Como mencioné en el post pasado, Hugo Sánchez dejó de ser el Director Técnico de la Selección Mexicana de Fútbol el día de ayer. De poco sirvieron sus endebles y por momentos patéticos argumentos, que al final se reducían a "si el anterior técnico fracasó y lo dejaron todo el ´proceso´, pues a mi déjenme también´". Si, La Volpe también fue un truhán arrogante, xenofóbico y mentiroso, pero al menos este calificó a México a Copa Confederaciones y a Juegos Olímpicos, cosa que Hugo Sánchez ni en sueños pudo lograr.
Ayer, en un conocido programa de deportes que se transmite por la cadena transnacional ESPN, se ofrecía un collage que contrastaba las promesas de campaña de Hugo con lo que decía después de cada revés (y vaya que fueron muchos reveses: perder dos veces con Estados Unidos, no ganar la Copa de Oro, no ganar la Copa América, no calificar a Juegos Olímpicos, etc., parecería que había transcurrido una década y no únicamente 16 meses) con sus magros resultados. Desde un balbuceante juego de palabras donde se transfiguraba la palabra "prometer" por "comprometer" (como si la palabra comprometer no implicara también un grado de responsabilidad) hasta la manera en que reculó, como los cangrejos, en el tema de convocar extranjeros naturalizados mexicanos.
En este caso, Hugo no era muy diferente de las promesas de campaña del gobierno espurio, que se apoderó de las instituciones haiga sido como haiga sido para después señalar cínicamente que una cosa eran las promesas de campaña y otra cosa la "vida real".
En este caso, el fracaso de la Selección Mexicana en la totalidad de sus compromisos importantes a partir de 2006 puede interpretarse como el reflejo de la decadencia de una nación que no confía en sus instituciones y no siente el menor respeto por sus gobernantes de facto. Y esta tendencia decadente no hará otra cosa que empeorar hasta desembocar en lo que parece un inminente fracaso en los juegos olímpicos, evento que de cualquier forma poco importa a esos que odian a México y cuyo único objetivo en estos momentos es rematar PEMEX a sus patrones a como de lugar.
1 comentario:
¿Qué nos importa Tarugo Sánchez y su futbolera madre?
Ya tenemos bastante de que preocuparnos con el espurio, Pemex, etc., como para sumarle la estupidez llamada futbol. Tal vez no lo entiendas pero este juego es un negocio entre particulares, y si ganan o pierden no pasa nada, ni menos representan a México, sólo a ellos mismos.
Mejor dile a Ego Sánchez y todo el ejército de parásitos futbolistas (nunca trabajan, sólo patean una pinche pelota), que hagan algo útil por el país, como por ejemplo... trabajar.
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