10-08-2007
10-08-2007
Con la continuidad de la campaña contra ‘objetivos de la oligarquía’, el EPR está procurando imponer sus propios tiempos políticos a través de la demostración de su capacidad militar, también con la decisión política de impulsar nuevas acciones y su movilidad geográfica, desde el centro-norte hacia el sur-sureste mexicano. Empuja así a otras fuerzas políticas y sociales a posicionarse sobre la demanda por la presentación de sus desaparecidos y a una definición acerca de la responsabilidad del Estado Mexicano en esta materia. Esta ‘campaña nacional de hostigamiento’ no es, en si misma, un objetivo revolucionario enmarcado dentro de la guerra popular prolongada sino que, en este caso, el recurso a la ‘autodefensa armada’ lo es por obligación de estas particulares circunstancias y como una consecuencia posible de los riesgos que impone el accionar clandestino.
Hay otra razón, en cambio, que parece expresar la tensa expectativa que sostienen las demás organizaciones político-militares. No se vislumbra en ciernes una unidad revolucionaria de sus fuerzas, pero ello no alcanza para evitar la decisión de accionar en forma autónoma, ya como expresión coyuntural o como símbolo de ‘solidaridad revolucionaria’, enmarcada siempre en la campaña militar nacional. En este sentido, nada se conocía públicamente del ‘Colectivo Revolucionario Francisco Javier Mina’, que actuó junto a TDR (el más activo hasta el inicio de la campaña) y otros en forma coordinada desde junio de 2006 hasta la actividad de ‘propaganda armada’ en Oaxaca, a fines de agosto de ese año. Ya en octubre no participó de la conferencia de prensa ni de las explosiones de noviembre en el DF reivindicadas por esa coordinación. Y tampoco se supo luego, hasta que el EPR mencionó la participación del ‘Destacamento Francisco Javier Mina’ en Querétaro y Guanajuato. Y aunque el nombre del caudillo insurgente no es propiedad de algún grupo, en Chiapas y Oaxaca no se hace mención del pelotón o comando que allí actuaron.
En cualquier sentido, el EPR aspira a liderar, con respecto a cada una de las partes escindidas de su seno, la vía armada como medio posible de actuación, y también a su ‘enemigo en común’: el Estado Mexicano.Leer más...
10-08-2007Estados Unidos se está cayendo.
El Metro de Nueva York quedó paralizado esta mañana a causa de inundaciones provocadas por una tormenta; la semana pasada se cayó un puente en Minneapolis matando a por lo menos cinco personas e hiriendo a decenas; hace casi un mes estalló un gigantesco ducto subterráneo en pleno centro de Manhattan, hirió a unas 40 personas y provocó pánico ante la suposición inicial de que se trataba de un atentado terrorista, y hace dos años fue destruida una buena parte de la ciudad de Nueva Orleáns cuando sus diques no soportaron el paso de un huracán.
Al parecer, los "terroristas" no son la mayor amenaza para Estados Unidos, sino las deficiencias y el deterioro de sus puentes, sistemas de agua y de transporte, diques, carreteras y túneles. Estos recientes desastres no se debieron a atentados realizados por "enemigos", sino porque en el país más rico del mundo se ha dejado de invertir en infraestructura pública.
Un informe de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles emitido en 2005, donde se califica el estado de la infraestructura del país, asignó una calificación de D (el esquema de calificaciones académicas empleadas en este país es de A, la mejor; las notas aprobatorias son hasta D, menos de eso es reprobar). Pero, peor aún, se otorgaron calificaciones inferiores a D a sistemas de agua potable, tratamiento de aguas negras y vías acuáticas navegables del país.
Presas inseguras, líneas de transmisión eléctrica sobrecargadas, parques y playas públicas en malas condiciones y un grave deterioro de escuelas públicas también recibieron una calificación menor a D, todo ello debido a la decreciente inversión pública y a la disminución del presupuesto para infraestructura.
Nueva Orleáns continúa como el ejemplo más severo de la fragilidad de la infraestructura pública y sus potenciales consecuencias humanas. Durante meses y hasta años antes del desastre que prácticamente anuló la vida de esta ciudad, cuando el huracán Katrina azotó las costas y provocó el desalojo de la población justo hace dos años, se había advertido de la posibilidad de que ocurriera esta tragedia.
La revista National Geographic y el periódico local New Orleans Times Picayune habían publicado extensos reportajes que pronosticaban, en algunos aspectos con aterradora precisión, lo que en realidad sucedió. No fue responsable de la tragedia sólo el huracán, sino la falta de inversión en la defensa hidráulica de esa ciudad, con su extenso y obsoleto sistema de diques y bombas.
El resultado del paso del meteoro fue el éxodo de cientos de miles; decenas de muertos y desaparecidos; tétricas imágenes de cadáveres flotando en las calles, y gente, en su mayoría pobre y africana-estadunidense, gritando para pedir auxilio desde los techos de sus casas.
El puente de una carretera interestatal que colapsó en Minneapolis la semana pasada -justo en la hora pico, haciendo que los vehículos cayeran al río Mississippi desde una altura de 20 metros- carecía de apoyos estructurales para prevenir que una falla pudiera amenazar la integridad de la edificación. Otros 756 puentes en todo el país tienen el mismo diseño, informó el New York Times. Por ahora, esa "deficiencia" costó la vida a por lo menos cinco personas, la desaparición de ocho y decenas de heridos.
Un 27 por ciento de los 590 mil puentes del país fueron considerados por los ingenieros civiles como "estructuralmente deficientes o funcionalmente obsoletos". El Puente Número 9340, el más usado en todo el estado de Minneapolis, había sido clasificado como "estructuralmente deficiente" durante por lo menos 17 años, según autoridades estatales y federales. Esa clasificación es compartida por 77 mil puentes más a nivel nacional, indicó el diario Washington Post.Leer más...
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