Roberto Zamarripa en el Reforma:
Roberto Zamarripa.
Un peligro para México.
Mañana es el debate de la nada. Una nota más de la fúnebre sinfonía titulada Un peligro para México. Qué manera de encajonar al país alrededor de un odio. Qué manera de erizar los ánimos al son de notas del espanto.
Ciudadano, pórtate bien si no te come El Peje. Uy, qué miedo.En el apresuramiento de decisiones políticas fincadas en ese miedo, se arrastra al país a una situación incierta. Se han tomado decisiones desequilibrantes. Decisiones que dejan maltrechas a las instituciones y que promueven la inequidad. Decisiones que violentan el entorno con lenguaje y también con balas.
No importa si son corrompidas las decisiones legislativas (a senadores y diputados priistas se les prometió algún cargo futuro si apoyaban la denominada ley Televisa y a los candidatos un mejor trato en medios si manifestaban su anuencia). Tampoco si son lastimados los intereses de las comunidades o de las organizaciones sociales y civiles.
El presidente de la República está inmerso en esa cruzada en nombre del bien supremo: la derrota de Andrés Manuel López Obrador.En esa cruzada desatiende los temas de su gestión que no de su pasión. El conflicto con la burocracia sindical minera reventó con su cuota de muertos.Si el gobierno federal tiene tantas pruebas de las raterías de Napoleón Gómez Urrutia basta con que configure una averiguación previa y la consigne. Para eso no necesita meter la mano en la vida interna de un sindicato ni de ninguna corporación ciudadana.
Distraídos, extraviados, urgidos de dar una muestra de que aunque sea por un día pueden gobernar, los funcionarios del foxismo quisieron manotear con la fuerza y les resultó en un par de asesinatos.La ausencia de política y la ignorancia histórica provocaron los cruentos hechos de Lázaro Cárdenas, aunque el vocero presidencial, Rubén Aguilar -en su papel de médico forense de los fracasos políticos-, culpara a los obreros de los crímenes. Lo que el vocero quiso decir es que los metalúrgicos muertos son los suicidas del artículo 123.
Sí, son un peligro para México. Es realmente peligroso conducir al país cegados por una pasión -destruir, desacreditar- y soltar las responsabilidades que deben cumplirse hasta el fin del sexenio.¿Quién se hace cargo de las decisiones institucionales que promueven la inequidad? ¿Quién asume los costos? ¿Quién tendrá el talento político para recomponer las piezas rotas de una conducta gubernamental fundamentada en la revancha, en el odio, en el prejuicio, en el pánico de que los rotitos amenacen a los catrines?
Toda decisión gubernamental parece estar apelmazada con esos ingredientes. Raya en el abuso, en la trampa, en la manipulación. Y no quieren darse cuenta de cuánto ofende a la institucionalidad democrática.Por eso el debate aterriza en medio de esa histeria. Hay que poner una silla y un atril de castigo. Y los consejeros del Instituto Federal Electoral, facciosos y torpes, se enfundan en el uniforme de porristas de esa batalla.
Y si mi compadre es el negociador de mi partido, qué mejor manera de entendernos como carnales, como cómplices, para torcer las reglas, para sofocar la credibilidad de la entidad electoral.En esas circunstancias, ¿para qué sirve el debate?
Felipe Calderón llevará sus rabietas contra la silla vacía, pero le costará trabajo enseñar las manos ante las cámaras. Por más lejía que frote, sus palmas ya están manchadas. El candidato panista ha asumido como suyas las responsabilidades de la refriega de Lázaro Cárdenas antes que definir su propia alternativa de política laboral. Cuando el clamor es que Francisco Salazar renuncie a la Secretaría del Trabajo, Calderón es el primero en defender su permanencia. Con esa conducta, Felipe va entregado al debate.
Roberto Madrazo se juega el todo o todo en el debate. O gana o gana. Y tiene que hacerlo por nocaut. No extrañará ninguna suerte. Hiriente, mordaz, mentiroso, así tendrá que ser porque, aun cuando se portara bien, nadie le creería lo que dice. A su alcance tiene todo para enjuiciar al gobierno de Fox y al candidato Calderón. Lo hará bajo un engaño: puede ganar cuando todo está perdido.
Roberto Campa deberá apostar su resto a distinguirse como un candidato propio y no una pieza de venganza o de intercambio.
Patricia Mercado acudirá con un nuevo disfraz y después de sacudirse a los aliados que ella misma había escogido
.Pero los cuatro fantásticos apuestan a la nada. Le despojaron al debate su esencia democrática al inyectarlo de venganza. Así, el debate ha sido entregado desde antes a una silla vacía.Ojalá, en el momento decisivo, retornen el sentido deliberativo a la confrontación televisiva. De lo contrario, será un debate de resultado cero sumado a la sinfonía del peligro donde la política conducción política con sentido faccioso contamina el proceso electoral.
Hacer política así y gobernar con esos modos es, efectivamente, un peligro para México.
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.
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lunes, abril 24, 2006
EL DEBATE DE LA NADA.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 5:29 p.m.
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