Victor Flores Olea escribe en el Universal:
Víctor Flores Olea.
24 de abril de 2006.
Revueltas.
Varias revueltas están en marcha, entendiendo por ello no una precisa lucha ideológica sino el rechazo, que también puede ser radical, a una situación establecida. Revueltas en el mundo en contra de una infinidad de circunstancias de la más distinta índole, pero que se resumen en una frase: revuelta en contra del estado de cosas impuesto.
Dos sobresalientes en las últimas semanas se refieren a la nueva ley laboral que se quería imponer en Francia; la otra, el rechazo del electorado italiano a Silvio Berlusconi para continuar como primer ministro.
Ambos rechazos o revueltas son ejemplares en la medida en que objetivamente significan el repudio a los poderes y maneras establecidos de un capitalismo "salvaje" que resulta ya intolerable. Las sociedades en conjunto parecen no saber todavía cómo y por qué caminos modificar el orden actual, pero sí han descubierto ya que éste se ensaña sobre las mayorías sociales y su futuro. El neocapitalismo se descubre como la causa inadmisible de su nueva esclavitud y sufrimientos.
En el caso de Francia se trataba de modificar los derechos establecidos por la legislación laboral, en favor del conjunto de los asalariados, en nombre de una mayor eficacia para la "competitividad" y el "éxito" empresarial en las luchas del mercado mundial.
Los derechos obreros "tradicionales", se repite a diario, con sus rigideces y garantías inamovibles, eliminan la indispensable "flexibilidad" que requieren las actuales relaciones laborales en el nuevo liberalismo, que debieran permitir al patrón decidir sin restricciones sobre contratos y despidos, tiempos de jubilación y otras garantías obreras.
Tal destrucción del derecho laboral afectaba sobre todo a los jóvenes y son ellos los que se levantaron en Francia, en vínculo a veces ambiguo pero también definitivo con las organizaciones sindicales de ese país.
Ambos han obligado al gobierno a corregir su embestida y, al menos, a volver al estatus anterior.
Todos sabemos que la última revolución en Francia fue la de 1789, pero también que ese país ha sido precursor, o anunciador, de otras revoluciones que si bien país no ha realizado por propia mano, sus acciones han sido señales de vanguardia diciéndonos que las batallas por el bienestar social pueden y deben librarse sin miramientos.
Hace cerca de siglo y medio fue la Comuna de París, que anunció a las revoluciones socialistas del siglo XX, y en 1968, un fuerte movimiento social que resultó precursor de multitud de transformaciones sociales de la mayor importancia en la segunda mitad del siglo que finalizó, y aún hoy.
Su batalla en contra de las imposiciones neoliberales en materia de trabajo, dictadas para sostener las tasas de ganancia que benefician a los dueños del sistema, pudieran ser también un aviso: que las sociedades, ojalá en todas partes, han decidido poner un límite a la codicia de los poderes establecidos.
Con una advertencia: en México, en que el "gobierno de la democracia" ha coqueteado con ideas semejantes de eliminar de la legislación conquistas de los trabajadores del país, la revuelta y el rechazo serían tan enérgicas o más de como han sido en Francia. El proyecto se ha quedado en el tintero, y más vale que sea así, a pesar de que a personajes como Vicente Fox y Carlos Abascal, ejemplares en su sometimiento, no les ha faltado voluntad de realizarla.
Por otro lado, la "expulsión" de la jefatura del gobierno italiano de Silvio Berlusconi, ha tenido al menos un triple significado: primero, terminar con el "reinado republicano" de uno de los conspicuos representantes mundiales del capitalismo más rapaz. Pero además, a uno de los personajes del nuevo capitalismo que va de la mano con la delincuencia más sucia que sea posible imaginar. Recordemos que Berlusconi ha estado bajo investigación por lavado de dinero, complicidad en homicidios, conexiones con la mafia, evasión de impuestos y soborno de políticos y magistrados.
Pero ha de recordarse también una lección adicional: el "gran patrón" de los medios masivos de comunicación en Italia, que cubre no únicamente la más importante red televisiva de ese país, sino los principales periódicos, cadenas de radio y editoriales de libros y revista, ha sido derrotado y "repudiado" por la mayoría ciudadana.
Esto significa que el poder de los medios y sobre los medios, con toda la innegable influencia que tienen, está lejos de significar hoy un poder absoluto de control y dominio. Influencia sí, pero no mando incontestable. Esto es bueno y necesario recordarlo, porque a pesar de la prepotencia que tan frecuentemente define a los capitanes de los medios de la comunicación masiva, sobre todo de los audiovisualles, el acontecimiento último de la política italiana debiera ponerlos en guardia.
Escritor y analista político
Una razón mas para votar por AMLO y la mayoría perredista al Congreso.
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lunes, abril 24, 2006
BARBAS A REMOJAR.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 7:12 p.m.
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