Fecal se la pasa dice y dice que uno de los grandes logros de Fox es su programa de vivienda. Dice además que le dará continuidad. Que se gan construido quien sabe cuantas casa, y etc, etc. Pero resulta que las casas que se han construido son una bomba de tiempo. Vean lo que dice al respecto Justo Leñador en su columna de Milenio Diario:
Casas de muñecas
El presidente Fox y el gobernador González Parás presumen de sus programas de vivienda. Nunca se hicieron tantas casas durante un sexenio federal; las 50 mil casas edificadas en Nuevo León durante la administración estatal priista son también un récord.
Pero detrás de las estadísticas optimistas hay dos feos lunares que lastran el programa viviendero. Se llegó ya al extremo de edificar casas de 32 metros cuadrados de construcción; cierto, son pie de casa, pero de momento son infamemente minúsculas, sobre todo para un territorio candente en verano y gélido en el invierno.
El municipio de Apodaca negó los permisos para obras semejantes, dijo que menos de 60 metros no es habitable. Asómese en cambio a los proyectos de vivienda de los municipios de García y de Juárez; son miles de casas sin el equipamiento agregado de plazas, cines, billares y tiendas de conveniencia.
Casas minúsculas expulsarán a las calles desoladas a niños y jóvenes sin que haya instalaciones para distraerlos u ocuparlos. Los sociólogos ya predicen desórdenes y pandillerismo. Lejos de los empleos, arracimadas, minúsculas, esas casas llenan de orgullo a sus modestos habitantes los primeros meses.
Es parte de la cultura del mexicano anhelar un techo propio sobre sus cabezas, pero los calores y los niños en desbandada, el médico remoto y el tomate encarecido por la distancia los harán renegar de su suerte.
En Juárez, de hecho, ya se advierte un aumento de la delincuencia callejera. Abundan los robos en las nuevas colonias. La erosión ya provocó inundaciones y avenidas homicidas.
Menos viviendas pero con mayor dignidad y con equipamiento urbano de barrio, no de campo de concentración, serían más humanas, más dignas de elogio.
Por cierto que quienes se beneficiaron de verdad con el negocio de las casas fueron los Bribiesca, quienes compraron casas del Infonavit a precio de regalo y luego las vendieron a precio de oro.
Una razón más para votar por el peje en el 2006.
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