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domingo, diciembre 16, 2007

DOS NOTAS DOS DEL PROCESO

Antes que nada este avance de una nota que publica el Proceso de esta semana, en donde se da a conocer que ha iniciado la nueva conquista de México con su todo y sus respectivas encomiendas:

La nueva esclavitud maya

Hacinados en barracas y sometidos a extorsiones policiacas, unos 90 mil trabajadores de la construcción, la mayor parte de ellos emigrantes chiapanecos, son tratados “como esclavos” en la zona turística de Cancún y la Riviera Maya, publica Proceso en su número 1624.

Dedicados a construir habitaciones de lujo para los consorcios hoteleros –sobre todo españoles– trabajan entre 10 y 11 horas diarias y no reciben atención médica.

Son el eslabón más frágil de la cadena de la edificación de hoteles de gran turismo, propiedad en su mayoría de inversionistas españoles. Sin prestaciones laborales ni servicios de salud, víctimas de abusos, discriminación y explotación, miles de migrantes originarios de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán e incluso de Guatemala llegan a Cancún y a la Riviera Maya en busca de un sueño que pronto se convierte en pesadilla.

La mayor parte de los trabajadores de la construcción en Cancún y la Riviera Maya proceden de Chiapas. Se calcula que de los 90 mil trabajadores, 43 mil son de esa entidad.

Cuando mueren por accidente o por enfermedad, sus cuerpos son hallados en las carreteras o arrojados a la fosa común, denuncia el número 1624 de Proceso.


La segunda nota muestra pelos y señales de como fecal traicionó a los panistas en Tamaulipas. Habría que preguntarles a los panistas de todo el país si ya se dieron cuenta de que fecal ni panista es: es PRIISTA SALINISTA:

Crónica de la traicion
Jorge Carrasco Araizaga

Un sector importante del panismo tamaulipeco atribuye su reciente derrota electoral al abandono y hasta activismo en su contra por parte de miembros del CEN del PAN y del gobierno de Felipe Calderón. En medio de la violencia del crimen organizado, todo fue favorable para el PRI con el apoyo de Elba Esther Gordillo. Piensan que así como ésta intervino para favorecer a Calderón en 2006, su estructura magisterial apostó ahora por el priismo tras presuntos acuerdos con el propio Calderón y el gobernador Eugenio Hernández Flores, quien niega cualquier pacto en ese sentido…

CIUDAD VICTORIA, TAMPS.-Felipe Calderón sabe corresponder. Si en 2006 recibió en Tamaulipas apoyo priista en la elección presidencial, ahora desde Los Pinos –y con el aval del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN– no hizo nada contra el monopolio político del PRI en el estado, a pesar de las peticiones y reclamos de un panismo local amedrentado, junto con otros opositores, por el “activismo electoral” del narcotráfico.

Saboteado desde la dirigencia nacional, el panismo local, de por sí dividido, identifica a varios de los responsables: el propio Felipe Calderón; Abraham González, subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, y Enrique Navarro, secretario de Fortalecimiento Interno del CEN que hasta el pasado 8 de diciembre presidió Manuel Espino.

Su sucesor, Germán Martínez, recibió directamente los duros reclamos del panismo tamaulipeco el pasado 20 de octubre, durante la gira que hizo en su campaña por la presidencia de Acción Nacional. En una reunión con consejeros nacionales del PAN de la entidad, escuchó las condenas a los acuerdos de Calderón con el gobernador Eugenio Hernández y Elba Esther Gordillo, y el señalamiento de que tales pactos se hicieron a costa de la impunidad.

Ofendidos por las intimidaciones del narcotráfico, que hasta entonces les habían impedido la postulación de tres aspirantes con arraigo –en Ciudad Mier, Nuevo Guerrero y Reynosa, aunque en el último caso el candidato decidió finalmente inscribirse–, los consejeros le reprocharon la pasividad del gobierno federal y aseguraron que los operativos en Tamaulipas eran “una farsa”, alimentada sólo cuando Calderón visitaba el estado.

