escuchar el mensaje de año nuevo del espurio, estaba prevenido con una palangana a un lado para basquear luego de ver un rato el aborrecible rostro y la sonrisa cínica del pelele, pero peor aun, escuchar sus frases que, pobre tipo, ha repetido desvergonzadamente a lo largo de tres o cuatro años, desde que se destapó. Recordé que es como un muñeco, –¡es un androide!– que repite lo que dice el casete que le han metido, mientras practica una sonrisilla entre estúpida y cínica. Para todo ello la palangana, la resignación, el acto de basquear, con tal de no quedarme con nada de la porquería que nos lanzaría encima el espurio.
Pero esta vez me sorprendió. Lo reconozco.
No estaba la sonrisilla cínica. Ni siquiera la mueca de la feliz idiotez alcohólica que es también muy común en el espurio.
Lo que vi es un pobre hombre con el rostro endurecido, con la curva de la boca hacia abajo, en un rictus de amargura, el ceño transido de nubes negras, la mímica excesiva, enfática hasta la desesperación. Era la imagen de un pobre hombre que ya no puede soportar el paquete que le han cargado, que ya no sabe cómo satisfacer las exigencias de sus amos y a la vez siente la presión legítima de los ciudadanos tan largamente defraudados.
Felipe, el espurio, Calderón estaba mintiendo a sabiendas, lo cual es muy común en casi todos los políticos, es una parte de su oficio que tienen que dominar como el futbolista cuando no deja caer el balón y hace malabares sin medida, con facilidad, con una destreza que hace parecer aquello como algo demasiado simple, así debe mentir un político, con una pequeña sonrisa que mezcle alegría y candor mientras dice una mentira tal que parecieran salir de su boca víboras negras, humedecidas, suaves y repugnantes; tarántulas peludas horrendas y hasta asquerosas ratas de cola pelada. Los chuchos saben un buen rato de eso.
Pero al pelele ya no le están funcionando los cursos avanzados de programación neurolinguística que ha tomado por años para conseguir que “nada afuera de él lo altere ni un ápice, ni un instante”. Anoche era un pobre sujeto ensombrecido incapaz de ocultar la frustración que lo abruma, un pequeño sujeto que dificultosamente controlaba la ira, como si frente a él estuviera un piquete de aguerridos manifestantes lopezobradoristas que abundamos y le estuvieran gritando lo que ya bien sabe y tanto ha oído y lo tiene mucho más que hasta la madre: ¡espurio, pelele, ilegítimo, traidor, fraudulento, corrupto, vendido!
Felipe, el pelele, Calderón debe estar cada vez más cierto de que la usurpación de la presidencia de la república va a causarle un costo mucho más oneroso de lo que se imaginara algún día de sus peores crudas. Tanto que no alcanzará a pagarla. Tanto que no logrará soportar los seis años. Tanto que ya se dio cuenta de que aquella frase “Un peligro para México” que le inventaron el cerdo gringo y el fascista español para atacar a López Obrador era en realidad una proyección de sí mismo. El gesto de Felipe el espurio, endurecido y amargo, su mímica de nervioso manoteo, su actitud irritable y exasperada, peor que si estuviera crudo, eran un silencioso autorreconocimiento de ser un peligro para México, pero lo peor es que su gesto es efecto de reconocer que los mexicanos que fueron engañados el 2006 ya se dieron cuenta de que él es el peligro para México.
Y cómo estará de descontrolado el asunto en el equipo del pelele que ni siquiera se preocuparon por ocultar todo lo aquí anotado.

Pterocles Arenarius dijo...

En Kenia hubo elecciones en las que un tal Kibaki derrotó a un luchador social de nombre Odinga. El margen de la victoria fue de menos de un punto porcentual de la votación. Igual que cierto personaje de por aquí. En este momento, en Kenia, ha habido ya más de quinientos muertos en los enfrentamientos entre los seguidores de cada contrincante.
Felipe, Kibaki, Calderón debía verse en ese espejo: gracias a López Obrador, reconocido por el propio AMLO, no ha habido violencia. Andrés Manuel muy bien podía haber dejado que la situación tomara su propio cauce, aun peor, pudo haber alentado el enfrentamiento. Pero, al contrario, AMLO propuso y llevó a cabo la epopeya que fue el gran plantón de 48 días ocupando todo el Paseo de la Reforma, la avenida Juárez, la calle Madero y el Zócalo. Y aunque los miembros y simpatizantes del Partido Acción Nazional y toda la prensa prostituida hayan criticado, atacado y vituperado hasta el linchamiento al gran plantón, éste cumplió sus grandes objetivos. El primero es el de iniciar el desnudamiento del sistema, el carácter represivo y fascista del régimen de Felipe Kibaki Calderón, el segundo empezar el proceso de su caída sin violencia, sin derramamiento de sangre y el tercero, permitir que la furia por latrocinio tan artero como descarado no llevara a algunas personas justamente enfurecidas a hacer actos desesperados de violencia.
Hoy la derecha panista se aproxima cada vez más al gobierno antidemocrático, incluso a convertirse en la bestia fascista y sólo se detiene porque está sostenido con alfileres, entendamos esto como el apoyo de los políticos más corruptos, demagogos e incluso criminales y traidores, como gran cantidad de priístas que a cambio de mantener a sus peores representantes como gobernadores, sustentan al régimen de Felipe Kibaki Calderón. Lo último que le falta a Kibaki Calderón es que, como el de Kenia, haga uso del asesinato de sus opositores, pues ya echó mano de cuanto recurso fraudulento encontró para llegar al poder.