En el pasado la izquierda real y la paraestatal estaban separadas. Convivían en determinadas coyunturas, pero todos sabían cual era cual. Cada quien su espacio, cada quien su escaparate y cada quien sus posturas.
En 1988 se veía poco común que esas izquierdas confrontadas en temas de fondo se aliaran para impulsar la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas y todo lo que ella significaba. Mucho menos se hubiera pensado que esas izquierdas se unieran en una sola para formar un partido.
Pasó el tiempo y las posturas históricas comenzaron a pesar en las decisiones y definiciones. Los militantes de los partidos paraestatales PST y PFCRN, entre otros institutos pagados por el gobierno priista, sacaron las uñas como antaño y pensaron que podían vender la franquicia a los responsables de instrumentar el fraude del 2006. Los "radicales" o integrantes de la vieja izquierda, como el PMS y después el PSUM (primer intento para unificar a los partidos identificados con causas populares) están firmes en seguir denunciando las trampas que, mutado en azul y blanco, el sistema continúa colocando para beneficiar a las miorías rapaces.
Años después, para ser precisos 19, y después de los resultados electorales pasados, esta conviviencia se torna imposible. Los que están acostumbrados a intercambiar favores por dinero y posiciones ya no quieren dar la lucha con el indiscutible líder de la izquierda en nuestro país. Los jugosos negocios que habían pensado (y hasta acordado) hacer cuando AMLO llegara a Palacio Nacional se vieron frustrados por el fraude.
La elección para definir al nuevo presidente del PRD se vio opacada por las marranadas de los chuchos y sus aliados. Por la intervención de Ulises Ruiz, de Mario Marín, de Elba Esther Gordillo. Por las corruptelas de Rafael Hernández, de Graco Ramírez, de Héctor Bautista. Por el protagonismo de Ruth Zavaleta, de Jesús Zambrano, de Horacio Duarte. El fraude no les dio. Pensaron que tenían amarrada la estrategia desde el territorio y las urnas. No les salió; y como no tenían plan B, se dedicaron a retrasar los recuentos, a agredir públicamente a otros militantes y hasta a culpar a AMLO por sus errores. A aferrarse a que se contaran votos ¡Que nunca existieron! a considerar urnas ¡Que nunca se instalaron!.
Ahora la solución parcial fue poner a dos interinos, el tabasqueño-morelense-ex PST-ex ROSCA-amigo de Ahumada-ahora chucho-Graco Ramírez; y el zacatecano-ex PSUM-amalio-Raymundo Cárdenas. Considero que fue una decisión erronea que no ayuda en nada a la supuesta unidad del partido. ¿Cuánto representa cada quién?; ¿Graco se sentará con Mouriño a venderle el 50% del PRD?
No veo mucho que hacer. Lo ideal es que las izquierdas de este país regresen a sus orígenes. Cada quién por su lado y cada cual con su propio membrete.
Ahí nomás...
ja.malacara@gmail.com
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martes, abril 22, 2008
EL FUTURO DEL PRD
Publicadas por Jacinto Malacara a la/s 12:09 p.m.
Etiquetas: ahí nomás, chuchos traidores, nueva izquierda, PRD
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