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sábado, febrero 25, 2006

NI EN EL REFORMA LOS QUIEREN.

René Delgado es un importante editorialista del periódico Reforma, hoy en su columna sabatina publica esto. Veamos un extracto:


René Delgado
Aznar, non grato

No hay peor político que aquel que ni en defensa propia cierra la boca ni se quita los zapatos para no hacer ruido con sus pasos. Aunque la descripción
podría aplicar a varios políticos mexicanos, en este caso le queda mucho mejor a
un español: José María Aznar.Sólo al dirigente de Acción Nacional, Manuel
Espino, se le podía ocurrir que un político fracasado, soberbio y desahuciado
como Aznar resultaría de gran apoyo al candidato Felipe Calderón. No asombra la
ocurrencia, la estatura política y moral de Espino y Aznar es semejante.

José María Aznar vino a agraviar por segunda ocasión a México, esta vez no a pesar
del PAN sino gracias a él.... De tiempo en tiempo, José María Aznar obsequia a México con algún agravio.El 20 febrero de 2003, Aznar vino a presionar a México. Esa vez quería que el gobierno mexicano modificara su postura en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en relación con el conflicto entre Estados Unidos e Iraq. Aznar ya había doblado la cerviz frente al imperio que idolatra y fácil le resultó venir -en su condición de correo de George Bush, jefe de la aventura militar en la que el español se embarcó sin saber adónde iba- a pedir que lo mismo hiciera Vicente Fox.Desde luego, el populista antipopulista -curiosamente pertenece al Partido Popular, pero dice no ser populista- negó que tal fuera su intención.

Tres años después, apenas el pasado 21 de febrero, José María Aznar dejó ver que su afición por agraviar a México no tiene por límite el campo de la política exterior... ¡abarca hasta la política electoral!Torpe e impertinente como magistralmente lo ha demostrado una y otra vez dentro y fuera de España, el populista nomás no supo, no pudo o no quiso reconocer el límite y el horizonte de su actuación como el abanderado de la causa antipopulista que, curiosamente, no supo defender ni en su país.

Contratado como filósofo de cabecera de Manuel Espino, Aznar vino con su manual político y lo aplicó con la firmeza de quien encuentra en la ignorancia, la justificación de su torpeza. Sin el menor sentido diplomático, político o siquiera del ridículo, cantó en la sede de Acción Nacional su deseo de que Felipe Calderón gane la elección presidencial. Vamos, queriendo ayudar, estorbó.

Así es José María Aznar.Aznar fue directo: "yo estoy aquí también para decir que espero, deseo que Felipe Calderón sea el nuevo Presidente de México por el bien de todos los mexicanos y por el bien del país". Aquello no fue un desafortunado desliz
del político español. En su misma intervención, párrafos adelante, agregó ante
la élite panista: "... ahora México tiene que elegir entre una garantía como es Felipe Calderón y como es el PAN y la incertidumbre, ahora tiene que elegir entre la estabilidad y la aventura, ahora tiene que elegir entre la seriedad política y la demagogia y yo espero que los mexicanos acierten y espero naturalmente que el Partido Acción Nacional se vuelque con todos sus candidatos, empezando por su candidato a Presidente Felipe Calderón para darle a todos y para darnos a todos y especialmente para darle a México esa gran oportunidad".

El segundo agravio de Aznar estaba hecho y, consciente o no de ello, el español tomó el avión por la noche. Se fue del país, después de sembrar la tempestad.En España, algunos políticos han tratado de defender lo indefendible. Justifican la intromisión de Aznar, señalando que en Europa es común que dirigentes políticos de un país manifiesten su predilección por este o aquel otro candidato extranjero. Así ocurre allá, aquí no. Aldeana o no, la Constitución mexicana prohíbe la intromisión de extranjeros en asuntos internos y el código electoral exige a los partidos nacionales cuidar que eso no ocurra.Si Aznar conocía o no el límite que las leyes mexicanas imponían a su participación en el foro organizado por el PAN, poco importa. Una y otra vez, Aznar ha demostrado que la legalidad de su actuación le tiene sin cuidado. Si violentó la legislación internacional al embarcarse en la guerra con Iraq, qué rayos le iba importar la Constitución mexicana al expresar su "deseo" electoral.... Sin importar el desenlace de la impertinencia de José María Aznar que, por lo pronto, obligó a la Secretaría de Gobernación a reconvenir al político español e instar al PAN a respetar la ley, llama la atención que la dirigencia panista piense que políticos como Aznar constituyan un apoyo a su candidato presidencial.

El populista antipopulista se hundió el 13 de noviembre del 2002. El hundimiento del petrolero Prestige lo arrastró. Al fondo del mar se fue José María con las 77 mil toneladas de petróleo. No lo hundió el accidente, sino su torpe y soberbia actuación frente a ese desastre ecológico. Tan se hundió, que pensó que embarcarse en la guerra de Iraq era un bote salvavidas.Así, en el 2003, se fue a la guerra con Iraq a pesar, como recuerda Juan Villoro, de que el 80 por ciento de los españoles estaba en contra. Cuanto más se acercaba a Estados Unidos, Aznar más se alejaba de España. Los costos de esa aventura, los pagó Mariano Rajoy, el político que José María Aznar deseó que lo sucediera en el cargo. Las mentiras de Aznar adjudicando a ETA el atentado del 11 de marzo del 2004 en Madrid, las pagó Rajoy que, hoy mismo, se cuenta entre quienes reclaman a Aznar hacer un uso más moderado de su lengua.

Ese es el respaldo internacional que Acción Nacional le consiguió a Felipe Calderón. Un populista antipopulista que, detrás de la vaciedad de su discurso, esconde una profunda admiración por el autoritarismo que no pudo disfrutar durante el franquismo, un profundo desprecio por la legalidad, una profunda entrega a los intereses de Estados Unidos y, desde luego, una profunda ignorancia que le impide reconocer que muy sabio sería callarse en defensa propia.Esos son los respaldos que Manuel Espino le consigue a Felipe Calderón. Vaya propagandista.

Y yo insisto, en que en este asunto tan desvergozadamente cínico, debe intervenir el IFE y el COFIPE, no se puede admitir como un mero asunto para el anecdotario que el Partido del presidente Fox,vulnere la legalidad de los procesos electorales, porque se violentó la norma y eso lo sabemos todos, hasta los editorialistas del Reforma.

Que podemos esperar los mexicanos de estos panistas que descaradamente se pasan la Constitución de la República y las leyes que de ella emanan por el arco de las verijas. Y todavía así hay ciudadanos que quieren votar por estos cínicos descerebrados, que piensan que el pueblo somos una partida de ignorantes que no debemos ser tomados en cuenta, mas que para votar.




Una razón mas para que todo México vote por AMLO.

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