De Kaos en la Red

México:
Gobierno legítimo y popular
Edgar González Ruiz

A las cinco de la tarde del 20 de noviembre, aniversario de la Revolución Mexicana, en la plaza principal de la Ciudad de México, tomó posesión como presidente legítimo de la Nación Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien fuera candidato en las pasadas elecciones por la Coalición por el Bien de Todos, de centroizquierda.
Pese a la intensa propaganda mediática impulsada por la derecha en el poder, y contra las versiones calumniosas que están circulando en algunos medios, miles de mexicanos acudimos al acto, donde AMLO fue investido con la banda presidencial en cuyo simbolismo se el águila republicana, la enseña republicana con la que Benito Juárez encabezó un gobierno itinerante contra la invasión francesa al territorio nacional a mediados del siglo XIX.
El nuevo presidente fue ovacionado por una multitud entusiasta, sobre la que ondeaban las banderas republicanas, los estandartes amarillos, color del principal partido de la izquierda mexicana, el Partido de la Revolución Democrática, y donde muchos manifestantes exhibían pancartas contra la derecha y a favor de los ideales de justicia social.
López Obrador pronunció un discurso enérgico y preciso, donde condenó la manipulación mediática derechista, así como la corrupción de los gobernantes, su entreguismo y abusos, y el uso de policías especiales, como la PFP, para reprimir al pueblo de México.
Reiteró la necesidad de eliminar las pensiones millonarias para los expresidentes, que se han enriquecido en la misma proporción en que el pueblo ha caído en la miseria y la marginación, y anunció que las fuerzas que lo apoyan promoverán medidas de beneficio social, para mejorar las condiciones de vida de los que menos tienen, así como una mayor inversión en rubros como educación y salud, y un mayor presupuesto para las universidades públicas, y rechazarán las privatizaciones, en especial de los recursos energéticos.
Cabe señalar que en contraste con lo que hace el gobierno federal, que es favorecer exclusivamente a los empresarios y a la clase política, en la capital del país, gobernada por el PRD y cuyo exalcalde fue precisamente AMLO, se han seguido políticas de apoyo al pueblo y a la cultura, y se ha favorecido la tolerancia y la vigencia del estado laico, con medidas como la ley de sociedades de convivencia, que otorga derechos a las parejas no heterosexuales y que fue aprobada hace unas semanas.
Por el contrario, en los últimos meses del gobierno foxista se intensificó la represión sangrienta contra movimientos sociales, así como la propaganda autoelogiosa del presidente saliente, quizás el mandatario más voraz y más ignorante que ha tenido el país, y Felipe Calderón (FECAL), quien quiere ejercer el poder como resultado del fraude y de la represión, ya comenzó a hacer movimientos para impulsar la agenda derechista.
Entre ellos se cuentan, por ejemplo, la destrucción del estado laico, con reformas que fortalecerían la injerencia política del clero católico apelando al pretexto de la “Libertad religiosa”, así como la subordinación a intereses extranjeros, bien representados en el gabinete del presidente espurio, y sobre todo la imposición de mayores sacrificios económicos al pueblo de México, como los derivados del aumento que se acaba de aprobar, con el apoyo del derechista PartidoAcción Nacional, contra los intereses de las mayorías, a la vez que se propicia la acumulación de grandes fortunas por parte de empresarios y políticos vinculados al poder derechista.
Como se pudo ver en la composición del evento que encabezó AMLO, su lucha es la del pueblo, representado por obreros, campesinos, artesanos, profesionistas, pequeños comerciantes, así como jóvenes y ancianos que están fuera del mercado laboral, y tienen también una fuerte presencia en esta lucha los católicos, que optan por los pobres, y que no buscan revivir la inquisición ni beneficiarse de su cercanía con el poder económico.
Es la continuación de la lucha de Benito Juárez y de los revolucionarios mexicanos contra el conservadurismo y contra la intervención extranjera, que en México han estado representadas por el PAN, partido fundado en 1939, en pleno inicio de la segunda guerra mundial y donde tuvieron cabida las simpatías hacia Hitler, Mussolini y especialmente hacia el dictador católico Francisco Franco, emblema de la derecha católica durante mucho tiempo.
Fecal representa esa tradición aliada hoy a los grandes intereses neoliberales, que idealizan el lucro y desprecian la historia, por lo que Vicente Fox llegó al extremo de mutilar la enseña nacional creando la llamada “Aguila Mocha” para ocultar el autóctono simbolismo del nopal sobre el que debe erguirse el águila mexicana.
Por eso, AMLO cosechó el 20 de noviembre una oleada de aplausos y vítores al reivindicar en su toma de posesión la verdadera enseña nacional con todo lo que ella representa.