El secretario de Gobernación, Francisco Javier Ramírez Acuña, también fue objeto del enojo regional panista. Pasadas las elecciones, el 25 de noviembre acudió al Tercer Informe de Gobierno de Eugenio Hernández Flores. Diputados locales evitaron saludarlo y aplaudirlo en la reunión del Congreso. Incluso le expresaron el disgusto de verlo.

El rechazo a Calderón lo patentizó la noche de las elecciones, el 11 de noviembre, la presidenta del Comité Directivo del PAN en Tampico, Hilda Gómez. Cuando la indiferencia de Calderón y el boicoteo del CEN se habían coronado con el “carro completo” del PRI al amparo de grupos armados en municipios competidos, la dirigente se quitó y tiró la pulsera que llevaba con el nombre de Felipe Calderón. La usaba desde octubre de 2005, época en la que el michoacano buscaba ya la candidatura del PAN a la Presidencia.

Personas cercanas al asesinado político del PT, Juan Antonio Guajardo, atribuyen a Calderón la decisión de mantener acuartelado al Ejército el día de los comicios, lo que facilitó los operativos armados a favor del PRI. Militares de la VIII Zona Militar confirmaron a Guajardo esa orden.

El gobernador Eugenio Hernández niega haber establecido cualquier pacto político con Calderón para que triunfara el PRI, partido que finalmente se quedó con 78% del Congreso y con 34 de las 43 alcaldías. “Si ganó el PRI fue porque la gente quiere al gobernador”, dice a Proceso. En entrevista, el presidente del PAN en la entidad, Alejandro Sáenz Garza, también niega ese acuerdo.

Pero el abandono a su suerte fue precisamente lo que los consejeros nacionales de Acción Nacional en Tamaulipas le reprocharon a Germán Martínez. El ahora dirigente nacional se reunió en el restaurante El Granero de esta ciudad con Luis Alonso Mejía, Leticia Salazar, Ángel Sierra, César Guerra, Luis Vanoye, Humberto Reynoso, Francisco García Cabeza de Vaca y Alejandro Sáenz Garza.

De acuerdo con varios asistentes a la reunión, los consejeros le enviaron un mensaje a Felipe Calderón: “Entendemos que pueda tener acuerdos, pero no a cambio de impunidad”. Aludieron entonces a Eugenio Hernández y a Gordillo, quienes operaron el triunfo de Calderón en Tamaulipas en la elección de 2006.

Martínez escuchó el reclamo de los panistas, que además hicieron públicas sus quejas en dos desplegados de periódicos nacionales. En ellos, criticaron la “complacencia” del gobierno federal ante la “delincuencia política organizada” y denunciaron el “levantón”, entre otros hechos violentos, de Gerardo Peña Flores, candidato a la alcaldía de Reynosa, quien regresó a la campaña con la promesa de una guardia especial de la AFI que nunca llegó.

En lo que el dirigente Sáenz Garza califica como una “exposición cruda” de lo vivido hasta entonces por el PAN local, los consejeros le dijeron a Germán Martínez que la lucha de Felipe Calderón contra el narcotráfico parecía una farsa en Tamaulipas.

Tras la reunión, Germán Martínez ofreció una conferencia en la que sólo reconoció el “valor civil” de Sáenz, quien además de presidir el Comité Directivo Estatal del PAN es diputado local.

Traidores del CEN

En entrevista el jueves 6, Sáenz es directo: “Hay algunos miembros del CEN del PAN con mucha influencia y afinidad con el gobierno del estado; tanto, que hasta combatieron la estrategia del partido”.

Identifica entre ellos a Enrique Navarro, quien antes de la renovación del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, el domingo 9, era el secretario de Fortalecimiento Interno y tiene una larga y estrecha amistad con Eugenio Hernández.

