Actores y Escenarios
Por Luis Gabriel Osejo
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El Monstruo
Después de todo la elección presidencial, y seguramente las legislativas y las locales, no resultaron ser la “Caja de Cristal” que había presumido la semana pasada la consejera general del IFE, Teresa González, originaria de Jalisco, entidad en la que el Tribunal Electoral ordenó la reapertura y el recuento de 2 mil 705 paquetes electorales.
En total se ordenó en 155 de los 300 distritos en que se divide la República; en casi 12 mil de las 130 mil casillas que se instalaron el dos de julio pasado; y en 26 de las 31 entidades federativas y el DF.
Si en estos momentos alguien se preguntara quién de los dos candidatos punteros gana con este resolutivo judicial, sería muy difícil encontrar la respuesta; de lo que no hay duda es que el gran perdedor fue el Consejo General del IFE que desde este momento puede considerarse formalmente en el “banquillo de los acusados”.
Tanto que nos costó construirlo –dinero, vidas y tiempo- para que en una sola elección, impulsados por la ambición, la corrupción, los malos manejos y su falta de ética, las huestes de la maestra Elba Esther Gordillo, echaran por la borda la credibilidad y la honorabilidad que habían ganado desde su creación en 1990.
Tampoco hay duda al afirmar que la confianza en el Instituto Federal Electoral cayó por los suelos con todo y que se siguen lavando la cara, las manos y hasta la conciencia con infantiles espots en los que “juanita la cocinera”, “sarita la de la farmacia”, “pedro el taxista” y no sé quién más, que afirma que la elección fue limpia. Si lo hubiera sido no estaríamos donde estamos; sumidos en una tremenda crisis postelectoral.
La crisis del IFE; la crisis de la institución presidencial (comenzando por la aberrante ambición de hacer candidata a la señora Sahagún y terminando con la evidente injerencia de Fox en el proceso sucesorio); la crisis legislativa que implica la parálisis de los grandes temas y las reformas al vapor para beneficiar, por ejemplo, al duopolio televisivo; todas esas crisis tienen su origen en una más grande, la constitucional.
La gran estructura legal donde descansan las instituciones del Estado – llámese presidencia de la República, partidos políticos, elecciones, el mismo IFE, justicia, medios de comunicación, etc. – fue construida para que en México no hubiera democracia o para que la gente creyera que vivimos en un Estado Democrático.
La salida del PRI y la llegada del PAN, y de Vicente Fox Quezada, a Los Pinos solamente permitió la llegada de la alternancia; más no la transición democrática que hubiera significado la construcción, o mejor dicho, la reconstrucción de un nuevo andamiaje legal que cercara al presidencialismo absoluto, mal del que terminó por enfermarse el presidente.
Gracias a la falta de voluntad de los actores políticos que se sienten más cómodos en el poder gobernando lejos de los ciudadanos, seguimos viviendo bajo el imperio forjado por el PRI cuya fortaleza no ha desaparecido, simplemente ha evolucionado al grado de que ha logrado hacerse invisible y ha adquirido en don de la ubicuidad.
Lamentablemente para todos nosotros, el sistema político corrupto, el monstruo, sigue respirando, moviéndose, reproduciéndose pero ahora lo hace en el PAN, el alumno más aventajado del PRI que en esto de hacer trampas no sólo ha igualado al maestro, lo ha superado; tal vez por eso desde ahora los panistas dicen que nos van a hacer el favor de gobernar los próximos setenta años...cuando menos.
Queda claro que la lucha de AMLO va mucho más allá de la silla presidencial y más allá de los seis años que dura una administración federal; es la lucha contra el monstruo que no murió el seis de julio del año 2000 y que está dispuesto a mutar tantas veces sea necesario para mantenerse en el Poder.
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domingo, agosto 06, 2006
Columna que se publicará mañana en el a.m. de Qro.
Publicadas por Anónimo a la/s 5:39 p.m.
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