Guerrero: la mano de Elba Esther
¡Zas! Por poco y le da. Uno de los dos huevos que atravesaron las curules del Congreso de Guerrero rozó a José Luis González de la Vega, secretario de Educación del estado, y se estrelló muy cerca de la más alta tribuna de la entidad. Clara y yema saltaron por los aires y fueron a embarrarse en la vestimenta del funcionario público.
Ese 28 de abril de 2007, a Alvaro Leyva Reyes, el fallido pítcher, le faltó un poco de puntería, pero no de coraje. Mientras José Luis González rendía su informe al Congreso, se levantó de las gradas, le gritó “¡Basta de mentiras!”, le exigió que respondiera al cuestionamiento sobre las medidas que había tomado para sacar de la nómina a los trabajadores que cobran sin trabajar, y le lanzó los blanquillos. No dio en el blanco. De inmediato fue desalojado.
El asunto tiene cola. El tráfico de plazas y quienes disponen de una y no trabajan son un escándalo. Y, aunque en la comparecencia el funcionario respondió: “No somos tapadera de nadie”, los aviadores siguen allí. Y no son pocos. De acuerdo con un estudio de la Secretaría de Educación de Guerrero (SEG) alcanzan, al menos, la cifra de 3 mil.Leer más...
Programa para apoyar los vínculos internacionales
Este documento representa una propuesta para impulsar más vigorosamente la internacionalización de la UNAM. Si bien es cierto que hay esfuerzos en esta dirección por parte de diversos sectores universitarios, también es realista señalar que la máxima casa de estudios requiere de un planteamiento que concentre las visiones de estrategias de largo aliento que permitan que la UNAM tenga una presencia internacional mucho más vasta de la que tiene hoy día. Por demás, hay que señalar que la implementación de una estrategia de largo plazo podrá tener impactos no sólo en individuos, sino en el desarrollo de proyectos de investigación que incorpore temas de frontera.Leer más...
México SA
Lo que se juega en el Centro Fox y el Teletón
Funcionarios sancionados con dureza; empresarios defraudadores mimados por el poder
El gobierno de la “continuidad” dice haber actuado en contra de una de las grandes empresas del país, la constructora Gutsa (con uno de los expedientes más negros en el de por sí oscuro historial de los barones de la iniciativa privada mexicana y sus relaciones con el poder político), porque, presume, la siempre lerda Secretaría de la Función Pública decidió “inhabilitarla”, por un año, para que celebre contrato alguno con cualquiera de las instituciones y organismos del sector público federal.
Esa misma autoridad pretende hacer de éste un caso con “olvidos” y “problemas de calendario”, cuando en realidad da cuenta de lo sucio que se procede cuando de por medio está el dinero público, la salud financiera de uno de los principales grupos constructores del país y las perversas relaciones que la familia Gutiérrez Cortina (cliente frecuenta del Fobaproa) mantiene con quienes estén en el poder.
Si en tres años, tres meses y 15 días la constructora Gutsa, presidida por Juan Diego Gutiérrez Cortina, apenas avanzó una tercera parte de la obra comprometida con el gobierno (“rehabilitación” de un tramo de la Autopista del Sol), la autoridad federal (la Secretaría de la Función Pública y Caminos y Puentes Federales, en este caso) tardó los mismos mil 200 días en “darse cuenta” del espeluznante “retraso” que reportaba la constructora y en registrar que al consorcio privado se le seguía pagando, amén que éste exigía más dinero.Leer más...
El caricaturista platica con La Jornada de su nuevo libro, La aventura de comer
Quino crea una metáfora sobre cómo se somete a comensales y gobernados
Los restaurantes tienen mucha similitud con los sistemas de poder, indica el dibujante
“Nunca esperé ver en Argentina a personas buscando comida en los botes de basura”
Ampliar la imagen Una de las caricaturas de Joaquín Salvador Lavado, Quino, incluida en su nuevo libro, La aventura de comer, publicado por Tusquets
Para el caricaturista argentino Joaquín Salvador Lavado (Guaymallén, 1932), mejor conocido como Quino, ir a comer se asemeja a una situación política, “que tiene mucha similitud con la vida cotidiana y los sistemas de poder, pues en un restaurante uno está a merced del camarero o del chef, quienes te dan lo que les parece, como les parece y cuando les place, además de todo, después tenemos que pagarles”.
De palabras breves, pero imágenes inmensas, Quino explica en entrevista con La Jornada que no ha hecho otra cosa en su vida más que dibujar, “es lo que más me sigue gustando; lo hago todos los días, aunque con la edad y los problemas de vista que uno va teniendo el goce se va reduciendo también. Pero como todo, la edad tiene sus ventajas, uno es más sabio, aún con esta porquería de las limitaciones que se van teniendo”.
El dibujante admite otro gran placer: comer, lo cual se ha vuelto, en su opinión, toda una aventura a la que dedica su reciente libro titulado, precisamente, La aventura de comer, editado por Tusquets, en el cual le pone rostros y escenarios a esos mitos urbanos alrededor de los restaurantes de lujo: los platillos carísimos que provienen de la humilde fonda de junto, el amabilísimo capitán de meseros que en su casa es un patán, sin faltar cientos de moscas y pelos en la sopa, servidos como manjares.Leer más...
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