Navarro “le hizo daño al partido en la parte organizacional”, asegura Sáenz, y refiere que desde el CEN se intentó cancelar la convención para elegir a los diputados plurinominales. Como no pudieron, buscaron que la militancia no asistiera. El panismo local tuvo que recurrir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para que avalara la reunión.

Sáenz también acusa a Navarro de haber provocado división interna “al buscar afinidades” con el gobernador en las candidaturas a las alcaldías. Inclusive sugiere que delegados federales del gobierno de Calderón operaron para el PRI. “Nunca esperamos que hicieran el trabajo para el PAN, pero tampoco que lo hicieran para el PRI”.

Aunque no fue mencionada por Sáenz en la entrevista, hay una persona cercana a Calderón que también intentó parar la convención: Gustavo Cárdenas Gutiérrez, actual titular de la Coordinación de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) de la Sagarpa.

Frustrado candidato a gobernador en 2004 –su campaña en Miguel Alemán contó con la participación de Felipe Calderón–, Cárdenas fue señalado por la dirigencia del panismo local como uno de los que intentaron disuadir a los delegados y aspirantes a candidatos de presentarse en la convención.

Desde antes del proceso electoral fue evidente la lejanía del CEN. “No hubo claridad y solidaridad”, asegura Sáenz. Y explica: “El año pasado sufrimos el homicidio de un militante en Reynosa, pendiente todavía de investigarse, y no notamos desde aquel entonces que hubiera el deseo de la dirigencia de estar al pendiente de esos hechos”.

Además, pone en duda la actuación del subsecretario Abraham González, quien horas antes de la elección viajó a Reynosa y Ciudad Victoria para entrevistarse con el gobernador, el secretario general de Gobierno, el procurador del estado, el líder estatal del PRI y dirigentes panistas locales.

Según el gobernador, González llegó para enfriar los ánimos de las autoridades municipales panistas de Reynosa, opuestas a que la policía estatal patrullara el día de los comicios. Su agravio era el secuestro de su candidato a regidor Rodrigo Moreno Ricart, quien reapareció vencido el plazo de impugnación, pero cuyo cautiverio está en duda para el gobierno.

“Fue buena o mala la visita del subsecretario, pues depende de cuál haya sido el encargo que haya recibido. Nosotros esperábamos una situación más clara y fuerte de la autoridad. Le tratamos la situación de lo que iba a imperar en la elección y finalmente eso pasó”, destaca Sáenz sobre las intimidaciones armadas y agresiones que ocurrieron, sobre todo en los municipios de Reynosa, El Mante y Xicoténcatl.

“Si vino para evitar que se derramara sangre el día de las elecciones, logró su objetivo. Si tuvo otra razón, entonces, si tiene conciencia, ella se lo dirá”, responde al preguntarle si González viajó para garantizar un triunfo del PRI sin impugnaciones, sobre todo en Reynosa, uno de los lugares más disputados.

La visita del subsecretario ocurrió mes y medio después de que el propio Sáenz, la senadora Lázara González, los diputados federales Raúl García, Luis Alonso Mejía, Omeheira López y César Verástegui, así como el expresidente municipal de Reynosa y diputado local plurinominal electo Francisco Javier García Cabeza de Vaca, le pidieran al gobierno de Calderón investigar tanto las amenazas contra el panismo local como el “crimen político organizado”, en el que involucraron a Eugenio Hernández.

Dicho involucramiento llevó al gobernador a demandar por daño moral a los panistas, aunque Sáenz se pregunta si la sociedad tamaulipeca no se siente lastimada por la narcopolítica.

Ante la falta de respuesta del gobierno federal a las quejas del panismo, Omeheira López envió una carta a Felipe Calderón en la que le preguntó: “¿Cuántos muertos más hacen falta para que intervengan?”.

La respuesta llegó con la ejecución de Juan Antonio Guajardo Anzaldúa, candidato del PT a la presidencia municipal de Río Bravo, el pasado 29 de noviembre (Proceso 1623).

Dos semanas después de las elecciones y en medio del recuento de daños del panismo, Ramírez Acuña asistió al Tercer Informe de Gobierno de Eugenio Hernández. El secretario de Gobernación recibió el rechazo del panismo local cuando llegó al Congreso, donde se encontró con Sáenz. Ramírez Acuña se acercó y le dijo: “Me da gusto verte”. “A mí no”, le respondió el dirigente panista. El secretario sólo repuso: “Después platicamos”.

El enojo con Ramírez Acuña se originó desde que los panistas locales lo buscaron a raíz del “levantón” del candidato a alcalde de Reynosa. Nunca tuvieron respuesta ni a esa ni a otras advertencias…

Los antecedentes

Tomás Vanoye Carmona, secretario general del Comité Directivo Estatal del PAN, hace un repaso de la violencia el día de los comicios:

En Tampico, la policía metropolitana operó a favor del PRI; en el municipio de Llera, simpatizantes panistas fueron golpeados, además de que un agente de la Policía de Caminos se dedicó a grabar la casa de campaña del candidato a la alcaldía. “Lo denunciamos aquí en Victoria en una mesa que se integró con representantes del gobierno federal y estatal, pero al rato pusieron a otro”.

En la frontera, añade, hacia las 2:00 de la tarde hubo balazos. Después de la balacera nadie quiso salir a votar. “Eso hizo que perdiéramos con unos 7 mil votos”. Precisa que en Reynosa los panistas abordaron a una persona en un operativo de compra de votos. “El hombre empezó a correr, sacó una pistola y comenzó a disparar”.

En Valle Hermoso y Río Bravo hubo operativos armados. Eran personas con metralletas que estacionaban sus camionetas frente a las casillas. Cuestionado sobre las pruebas de sus denuncias, responde: “¿Quién se iba a atrever a tomar fotos o videos?”.

Dice que el PAN local consideró exhibir algunas pruebas de los golpeados, pero desistió tras el asesinato del petista. Y asevera: “Puedo afirmar que hay panistas amenazados después de lo de Guajardo”. Más aún, asegura que el PAN tamaulipeco discutió la posibilidad de no participar en las elecciones, pero ahora “no tiene idea de cómo actuar en este nuevo escenario. Lo único es el retraimiento. Sólo tenemos ocho alcaldes, algunos regidores y diputados. No sabemos qué van a hacer”.

Sobre la visita de Abraham González, señala: “no atendió nuestras denuncias. No hizo nada y, antes de que se dieran los resultados, el señor se fue. Nada más se paseó con el procurador del estado”.

–¿Se debió al acuerdo entre Calderón y el gobernador?

–Es la gran pregunta. Hay explicaciones, como la aprobación de las reformas o el asunto de 2006. El caso es que nadie nos ha dicho alguna razón por la que se haya estado en esa situación tan pasiva.

El gobernador afirma que esas son suposiciones. “Los panistas tienen que buscar a los culpables aquí en el estado. El día de la elección vino un subsecretario a coadyuvar para tener tranquilidad en la elección. Lo acusaron de traidor y de que vino a entregar el municipio de Reynosa.

“Los culpables aquí están, y los pactos políticos con el presidente los niego rotundamente. No soy capaz de hacer un pacto de esa naturaleza. Jamás lo haría. Y el presidente Calderón tampoco; estoy seguro”, dice quien en la elección presidencial del 2 de julio de 2006 recibió una llamada de Elba Esther Gordillo para que operara a favor de Calderón en el estado.

El Partido Nueva Alianza, de Elba Esther, con su estructura magisterial, jugó un papel importante en el triunfo del tricolor. Un día antes del Tercer Informe de Gobierno de Eugenio Hernández, ya con el sabor de la victoria, Gordillo fue elocuente al expresar su admiración por el mandatario: “Tienen un gobernador grandotote, grandotote, en inteligencia, en pensamiento, con un color de piel preciosa y unos ojos divinos. ¡Qué guapo está!”. (Con información de Arturo Rodríguez).



Una razón más para apoyar al peje en el 2007.

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